Messages From Gaza Now – en Español

El cuaderno de bitácora de Hossam Al-Madhoun desde Gaza

Nota: estos Mensajes desde Gaza Now fueron editados y corregidos por Ruth Lass y Jonathan Chadwick después de que Hossam en Gaza, Salma en Beirut y Shouq en Gaza nos los enviaran. Fueron leídos en dos eventos en P21 Gallery London el martes 24 de octubre de 2023 y el martes 7 de noviembre de 2023. Fueron leídos por los siguientes artistas: Ruth Lass, Laura Percival, Laila Alj, Iante Roach, Harriet Walter, Giovanni Felicioni, Nadia Nadif. , Hilary Dawson, Waleed Elgadi, Maysoon Pachachi, Joe Rizzo Naudi, Lara Salwalha, Zainab Hasan, Charles Furness, Zia Ahmed, Enyi Okoronkwo, Saeed Taji Farouky, Sofia Aser.

Translation to Spanish from 

http://aztheatre.org.uk/another-day-messages-from-gaza-now

  1. Third Day of the Bombing

Mensajes de Salma Madhoun en Beirut a Jonathan Chadwick en Londres 

  1. Sixth day of the Bombing

Sexto día de la guerra 

  1. Day 8

Día 8 

  1. Day 9 

Día 9 

  1. Don’t Know What Day

No sé qué día es 

  1. In the Market again 

De nuevo en el mercado 

  1. 20th October 2023

20 de octubre de 2023 

  1. Friends

Amigos 

  1. 21st October 2023 

21 de octubre de 2023 25

  1. Buddy

Buddy 26

  1. 22nd October 2023

22 de octubre de 2023 27

  1. War Crimes and extra information

Crímenes de guerra y otra información adicional 30

  1. Another Day 

Otro día 

  1. Think of a title if you can!

Piensa en un título si puedes. 

  1. Salma’s Message – after 30 hours

Después de 30 horas 

  1. Early Warning, Hallucinations and Insomnia 

Alerta previa, alucinaciones e insomnio. 

  1. Shouq’s message

El mensaje de Shouq 

  1. Number 4 with zeros and without 1 

Número 4, con ceros y sin. 

  1. Number 4 with zeros and without 2

Número 4, con ceros y sin. Parte 2 

  1. Sounds

Sonidos 

  1. What to write about? 

¿Sobre qué escribir? 

  1. The Valley of Death

El valle de la muerte

23. My Mother Once Again

Mi Madre otra Vez

24.  Crippled Words

Palabras Mutiladas 

  1. Queue 

Colas

  1. At the doors of the UNWRA office 

A las puertas de las oficinas de la UNRWA

  1. Suffocating Traffic Jam 

Atasco asfixiante

  1. Like Every Day

Como todos los dias

  1. Apprehension

Aprensión

  1. Gaza between the sea and the fence 

Gaza entre el mar y la valla

  1. I arrive at the market after a journey of an hour 

Llego al mercado tras un viaje de una hora (más o menos)

  1. There are hundreds of beggars 

Hay cientos de mendigos

  1. Queuing for cooking gas. 

Cola para comprar gas de cocina

  1. Fire Belt 

Cinturón de fuego

  1. Annoying Words 

Palabras molestas

  1. Survival Recipe 

Receta de supervivencia

37. Untold story from Olympus 

Historia no contada del Olimpo

38. Butterfly Effect 

Efecto mariposa

39. A Young Political and Military Strategist 

Un joven analista político y militar.

40. Bad Son 

Mal hijo

41. Back from Market 

De regreso del mercado

42. Schindler’s List 

La lista de Schindler

43. Mother Courage (not Bertolt Brecht) 

Madre Coraje (no Bertolt Brecht)

44. Fuel, Bread and Fear 

Combustible, pan y miedo

45. Fear, loneliness. 

Miedo, soledad

46. The Third displacement, to Rafah 

Tercer desplazamiento. A Rafah

47. Terror and Torture 

Terror y tortura

48. Day and Night 

Día y noche

49. Horror and Relief 

Horror y alivio

50. Abo Khaled Abdel’al 

Abu Khaled Abdel’Al

51. Agony

Agonía

52 Back to Sawarha Again

Regreso a Sawarha

53. Writing Again 

Escribiendo de nuevo

54. Solidarity and other things 

Solidaridad y otras cosas

55. Game of Death

Juego de muerte

56. Writing and Painting

Escribir y pintar

57. Abu Hamza

Abu Hamza

58. Miracle

Milagros

59.  Another day under war

Otro día bajo la guerra

60. Winter, wind and water

Invierno, viento y agua.

61. Message from a dear friend 

Mensaje de una querida amiga

62.  Empty head, full heart

Cabeza vacía, corazón lleno

63.  In Rafah

En Rafah

64.  The Last Shelter / The Last Resort 

El último refugio / El último recurso

65. Hospital

Hospital

66. Not a Diary, just statistics 

No es un diario, solo estadísticas.

67.  On the Road

En la carretera

68.  Scarface

Caracortada

69.  Appeals

Llamadas

70. Sleepless

Insomne

71.  Little Dreams

Pequeños sueños

72.  Shrapnel – Splinters

Metralla – Esquirlas

73.  Unaccompanied child

Niño no acompañado

74.  In the news / Not in the news

Sale en las noticias / No sale en las noticias

75.  Air strikes kill, air food drops kill more

Los ataques aéreos matan, los lanzamientos aéreos de alimentos matan más

76. Little Stories

Pequeñas historias

77.  What to answer when you have no answer

Qué decir cuando no se tiene respuesta

78. A Memory

Un recuerdo

79. Ramadan

Ramadán

80. Two million meals

Dos millones de comidas

81. White page

Página blanca

82.  Talking about me

Hablando de mi

83. I lived

He vivido

84. Birds in paradise

Aves en el paraíso

85. Why does this happen to me and my family?

¿Por qué nos pasa esto a mí y a mi familia?

  1. Small Battles in a Big War

Pequeñas batallas en una gran guerra

  1. Bad Omen

Mal presagio

  1. World Theatre Day

Día Mundial del Teatro

  1. What remains for us?  What remains of us? 

¿Qué nos queda? ¿Qué queda de nosotros?

  1. Sisyphus

Sísifo

  1. Escaping

Huyendo











1. Third Day of the Bombing

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre de 2023

 

Tercer día de la guerra más los mensajes de Salma

 

Publicado el 08/11/2023

 

Nota: estos Mensajes desde Gaza Now fueron editados y corregidos por Ruth Lass y Jonathan Chadwick después de que Hossam en Gaza, Salma en Beirut y Shouq en Gaza nos los enviaran. Fueron leídos en dos eventos en P21 Gallery London el martes 24 de octubre de 2023 y el martes 7 de noviembre de 2023. Fueron leídos por los siguientes artistas: Ruth Lass, Laura Percival, Laila Alj, Iante Roach, Harriet Walter, Giovanni Felicioni, Nadia Nadif. , Hilary Dawson, Waleed Elgadi, Maysoon Pachachi, Joe Rizzo Naudi, Lara Salwalha, Zainab Hasan, Charles Furness, Zia Ahmed, Enyi Okoronkwo, Saeed Taji Farouky, Sofia Aser.

 

Hossam Madhoun en Gaza

 

Tercer día de la guerra.

 

2.22 am

 

Intentando dormir

 

Pero no sé cómo. Bombardeos todo el tiempo, ruido de varios bombardeos, ruido de bombardeos a lo lejos, ruido aún más lejos, ruido no muy lejos pero no tan cerca, ruido cerca pero sin impacto en el edificio, ruido muy cerca y el edificio tiembla, las ventanas quieren reventar, pero algo, no sé qué, las mantiene en su lugar. Tal vez con el próximo bombardeo no se mantengan en su sitio y exploten de una vez, pero de momento, todavía no.

 

Después de tres días con la misma atmósfera horrible, sin dormir, mis ojos se están cerrando. Sin embargo, mi cabeza me sacude para mantenerme despierto, sin saber nunca qué sucederá, sin saber si el próximo bombardeo nos alcanzará o nos obligará a evacuar como miles de personas que ya han evacuado sus hogares.

 

Hemos preparado una bolsa de “escape”, pero el escenario de la evacuación es una pesadilla. Con mi madre discapacitada de 83 años en silla de ruedas y mi perro aterrorizado, pero por supuesto con mi fuerte esposa.

 

Aún no hemos decidido a dónde evacuar. ¿Dónde ir? Las opciones son cero. Cualquier movimiento hacia otros miembros de la familia en otras ciudades es ya un intento de suicidio. Cerca de aquí, unos amigos están acogiendo a muchos de sus familiares. ¿Quizás quedarse dentro del coche sería una opción? Realmente no lo sabemos.

 

Sí, empecé intentando conciliar el sueño. Ok, nuevamente intento dormir a las 2:22 a.m.

 

Creo que lo he conseguido. A las 4:37 am, mi esposa Abeer estaba llamándome, escuché mi nombre como si viniera de muy lejos, Abeer me llama de nuevo ‘¿Qué?’ Dije, todavía con los ojos cerrados.

 

“Están llamando a la puerta”. Abro los ojos, no veo nada, oscuridad total. No hay electricidad, ni generador de reserva, ni una mínima luz de la calle. Oscuridad.

 

Dije: “No llaman”. Ella dijo: “Escucha”. Escuché. Se oyeron suaves golpes en la puerta. Tomé mi móvil, encendí la linterna y me acerqué a la puerta principal. Los suaves golpes continuaron.

 

  • ‘¿Quién es?’
  • ‘La madre de Saleh’ (nuestra vecina del quinto piso)
  • (Sin abrir la puerta) ‘¿Qué pasa Om Saleh?’
  • “Es Salma, tu hija del Líbano, lleva horas intentando comunicarse contigo y al no conseguirlo, ha llamado a mi sobrina de Jordania, que me ha llamado a mí para que te localizara. Está muy asustada porque no respondes”.
  • “Gracias, Om Saleh”

 

Intento llamar a Salma, pero es imposible, no hay internet, no hay móviles desde las 11 de la noche de ayer, cuando la aviación israelí bombardeó la compañía de telecomunicaciones.

 

Salma, nuestra única hija, está lejos de nosotros por primera vez en su vida, en el Líbano desde hace un mes, para hacer un máster. Me siento muy frustrado, debo encontrar una manera de contactarla, de tranquilizarla, sé que se derrumbará si no tiene noticias nuestras, ya ha pensado en dejar  el máster y volver a casa para estar con nosotros.

 

Los bombardeos continúan mientras esto sucede, el perro se pega a mí por miedo, mi madre se despierta pidiendo ir al baño. Y yo intentando pensar qué hacer.

 

Intento llamar a Salma por el móvil, todas las llamadas fallan.

 

Bajé al sótano del edificio donde se refugiaron al menos seis familias de los pisos superiores.

 

Pregunté si había alguna forma alternativa de conectarse a internet o de comunicarse y me dijeron: “No, todos hemos perdido esta posibilidad”.

 

El guardia del edificio dijo: “Si sales del edificio, es posible que tengas señal”.

 

¿¿Salir?? ¿En esta oscuridad? ¿En la calle? ¿Mientras hay bombardeos cada segundo y nadie sabe dónde están ocurriendo ni cuáles son sus objetivos?

 

Sin embargo, no tardé nada. Me alejé del edificio en la dirección que el guardia me indicó, intenté llamar, fallé, avancé más e intenté de nuevo, fallé, me alejé e intenté de nuevo, después de al menos 17 veces, el móvil sonó en el otro extremo. Salma, sí, por fin. Ella no dijo nada. Se sumió en un profundo llanto, la comprendí, podía imaginar lo que había pasado durante estas horas sin localizarnos. La dejé llorar, yo también tenía muchas ganas de llorar, pero no podía, no debía. 

 

‘Salma, estamos bien, estamos vivos, sabes que no hay comunicaciones’.

 

Realmente no sé lo que dije hasta que se calmó.

 

Luego se fue a su universidad y yo volví para pensar con Abeer: si tuviéramos que evacuar, ¿a dónde iríamos?

 

Son las 9:45 de la mañana. He terminado de escribir este post.

 

Mensajes de Salma Madhoun en Beirut a Jonathan Chadwick en Londres

 

Mi familia no tiene internet desde ayer, así que decidimos que me enviarían un mensaje de texto cada dos horas para tranquilizarme y saber que están bien.

 

Hasta que reciba el mensaje, estaré vomitando mis entrañas por el terror. Que Dios los proteja y los mantenga a salvo.

 

Más tarde:

 

¡Me siento culpable por estar a salvo!

 

Más tarde:

 

Pienso que las palomas que vuelan junto a mi ventana son misiles que están a punto de asesinarme.

 

Luego Salma escribió:

 

No hay cobertura mediática, más de siete periodistas han sido asesinados, no hay electricidad, internet, líneas telefónicas de auxilio, ni agua, y toda ayuda tiene prohibida la entrada a la Franja de Gaza. Hoy, Gaza es más que una simple prisión al aire libre; también es una zona cerrada de genocidio.

 

Esta agresión no excluye a nadie, ni siquiera a los niños. Me pregunto cómo amenazan con una ocupación tan agresiva. Están asesinando a personas inocentes, civiles, mujeres y niños de las peores formas posibles. Están viendo a sus familias y a sus seres queridos morir frente a ellos.

 

Los trabajadores sanitarios ven los cadáveres de sus familiares entre las víctimas a las que intentan ayudar. Numerosos hospitales en la Franja de Gaza han dejado de funcionar por completo debido a los bombardeos, e incluso las ambulancias han sido atacadas. Esta ocupación hostil no quiere que se atienda a los heridos; su propósito explícito es hacer desaparecer la ciudad y los civiles que viven en ella. La Defensa Civil y la Cruz Roja no pueden llegar a los lugares masacrados y no pueden ayudar a la cantidad de personas que están expuestas a esta agresión. La gente llora y pide ayuda bajo los escombros sin recibir ninguna asistencia.

 

¿Dónde está la comunidad internacional que trata de aplicar el Derecho Internacional Humanitario? ¿Por qué los lamebotas siguen asustados, se tapan los ojos y mantienen la boca cerrada? ¿Qué debería mover a los países y a la voluntad general aparte de una matanza al por mayor?

 

Dejé Gaza hace un mes para estudiar un máster en el Líbano. Fue una decisión difícil de tomar porque en Gaza a cualquiera le puede pasar cualquier cosa en cualquier momento; pero mis padres me apoyaron y viajé para obtener una mejor educación en una universidad excepcional.

 

Ahora estoy a 300 kilómetros de mis padres, pero me parecen millones, ya que volver a Gaza es casi imposible. La distancia aumenta mi sensación de impotencia, ya que anhelo estar con mi familia.

 

¿POR QUÉ PENSÉ QUE VIAJAR EN BUSCA DE UNA MEJOR EDUCACIÓN ERA UNA BUENA IDEA? MIENTRAS TANTO MI FAMILIA Y AMIGOS ESTÁN SIENDO ATACADOS Y MI DESTINO DE ESTAR BAJO ESTA OCUPACIÓN HOSTIL, NUNCA ME DEJARÁ.

 

2. Sixth day of the Bombing

Mensajes desde Gaza ahora Octubre de 2023 – Sexto día de la guerra

Publicado el 08/11/2023     Hossam Madhoun en Gaza

 

Sexto día de la guerra

 

2:22 am

 

¡Qué casualidad!

¿Cómo es que es la misma hora que el tercer día?

A las 2:22 de la madrugada Abeer, mi esposa, me despierta. Me había ido a dormir a la 1:45.

-‘¿Qué pasa?’

-‘Levántate y ven a ver esto’

-‘¿Qué?’

 

Me enseña un mensaje que recibió en el móvil.

 

El CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja) ha enviado un mensaje a todo su personal pidiéndoles que salieran del norte de Gaza y de la ciudad de Gaza hacia la zona central de Gaza, ya que el ejército israelí planea destruir el norte.

 

Todo residente en los dos municipios del norte deben salir entre el amanecer y las 14 horas.

 

¿Qué? ¿Dos de los cinco municipios van a ser completamente destruidos? ¿1,1 millones de personas tienen que trasladarse hacia el centro y el sur?

 

El mensaje iba acompañado de un mapa de Gaza que indicaba las zonas que debían ser evacuadas.

 

Debido a los continuos bombardeos, muchas familias del edificio donde vivimos pasan la noche en el sótano del edificio, que tiene 7 plantas y 32 apartamentos.

 

Me puse algo de ropa y bajé para ver si alguien más había recibido ese mensaje.

 

En el sótano, sobre una gran alfombra y algunos colchones, duermen 8 hombres y 13 niños.

 

Despierto a uno de los vecinos. Hablo con él sobre el mensaje. El resto de los hombres se despertaron, algunos empezaron a llamar, a los pocos minutos el mensaje es confirmado por varias personas, el personal de la ONU también recibió el mismo mensaje.

 

¿¿¿Qué hacer???

 

Durante más de 30 minutos cada uno se dirige a su piso, luego vuelven, se reúnen algunos vecinos más, una pregunta flota en el aire sin respuesta: ¿qué habéis decidido?

 

Son las 5:30 de la mañana, todavía está oscuro, aún no ha amanecido.

 

Regresé a casa para consultar con Abeer. Ella trabaja para una organización humanitaria internacional, Humanidad e Inclusión. Ya ha recibido el mismo mensaje de su ONG.

 

¿Dónde ir? La segunda pregunta queda en el aire sin respuesta: ¿Qué pasa con mi anciana madre que no puede moverse? ¿Qué pasa con nuestro perro? ¿Qué pasa con nuestra casa?  Pasamos 25 años de nuestras vidas trabajando como locos para ahorrar suficiente dinero para tener nuestra propia casa.

 

Desde las 2:22 am hasta las 6:30 am no pudimos pensar con claridad.

 

No confiamos en los israelíes, cometen masacres, ya las han hecho, muchas, y nosotros hemos sido testigos de ello. No podemos arriesgarnos a quedarnos aquí.

 

Las bolsas de “escape” ya estaban listas desde el primer día de la guerra en Gaza. Decidimos trasladarnos a la zona central, al campamento de Nuseirat para refugiarnos en casa de la familia de Abeer. La familia de Abeer ya acoge a la familia de su hermana (dos niñas, padre y madre).

 

A las 6:45 am, mientras llenaba el coche con cosas que pudiéramos necesitar, me llamó Salma, mi hija, que está cursando un máster en el Líbano. Recibió la noticia, estaba aterrorizada, llorando, intentamos calmarla, no hay palabras que puedan calmar a nadie en esta situación, finalmente entendió que seguimos vivos y que nos vamos.

 

Salma está cursando un máster en derechos humanos y democracia, estudia DIH y DIDH (abreviaturas majestuosas para significados muy profundos) – DIDH (Derecho Internacional de los Derechos Humanos) DIH (Derecho Internacional Humanitario). Leyes que pueden hacer que cualquier criminal de lesa humanidad rinda cuentas ante la Corte Penal Internacional.

 

Sin embargo, estas grandes palabras no se aplican a todos. Pueden aplicarse a países pequeños y débiles, pero nunca a países occidentales y, con seguridad, nunca se aplicarán a Israel, haga lo que haga.

 

La ocupación militar de otras naciones ya es un crimen contra la humanidad, pero la ocupación israelí de Palestina durante décadas nunca ha sido cuestionada.

 

Israel cometió más de cinco guerras en Gaza, matando a miles de personas, hombres, mujeres, niños, destruyendo casas, edificios, escuelas, hospitales y, sin embargo, Israel nunca rinde cuentas.

 

Ahora y hoy Israel está practicando un genocidio y una limpieza étnica de 1,1 millones de personas, despojándolas de sus hogares seguros para enfrentar lo desconocido, y sin embargo el mundo está observando e, incluso, está justificando lo que Israel hace.

 

Más de 2.500 muertos, entre ellos al menos 800 niños y 450 mujeres y han herido a más de 8.000 personas, destruyendo miles de casas y edificios civiles. Sin embargo, las manos israelíes están libres para hundirse más y más en nuestra sangre.

 

55 años he vivido en esta tierra y no he visto nada más que violencia, prisión, muerte, sangre, bombardeos, ataques aéreos, bloqueo, restricción de movimientos, sin esperanza, sin seguridad, y ¿por qué? ¿Por qué todo esto? Porque accidentalmente, geográficamente, nací en Gaza. ¿Qué culpa tengo? ¿Qué acusación? Nacido en Gaza y desde el primer aliento he sido tildado de terrorista por los israelíes, con luz verde de Occidente para hacernos lo que quieran.

 

6:55 suena el móvil, es el hijo de mi amigo, cuya casa fue gravemente dañada hace dos días por el bombardeo de un edificio cercano.

 

Respondo a la llamada: “Sí, Yousif, díme”.

 

Yousif: “Tenemos que irnos a Khan Younis. Como nuestra casa sufrió daños, nos fuimos a la ONG donde trabaja mi padre. Y ahora tengo demasiada gente para llevar a Khan Younis. ¿Tienes sitio en tu coche para dos o tres personas?

 

Sé que una gran parte de la familia de Yousif se trasladó a su casa desde Khozaa, una aldea al este de Khan Younis que fue duramente bombardeada en los dos primeros días de la guerra.

 

No podría dar otra respuesta que no fuera sí.

 

Hablé con Abeer, ya habíamos llenado la mitad del asiento trasero con cosas para llevarnos, pero no podemos dejar a la familia de mi amigo sin ayuda, comenzamos a reorganizar nuestras cosas por prioridad y volvimos a llevar la mitad de las cosas a casa.

 

7:25 am. Estamos de camino a casa de mi amigo, mi anciana madre en el asiento delantero y Abeer con nuestro perro en el asiento trasero, liberando espacio para llevar a otras dos personas.

 

La familia de mi amigo todavía estaba haciendo las maletas, son más de 25 personas que se apretujaban en dos coches grandes. Nos llevamos a otra anciana y a un joven.

 

Gran explosión de bombardeo, no muy lejos, pero no sabemos dónde.

 

Antes de empezar a movernos, tuvimos que decidir qué camino tomar: ¿qué carretera sería más segura?

 

Gaza, de 42 kilómetros de longitud y entre 6 y 12 kilómetros de ancho, está conectada de norte a sur por sólo dos carreteras principales: la carretera marítima, que está expuesta a los bombardeos de la marina israelí, y la carretera de Salah Ad-Din, que también está expuesta a ataques aéreos y bombardeos de artillería del este.

 

No hay mucho tiempo para pensar, las posibilidades de cuál es más seguro son 50 – 50.

 

Empezamos a conducir, la carretera del mar, vacía, muy pocos coches pasando, algunos circulan a regañadientes y otros circulan muy rápido. De vez en cuando vemos edificios destruidos al borde de la carretera junto al mar, escombros bloqueando la carretera y tenemos que rodearlos de vez en cuando.

 

Mirando el mar, vemos barcos de la marina en el horizonte, la anciana reza en voz alta, Abeer intenta charlar con las señoras para calmarlas, mientras nuestro perro está completamente en silencio, como si supiera que algo anda mal.

 

Sonido de bombardeo

 

Nuestro plan era parar en la zona central, a sólo 14 kilómetros, pero no podemos dejar a nuestros amigos, seguimos con ellos hasta Khan Younis, 32 kilómetros. Llegamos sanos y salvos. Nos pidieron que nos quedáramos con ellos y que no volviéramos en coche porque podría ser muy peligroso. Era una opción, pero no había suficiente espacio, preguntamos por ahí si podíamos alquilar un piso, pero ya era demasiado tarde: miles de familias que llegaron antes que nosotros desde el este de Khan Younis y muchos otros lugares han llenado cada rincón de Khan Younis, incluidas escuelas, clubes deportivos, salones de bodas, restaurantes y locales de ONG, cada espacio vacío se llenó de nuevos refugiados. Otra diáspora de palestinos, otra migración, otra catástrofe.

 

Sonidos de bombardeos desde muchas direcciones.

 

Mi madre llora de dolor, más de una hora y media en el coche, su cuerpo no lo tolera.

 

Iniciamos nuestro viaje de regreso a la zona central, el campamento de Nuseirat, donde vive la familia de mi mujer.

 

Conducíamos hacia el norte y ahora venían muchos más coches del norte hacia el sur, coches llenos de gente y cosas, casi todos los coches tenían colchones atados encima. Algunos colchones y mantas se caían y los veíamos de vez en cuando en la carretera.

 

Sonidos de bombardeos todo el tiempo.

 

9:42 am llegada a Nuseirat.

 

Todos empiezan a vaciar el coche, la comida que traíamos de la nevera hubo que tirarla, la carne y el pollo estaban podridos porque se había cortado la electricidad los últimos 2 días.

 

“¿Tenéis suficiente gas para cocinar?” Pregunté porque sabía que tal vez no tuvieran. ‘Tenemos un poco.’ ‘¿Tenéis bastantes colchones?’ ‘Tenemos algunos.’ ‘¿Hay suficiente agua potable?’ ‘Tenemos un poco’.

 

El ruido de los bombardeos no cesa.

 

Como el coche está vacío, empiezo a moverme, Abeer grita: ‘¿Qué estás haciendo? ¿Adónde vas?’

 

“Vuelvo a Gaza para traer lo que dejamos en casa. No sobreviviremos sin todo ello”. Respondí y seguí adelante ignorando sus gritos de objeción.

 

Sabía que conducir de vuelta a Gaza podía ser un intento suicida, los israelíes quieren que nos vayamos de Gaza hacia el sur, no que vayamos al norte, de regreso a Gaza.

 

En menos de 12 minutos estaba en casa, creo que conduje a más de 140 kilómetros por hora, no por valentía sino por miedo.

 

Llené el coche con todo lo que pude, botellas de agua, colchones, mantas, 2 bombonas de butano de 12 kilos cada una, hasta las galletas que vi frente a mí las cogí, creo que involuntariamente, pensando en los niños que estaban allí.

 

Mientras escribía, ruido de bombardeos y drones todo el tiempo.

 

Ahora es el segundo día en casa de mi suegro,

 

No sé qué hacer, intento llamar a nuestra hija en el Líbano de vez en cuando, no hay internet, no hay electricidad, el agua se está acabando, podría ser suficiente para los próximos 3 días con un uso muy racionado.

 

Los bombardeos continúan.

3. Day 8

Mensajes desde Gaza ahora Octubre de 2023 – Día 8

Publicado el 08/11/2023     Hossam Madhoun en Gaza

Día 8

Sentado sin hacer nada con la cabeza llena de escenarios horribles. Mi cuñado, que también se refugió en Nuseirat con su esposa y sus dos hijas, está sentado en el suelo hablando por el móvil, comprobando la seguridad de sus hermanos que se refugiaron en una escuela a dos kilómetros de aquí.

Pregunta: “¿Dónde fue el último bombardeo que oíste?”

:—–

“¿Hay muertos por el bombardeo?”

:—–

‘¿Estás lejos de ese lugar ahora?’

:——

Deja el móvil, y todos empiezan a preguntarle: ‘¿Dónde?, ¿Qué pasó? ¿Quién es el objetivo? ¿Cuántos muertos? ¿Están bien tus hermanos?

“Están bien”, responde Mohammed. El bombardeo se produjo cerca de ellos, en una casa y dejó 30 muertos, hombres, mujeres, niños y bebés.

Como todos son de Nuseirat empiezan a preguntarse quién podría ser, qué casa fue bombardeada. Me quedé allí sentado, escuchando y mirando.

El dron en el cielo nunca está en silencio, el ruido taladra mi cabeza. Se oyen bombardeos a lo lejos.

De repente Abeer me sacó de mi silencio diciendo: ‘¡Estabas soñando anoche! ¿No recuerdas lo que pasó?

‘¿Qué pasó?’

‘¿Realmente no lo sabes?’

‘¿De qué estás hablando?’

“Anoche tuviste una pesadilla”

‘¡¿Yo?! ¿De verdad?’

Nota: toda la familia duerme en el primer piso, mi madre y yo dormimos en el segundo.

‘Sí, la tuviste, gritabas –‘madre, madre, oh Dios mío, mi madre – Mohammed y su mujer subieron corriendo pensando que algo le había pasado a tu madre, pero estabas dormido y tu madre también, intentaron despertarte, pero no pudieron. Te quedaste dormido.

“Realmente no sé de qué estás hablando”.

De todos modos, no hay que avergonzarse, es lo mínimo que le puede pasar a cualquiera en nuestra situación.

Ruido de bombardeo, ni cerca ni lejos.

Después de esta historia todos se ponen a charlar, cae la noche, encendemos una vela.

 

Hossam Almadhoun

4. Day 9

Mensajes desde Gaza ahora Octubre de 2023 – Día 9

Publicado el 08/11/2023     Hossam Madhoun en Gaza

Día 9

21:52  En mi colchón, solo en la oscuridad, usando la luz de mi móvil, me arriesgo a quedarme sin batería, esperando poder terminar de plasmar todo lo que tengo en la cabeza, sí, ahora estoy reescribiendo lo que ya escribí en papel, pues ayer conseguí cargar la batería de mi portátil en la mezquita cercana, que tiene paneles solares.

Estoy sentado en el colchón intentando recordar lo sucedido durante este extraño día.

Bombardeos de vez en cuando y el horrible ruido del dron todo el tiempo sobre mi cabeza.

A las 10 de la mañana fui al mercado de Nuseirat.

El campamento de Nuseirat está en la zona central de la Franja de Gaza, donde nos refugiamos con mi esposa y mi madre discapacitada de 83 años, tras abandonar nuestra casa en la ciudad de Gaza, buscando una seguridad no garantizada, en casa de la familia de mi esposa.

El campamento tiene una calle principal que lo atraviesa desde Salah Ad-Din Road hasta la carretera marítima.

El mercado principal ubicado en medio de esta calle tiene unos 200 metros de largo. A ambos lados hay tiendas, supermercados, ultramarinos, vendedores de verduras, carne, pollo, artículos del hogar, tiendas de ropa, productos de segunda mano, todo se puede encontrar en este mercado.

El campo de Nuseirat tiene 35.000 habitantes. De repente, en dos días recibió a más de 100.000 personas que huían del norte y de la ciudad de Gaza en busca de refugio y seguridad. La mayoría se refugió en las 13 escuelas del campamento, sin nada, absolutamente nada más que lo que pudieron llevar consigo. Sin medios de vida, sin comida, sin agua, sin camas, mantas, colchones, alfombras, nada. Esperando que la UNRWA y las ONGs internacionales les proporcionen las necesidades básicas.

Sé que el campamento de Nuseirat siempre está ajetreado. Sólo consta de esta calle que tiene 200 metros de largo y 20 metros de ancho.

Llegamos al mercado a las 10:20 am. Está a sólo 5 minutos en coche de la casa de mi suegro.

¿Qué he visto? ¡Este no es el mercado que conozco! Miles y miles de personas por todas partes, hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, madres con sus hijos en brazos, de todas las edades. Moviéndose de un lado a otro, de izquierda a derecha, entrando y saliendo de las tiendas intentando comprar algo de pan o artículos básicos.

Mirando las caras de la gente, sientes que algo va mal, no es normal, los rostros son muy sombríos, los hombres van con la cabeza gacha, inmediatamente sientes que están destrozados, débiles, derrotados, incapaces de brindar seguridad a sus hijos, lo primero que los padres deberían poder ofrecer a sus familias, lo han perdido. Caminas entre la gente y sientes el miedo, el pánico, la desesperación, sientes la oscuridad por la que se mueven, es de día, por la mañana, y se siente muy oscuro, una oscuridad que se ha convertido en algo material, algo que puedes tocar con tus manos.

Todos se mueven rápido, se diría que tienen prisa por comprar comida o artículos esenciales. Pero con una mirada atenta te das cuenta de que van rápido queriendo ocultar sus sentimientos de vergüenza y miedo, vergüenza que no deberían sentir, pero la sienten. Quieren ocultar su impotencia, sus preocupaciones, sus inquietudes, su rabia y su frustración.

Es el día del juicio final.

Abandonaron sus hogares sin saber si algún día volverán, en sus cabezas resuenan las historias de sus padres y abuelos, sobre el desplazamiento y la migración forzada en 1948 y 1967. Los palestinos perdieron sus hogares, sus tierras y muchos perdieron la vida en aquel genocidio. Tienen pánico de que se trate de un nuevo genocidio. ¿Es este nuestro destino como palestinos? ¿Debemos sufrir de tiempo en tiempo un nuevo genocidio?

Intento concentrarme. ¿Para qué vine al mercado? Sí, necesito comprar pan y comida. En la panadería hay una cola de más de 100 personas, tardaré horas en conseguir pan. Le pedí a mi cuñado que se pusiera a la cola y yo voy al supermercado a comprar las demás cosas.

Ruido de bombardeo cercano, muy fuerte. Todos en el mercado se quedaron congelados, incluido yo, durante un instante, como si alguien nos hubiera paralizado con un control remoto y luego lo volviera a quitar. La gente continúa con lo que estaba haciendo, nadie se para a saber dónde está el bombardeo, ya que cada 5 minutos hay uno. Cientos de bombardeos cada día, en todas partes, historias de casas destruidas sobre sus habitantes.

Estamos aislados del mundo, sin internet, sin radio, sin televisión, sin noticias. Somos la noticia, pero nosotros no podemos informarnos, solo tenemos móviles que se conectan con dificultad tras varios intentos. Nadie puede ponerse al día de lo que sucede.

Mientras recogía lo que necesito en el supermercado, sonó el móvil, es mi mujer Abeer, grita:

“Vuelve ahora, Salma nuestra hija ha tenido un ataque de pánico, está llorando sin control”.

Salma, nuestra única hija, está en el Líbano.

Volví rápido, me llevé a mi cuñado sin conseguir pan.

De camino a casa vimos una ambulancia y algunas personas reunidas cerca de una casa destruida, junto al cementerio que se encuentra entre nuestra casa y el mercado, a 300 metros de cada lugar.

Dos cuerpos cubiertos yacían a un lado de la carretera y los paramédicos estaban llevando otro cuerpo junto a estos dos.

Llegamos:

  ‘¿Qué pasa?’, pregunté.

Abeer respondió: Salma oyó en las noticias del Líbano que se había producido un bombardeo en una casa cerca del cementerio, sabe que nuestra casa no está lejos, le entró pánico, pensó que podríamos haber resultado heridos.

Llamé a Salma. Después de 13 intentos fracasados, Salma finalmente respondió.

“Mi querida hija, estamos a salvo, estábamos lejos del bombardeo”.

Tardé cinco minutos en calmarla.

Abeer y yo estamos en Nuseirat, el cementerio está a 300 metros de su casa y a 300 metros del mercado, pero nosotros no sabíamos lo que había pasado. Mi hija, a 270 kilómetros de distancia, en el Líbano, recibió la noticia antes que nosotros. Nos mantienen en la oscuridad.

Bueno, basta por esta noche, la batería de mi móvil se está acabando y el dolor de mi espalda ya no es soportable.

5. Don’t Know What Day

Mensajes desde Gaza ahora, octubre de 2023: ¡No sé qué día!

Hossam Madhoun en Gaza

No sé qué día es

No sé qué día es en esta maldita guerra.

Sentado en el mostrador de la clínica de la UNRWA en Nuseirat

Mi mujer decidió ayer que no puede quedarse sin hacer nada, ella trabaja para Humanidad e Inclusión. Tienen un stock de dispositivos de asistencia, suministros médicos, sillas de ruedas y cosas similares.

Se puso en contacto con su colega Osama que ya estaba sobre el terreno buscando manos extras para ayudar.

Fuimos a las escuelas de la UNRWA donde se refugiaban los desplazados.

Visitamos cuatro escuelas para contar cuántos discapacitados, mujeres embarazadas, ancianos enfermos, bebés lactantes y heridos necesitan suministros médicos.

La afluencia en las escuelas era infernal, más de 4.000 personas en cada una.

Las escuelas constan de 22 aulas, 2 salas de administración y 12 baños, con un patio delantero de unos 120 metros cuadrados.

Dentro de las aulas se apretujaban mujeres y niños.

Los hombres están todos en el patio delantero, nadie puede imaginarse cómo se las arreglan, ¡¡¿si es que se las arreglan?!!

Sin suministro de agua, las enfermedades de la piel empiezan a propagarse como una pandemia.

Nos reunimos con los voluntarios y los responsables del refugio para informarnos sobre las personas necesitadas y de qué tipo de necesidades. Cientos de personas se reúnen y nos rodean con la esperanza de que podamos ayudar a llevar alimentos o cualquier otra necesidad básica. Multitud, ruido, 5.000 personas hablan, gritan, pelean, discuten al mismo tiempo en un espacio muy reducido, niños llorando, el olor es insoportable.

En 3 horas, reunimos la información necesaria:

278 personas discapacitadas

301 mujeres embarazadas

167 bebés lactantes

77 heridos que necesitan material médico

198 ancianos y ancianas que necesitan dispositivos de asistencia, sillas de ruedas, muletas, etc.

De vuelta a la clínica de la UNRWA, un colega de Abeer coordinó el traslado de todo el material de Deir Al Balah a Nuseirat.

Abeer inició la verificación cruzada con el equipo de UNRWA para evitar duplicaciones en la distribución.

Osama llegó con un gran camión lleno de materiales, necesitábamos bajarlo al almacén de la clínica. Éramos Osama, Abeer, yo, dos voluntarias y dos miembros del personal de UNRWA.

Dos horas para descargar el camión, estábamos agotados, es tarde, oscurece en menos de 45 minutos, es absolutamente peligroso moverse en la oscuridad, teníamos mucho miedo, decidimos posponer la distribución para mañana.

Es mañana cuando escribo esto. Osama llega con otro camión que hay que descargar. Es suficiente la gente que hay para ayudar, son las 11 de la mañana.

 

    

   

 

6. In the Market again

Mensajes desde Gaza ahora, octubre de 2023: Nuevamente en el mercado

Hossam Madhoun en Gaza

 

De nuevo en el mercado

 

Jueves 19 de octubre de 2023

 

A las 9 de la mañana nos dirigimos a la clínica de UNWRA con mi mujer para coordinar y distribuir los dispositivos de asistencia disponibles, kits de dignidad para mujeres, muletas y sillas de ruedas para las personas que identificamos ayer en los cuatro refugios-escuelas.

 

Después vamos al mercado, allí ningún día es igual a otro, cada día es diferente.

 

En el mercado hay una gran multitud. La gente es la misma, caras sombrías, cabeza gacha. Se han producido algunos cambios. La gente ya no tiene prisa. La gente camina como zombies. La gente camina como si no tuviera ningún propósito.

 

Mientras caminaba como los demás, un hombre chocó conmigo. Mis gafas de lectura, que cuelgo de mi pecho, sujetas a la camisa, caen al suelo y se rompen. El hombre sigue caminando sin decir nada, ni siquiera mira hacia atrás para ver con quién ha chocado.

 

Mi plan era llegar a la clínica de UNWRA, dejar a Abeer allí e ir a hacer algunas compras. Ahora un nuevo elemento en la lista, gafas de lectura. ¿Cómo puedo leer o escribir sin ellas?

 

En fin, otro artículo para comprar hoy además de pan y verduras, tal vez un pollo si encuentro alguno. No hay fruta de ningún tipo en el mercado.

 

El martes a las 4.30 de la mañana, la aviación israelí atacó una de las dos únicas panaderías del campamento. Nueve personas murieron en el bombardeo, los empleados estaban allí trabajando y preparando todo el pan posible.

 

La cola en la panadería se ha duplicado. Antes había unos cientos de personas en 50 metros a lo largo de la calle. Ahora las personas en la cola son innumerables.

 

Olvídate del pan. Tardarás medio día en conseguir pan suficiente para un día. Además no se puede comprar la cantidad que se desea; está racionado para que todos puedan conseguir un poco.

 

¿Qué hacer? Compraré harina para pan y lo haré en casa. ¿Pero cómo? Lo mismo que hacían nuestros abuelos hace 80 años en nuestra tierra natal, Almajdal (que ahora se ha convertido en una ciudad israelí llamada Ashkelon). ¡Sobre el fuego!

 

Por suerte mis suegros viven en una zona semirrural. Podemos encontrar leña para el fuego. No sé cuánto durará, pero planifiquemos día a día.

 

Fui a todos los supermercados y tiendas de comestibles buscando harina para pan. No hay. Cero. Nada.

 

Pasan unas horas y veo a un hombre cargando un saco con 30 kilos de harina panificable. Le pregunto de dónde lo ha sacado.

 

‘¡Supermercado Albaba!’

‘¿Dónde está eso?’

‘¡En el campamento de Bureij!’

 

El campamento de Bureij también se encuentra en la zona central de la Franja de Gaza. Está en el lado este de la carretera de Salah Ad-Din, mientras que Nuseirat está en el lado oeste, junto al mar.

 

¡Menudo dilema! Ir hacia y a lo largo de la carretera Salah Ad-Din no es nada seguro. Pero no tengo elección. Conduje directamente hasta Bureij. El supermercado estaba en medio del campamento. Por suerte aún quedaba harina para pan. Compré 30 kilos. El hombre se niega a venderme más, diciendo que otras personas también lo necesitan: “Tengo mis propios clientes y no quiero decepcionarlos si vienen a comprar”. ¡Es justo!

 

De vuelta a la clínica de la UNWRA. Abeer y su hermana, que decidió ser voluntaria con ella, y algunos otros colegas estaban allí después de un largo día en los refugios. Estaban cansados, agotados, era evidente.

 

Les pregunté si habían comido o bebido algo

Dijeron no.

 

Fui a la tienda cercana y compré zumos y galletas. Tenía mucha hambre y también sed. Mientras volvía saqué una galleta y empecé a comerla cuando vi a un niño sentado en la acera mirándome. Parecía pobre, con ropa sucia y descalzo. Cogí una galleta y se la ofrecí. Al principio no quiso cogerla, pero insistí y se la comió.

 

Decido no volver a hacerlo nunca más. Me refiero a comer galletas en la calle.

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

7. 20th October 2023

Mensajes desde Gaza ahora octubre de 2023 – 20 de octubre de 2023

Hossam Madhoun en Gaza

 

20 de octubre de 2023

 

Camino hacia el mercado. El primo de Abeer vive allí y tiene acceso a Internet.

 

Caminar: ya no tengo combustible en el coche y, por supuesto, tampoco hay en las gasolineras ya que las cantidades que entran en Gaza desde Israel (como todos los productos de Israel) son limitadas y nunca suficientes para más de una semana. Es parte del bloqueo y del castigo colectivo contra Gaza.

 

Camino tratando de encontrar algún vehículo que nos lleve.

 

Después de 10 minutos caminando, una furgoneta grande se detiene y nos lleva con él. Era un hombre muy amable. En la furgoneta había una mujer sentada en el asiento trasero; el propietario de la furgoneta también la llevaba.

 

A unos 100 metros del mercado, cerca de un refugio-escuela que está en una estrecha calle lateral que conduce a la calle principal donde está el mercado, oímos una gran explosión detrás nuestro. Una enorme nube de humo negro se eleva hacia el cielo. La furgoneta tiembla, el polvo llena el vehículo. El conductor se detiene, mucha gente empieza a salir corriendo de la escuela, mientras salimos del coche, otra gran explosión frente a nosotros, mucho más cerca, la misma ola de humo y fuego, gente gritando, chillando, llorando, corriendo… No sé adónde ir, estoy confuso…

 

¿Vuelvo? ¿Continúo? Quizás el mercado sería más seguro, ya que hay miles de personas en la calle. ¡¡¡¡¿¿Seguridad??!!!!

 

Inmediatamente hay otra explosión en el lado oeste, y es mucho más cerca de nosotros, nos caen escombros encima, mucha gente cae al suelo, algunas personas resultan heridas por los escombros que vuelan. Estaba junto a la pared de la escuela. No podía respirar. Nizar, el primo de Abeer, está vendiendo tomates y cebollas en el mercado, sin poder pensar, corrí como un demonio hacia donde se encontraba, lo que es un acción absolutamente estúpida, absolutamente irracional. ¿Quién es racional en esta guerra de locos? ¿Quién es racional en este matadero? Sí, es un matadero. Los carniceros israelíes están aprovechando cada minuto para masacrar como ovejas a tantos palestinos como puedan, antes de que el mundo despierte.

El bombardeo fue en una calle lateral de la calle principal del mercado, escombros, arena, barro y vidrios rotos por todas partes. La nube de polvo aún seguía en el cielo, haciendo que la luz del mediodía pareciera un atardecer, sí, es un atardecer, no hay luz en nuestra vida.

 

Llegando al puesto de Nizar, toda su mercancía estaba llena de polvo y arena, Nizar también. El está bien, tiene un pequeño corte en la mano, no importa, está vivo.

 

Pensé en llamar a Abeer para que no se preocupara por nosotros. Ella estaba bien. No pensó que estos bombardeos estuvieran cerca de nosotros. Escuchamos bombardeos cada minuto. No tenemos acceso a las noticias, no podemos saber qué está pasando ni dónde se está produciendo el bombardeo, no hay manera. Por eso Abeer escuchó el bombardeo y continuó con lo que estaba haciendo, como de costumbre.

 

Decidí no contarle lo que pasó. Y volví a casa caminando.

 

Caminar no es lo mismo que conducir. Mientras conduzco veo a ambos lados de la carretera casas destruidas, muchas casas destruidas y cada día más casas recién destruidas.

 

Mientras camino es diferente, veo estas casas mucho más de cerca, veo más detalles de los que puedo ver mientras conduzco, veo como edificios de 3 o 4 pisos están aplastados unos encima de otros, techos pegados a los techos de abajo, con los muebles y pertenencias esparcidos por la calle, algunas casas están partidas por la mitad, se podía ver media cama, parte de una cocina, un baño con ropa privada por todos lados, libros, mochilas escolares rotas y llenas de polvo.

 

La mayoría de estas casas fueron bombardeadas llenas de residentes, muchos fueron sacados muertos, y tal vez muchos todavía estén muertos bajo los escombros, ya que no hay máquinas para removerlos y revelar lo que hay debajo. ¡Qué destino, qué manera de salir de este mundo injusto!

 

Por fin llego a casa después de 25 minutos caminando, hoy no hemos comprado nada en el mercado, nos las arreglaremos con lo que tenemos en casa.

 

Termino este episodio con una buena noticia de mi hija Salma, en el Líbano donde estudia su máster, la universidad le ha concedido una beca completa.

 

Hossam Madhoun

Mensajes desde Gaza ahora octubre de 2023

8. Friends

Mensajes desde Gaza ahora octubre de 2023- Amigos

Publicado el 08/11/2023

 

Hossam Madhoun en Gaza

 

Amigos

 

Hoy he llamado a un amigo. Se ha trasladado de la ciudad de Gaza a Rafah con su familia. Rafah es el último lugar de la Franja de Gaza antes de llegar a la frontera con Egipto.

 

-‘¿Cómo estás?’

-‘Estoy bien’

-‘¿Y la familia?’

-‘Estamos todos bien’.

-‘¿Dónde estás?’

-“En una escuela de Tel Elsultan en Rafah”.

-‘¿Por qué en una escuela? Puedo encontrarte un apartamento. Un amigo mío en Rafah se ofreció a recibirnos a mí y a mi familia allí. Él te recibirá con mucho gusto.

-‘No. No gracias, estoy bien aquí”.

-‘¿De qué estás hablando? Sé cómo se está en las escuelas”.

-‘No te preocupes. Estoy bien aquí. Muchos amigos me han ofrecido apartamentos, pero me quedaré aquí en la escuela”.

-‘Está bien, amigo mío, como desees. Cuídate’.

 

Fin de la llamada.

 

¡Qué hombre tan testarudo! Él rechaza toda ayuda. ¡Un día su orgullo lo matará!

 

Espera. ¿Por qué lo juzgo? Miles de casas fueron bombardeadas sin previo aviso. Quizás tiene miedo de ir a una casa que no conoce. Quizás cree que está más seguro en el refugio-escuela.

 

Estas escuelas fueron designadas como refugios en caso de emergencia por la UNRWA y la oficina de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, en coordinación con los israelíes, tras la guerra de 2014. Deberían estar protegidas.

 

Sin embargo, en Khan Younis, hace tres días se produjo un bombardeo a la puerta de uno de estos refugios-escuelas y cinco personas murieron y veintidós resultaron heridas. Hace cinco días otro refugio-escuela en el campo de Maghazi fue bombardeado y tres personas murieron.

 

De todos modos, cada persona está intentando sobrevivir de la forma que cree que es mejor para él.

 

Llamé a otro amigo, Majed, que también se mudó del norte de Gaza a Khan Younis a otro refugio-escuela.

 

-‘¿Cómo estás?’

-‘¡Estoy bien!’

-‘¿Cómo está la situación en la escuela?’

-‘Ya no estoy allí. Regresé a mi casa en Gaza”.

-‘¡¿Qué?! Pero es muy peligroso”.

-‘Lo que sea. Todo es mucho mejor que quedarse en esa escuela. 4.000 personas en un espacio muy limitado, mujeres y niños se encuentran hacinados en 22 habitaciones. Hay hombres en el suelo en el patio delantero de la escuela, colas esperando para usar el baño muy sucio, sin agua, sin comida, sin electricidad, sin luz por la noche, sin privacidad, mucha tensión, la gente pelea y discute por cualquier cosa. No puedo tolerar esta vida. Aquí estoy en mi casa y no voy a ninguna parte. Si sobrevivo, sobrevivo. Si muero, que sea con cierta dignidad”.

 

No pude decir nada más que:

-“Que estés bien, amigo mío, mantente a salvo, espero verte pronto”.

 

Puedo comprender su indignación cuando me hablaba.

 

Otro amigo, Jaber, se fue a Egipto dos días antes de la guerra. No pudo regresar porque la frontera con Egipto está cerrada.

 

Su extensa familia se mudó desde el este de Khan Younis para refugiarse en su casa de Gaza el segundo día de la guerra. Un pequeño apartamento con 32 personas: madres mayores, mujeres, jóvenes y niños pequeños.

 

El tercer día hubo un bombardeo en una casa, al otro lado de la calle de 20 metros de ancho desde su casa, mientras su familia estaba adentro. Todo el frente de la casa quedó completamente destruido. Como un milagro, ningún miembro de su familia resultó muerto o herido. No puedo imaginar lo que él sentiría o pensaría. ¿Alguno de ustedes puede?

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

9. 21st October 2023

Mensajes desde Gaza ahora octubre de 2023 – 21 de octubre de 2023

Publicado el 08/11/2023

 

Hossam Madhoun en Gaza

 

21 de octubre de 2023

 

15.55

 

Estoy sentado en la calle junto a la puerta de la casa de un vecino que tiene paneles solares. Desde que llegué a Nuseirat hace diez días, le vengo a ver trayendo mi portátil, mi móvil y una batería externa para cargarlos. Es un hombre muy amable y simpático. En el patio delantero de su casa ha instalado varios cables y conexiones de electricidad, en el suelo se ven muchos teléfonos y pequeñas baterías conectados para ser cargados, todos los vecinos de la zona traen sus dispositivos para cargar todos los días.

 

Recibe gente desde las 8 de la mañana hasta el atardecer, tres de sus hijos están atendiendo a la gente, recibiendo a todos, ayudando en lo que pueden, muy educados. ¡Qué maravillosa solidaridad!

 

Cojo mi portátil, completamente cargado y en su lugar pongo a cargar mi teléfono móvil. Decido esperar media hora en lugar de irme a casa y volver más tarde. Mientras estaba sentado en la acera frente a su puerta, escribí esto.

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

10. Buddy 

Mensajes desde Gaza ahora, octubre de 2023 – Buddy

Publicado el 08/11/2023

 

Hossam Madhoun en Gaza

 

Buddy

 

Mi perro, Buddy, es pequeño, blanco, encantador. La mayor parte del tiempo juega y salta, ladra con su voz suave y corre detrás de los gatos callejeros que se atreven a entrar en casa. Es un perro valiente. Pero no cuando hay bombardeos, no es un cobarde, pero tiene miedo de los bombardeos, ¿quién no?

 

Es capaz de oír los bombardeos antes que nosotros. Corre hacia mí o hacia Abeer y se esconde detrás nuestro, y si nos acostamos en la cama por la noche, salta sobre nuestras cabezas y pegándose a nosotros, comienza a temblar, respirando deprisa como si hubiera estado corriendo durante horas. Nada puede calmarlo, su cuerpo se pone muy tenso, no es fácil apartarlo de mi cabeza. Me siento impotente, no sé qué hacer para que no tenga miedo.

 

Buddy, como cientos de miles de niños en Gaza que tienen miedo y están asustados, son incapaces de expresar sus sentimientos. Nadie puede ayudarlos ni liberarlos de sus temores. Sus padres también están indefensos ya que también sienten miedo y están atemorizados. ¿¿Habrá pronto un final para esta pesadilla??

11. 22nd October 2023

Mensajes de Gaza Now Octubre de 2023 – 22 de octubre de 2023

Publicado el 08/11/2023

 

Hossam Madhoun en Gaza

 

22 de octubre de 2023

 

Después de una noche aterradora y espantosa de bombardeos y explosiones a nuestro alrededor, sin saber dónde ni cuándo podrían alcanzarnos, tuve que centrarme en mi madre.

 

Mi madre de 83 años postrada en cama tiene un desgarro de 12 centímetros en el estómago. Toma Nexium dos veces al día antes de comer para proteger su estómago. No siempre funciona. Una vez cada dos o tres meses comienza a tener dolores intensos y vómitos, continuos y dolorosos. Cuando sucede deja de comer, deja de beber, incluso  agua, porque todo lo que entra en su estómago es inmediatamente expulsado con dolor. A veces se para por sí solo en dos o tres días, a veces empeora cuando su esófago se hernia debido al vómito y empieza a sangrar dentro de su estómago, luego vomita un líquido marrón oscuro, esto es una hemorragia interna. Esto es un aviso para llevarla al hospital. Por experiencia conozco el proceso, le administran Nexium en polvo mezclado con suero salino en la vena.

 

¡Debe ir al hospital!

 

¿Qué hospital? ¿Cuál? ¿Uno de los que han sido completamente destruidos? ¿Uno de los que reciben cientos de heridos todo el tiempo? ¿Quién va a tener tiempo para una anciana con un problema estomacal mientras hay cientos que necesitan intervenciones que les salven la vida?

 

Decidí ir al mercado y a la Unidad de Atención Primaria de Salud de UNRWA para buscar los artículos que necesito para realizar la intervención aquí en casa. Nexium en polvo, solución salina, cánula, jeringa, alcohol y apósito.

 

Camino de casa al mercado. Las huellas del bombardeo de anoche están a ambos lados de la calle, casas y edificios completamente dañados, destruidos, con sus residentes dentro. Sin previo aviso. Masacre absoluta.

 

Pasando por un olivar, pobres aceitunas, es época de cosecha, nadie cosechará las aceitunas este año, las aceitunas caerán al suelo, secas y podridas, los olivos se secarán y todas las ramas caerán y serán esparcidas por el viento del otoño, los pájaros y las palomas no encontrarán ramas de olivo para construir sus nidos para las generaciones futuras.

 

Bombardeo muy cerca, detrás del olivar. Siento el bombardeo, el ruido es muy fuerte, una ola de viento caliente pasa por mi cuerpo, me empuja. Me detengo y me acerco a la valla del huerto. Al cabo de unos minutos oigo gritos, gente llorando y gritando. Avanzo rápido, dejo atrás el huerto y voy a la derecha de una calle estrecha. Al final de la calle hay una casa bombardeada, gente sacando cuerpos de debajo de los escombros, un coche pequeño pasa muy rápido a mi lado, el conductor va tocando la bocina, al pasar veo, solo un instante, a una mujer en el asiento trasero sosteniendo a una niña herido, una niña de unos 7 o 9 años, fue muy rápido, no podía saber qué tipo de lesión ni la edad exacta de la niña. Pero vi sangre y polvo por todo su cuerpo.

 

Es demasiado, ya he tenido bastante, no puedo más, 55 años llenos de violencia, sangre, muerte, agonía, desplazamiento, pobreza, tristeza, impotencia, desesperación, no puedo más, no me quedan días para soportar esta situación, no más, quiero rendirme, lo digo en serio, realmente estoy preparado para irme.

 

En otras ocasiones, en tiempos de guerra como estos, en 2009, 2012, 2014, 2021, 2022, 2023, cuando mi hija Salma dijo que no podía más le dije que escuchara la canción de Peter Gabriel,’ No te rindas, no te rindas porque sabes que puedes’.

 

Peter Gabriel me ayudó mucho antes, ya no me ayuda ahora, lo siento Peter, ya no puedo soportarlo más.

 

Está mi madre, está mi hija, están mis hermanas y hermanos que todos creen que puedo, que todos creen que debo estar ahí para ellos.

 

Sigo caminando hacia el mercado, no podía contener las lágrimas, quería gritar, chillar, maldecir. Quería un abrazo, realmente necesito un abrazo.

 

Al llegar a la Unidad de Atención Primaria de Salud de la UNRWA donde soy voluntario con Humanidad e Inclusión, vi a un médico, me acerqué a él y le expliqué la situación y las necesidades de mi madre.

 

‘Lo siento, no hay Nexium en la farmacia, ni cánulas. Todo se ha distribuido a los centros de acogida para atender a los heridos que recibieron el alta prematura del hospital para liberar plazas para los heridos más recientes. Puedo conseguirte el suero.

 

‘Gracias doctor’

 

Cojo el suero y salgo a buscar lo que necesito en las farmacias, llegando al corazón del mercado. Dios mío, qué imagen tan terrible, un edificio enorme completamente destruido, al menos otros 12 edificios alrededor, al lado, detrás y al frente están dañados. Imagen muy fea, lúgubre y aterradora. Desde el inicio de la guerra hasta ayer, el 42% de las viviendas de la Franja de Gaza, 146.756 unidades, han sido destruidas o dañadas. ¿Hay alguna prueba más clara de genocidio?

 

Voy caminando de farmacia en farmacia, de calle en calle, desde el campamento de Nuseirat al campamento de Bureij, al otro lado de la calle Salah Ad-Din. Después de caminar más de tres horas y visitar 17 farmacias he recorrido 13 kilómetros como muestra la aplicación de recuento de pasos de mi móvil. Finalmente encontré todo lo que necesitaba para mi madre. Mientras caminaba de regreso a casa, mi madre sufrió este dolor tan feo. Mis suegros conocían a una vecina que es enfermera, la llamaron y no dudó en venir. Hizo lo necesario y terminó a las 13.35. Desde entonces mi madre está dormida.

 

Necesito dormir.

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

12. War Crimes and extra information

Mensajes desde Gaza ahora octubre/noviembre de 2023 

– Crímenes de guerra e información adicional

 

Publicado el 08/11/2023 – Hossam Madhoun en Gaza

 

Crímenes de guerra y otra información adicional

 

Hossam en el campo de refugiados de Nuseirat, al sur de la ciudad de Gaza

 

Cada día, cada noche, los bombardeos y los ataques, no cesan, a veces intensos y continuos, a veces con una pausa, cada día nos decimos: “Este es el peor día desde que comenzó la guerra en Gaza”. Pero otro día llega para decirnos: ‘¡Aún no habéis visto lo peor!’

 

Sí, ayer, los bombardeos, principalmente desde tierra y mar, comenzaron alrededor del mediodía y no se detuvieron hasta hoy a las 7 de la mañana. Bombardeos que golpean el aire, golpean las paredes, golpean los árboles y golpean nuestros corazones y nuestras mentes.

 

23 días y seguimos contando: muertos, heridos, destrucción, agonía, humillación, hambre, enfermedades. 23 días y cada día perdemos parte de nuestra esperanza, parte de nuestra fuerza, parte de nuestra humanidad.

 

Hamás ha matado a civiles. Es un crimen de guerra. Deben rendir cuentas ante la Corte Internacional de Justicia. Basándose en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.

 

¿Podemos hablar del otro lado?

 

Hace 20 años, Israel publicó documentos secretos anteriores a 1948. Admiten, confiesan que cometieron masacres contra palestinos en muchas aldeas, matando a sangre fría a cientos de personas inocentes, incluidos hombres, mujeres y niños, en Tantora, Deir Yaseen, Kafr Qasem y en muchas otras aldeas. Además de estos documentos, muchos de sus ex soldados acudieron a los medios y confesaron que participaron en la matanza de civiles, violando y asesinando a mujeres. Algunos hablaron con pesar y otros con orgullo por lo que hicieron. Se trata de crímenes contra la humanidad basados en el mismo Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. ¿Serán llevados ante la justicia?

 

Los israelíes expulsaron a los palestinos de sus tierras, los desposeyeron, limpiaron todas las ciudades y pueblos, un genocidio claro y evidente. Destruyendo 800 pueblos, creando una catástrofe para toda una nación. Obligándoles a ser refugiados en muchos países de todo el mundo, pero principalmente en Siria, Jordania y Líbano.

 

Durante muchos años Israel siguió persiguiendo a los criminales nazis que escaparon y se escondieron después de la Segunda Guerra Mundial y los llevó ante la justicia. Eso es genial; eso me hace feliz. Los criminales deben ser llevados ante la justicia. Todos los criminales, sin distinción, sin excepciones.

 

¿Serán llevados ante la justicia esos criminales israelíes de 1948 y antes, aquellos que admiten y confiesan? ¡Ya admitieron, confesaron!

 

Ahora Israel ha declarado una guerra contra Hamás; todos los países occidentales lo apoyan.

 

Echemos un vistazo a esta guerra:

 

302 palestinos murieron en Gaza entre las 6 de la tarde del 28 de octubre y el mediodía del 29 de octubre. Esto eleva la cifra acumulada de víctimas mortales en Gaza desde el inicio del ataque a 8.005, de los cuales el 67 % son niños y mujeres.

 

¿Qué tiene esto que ver con la lucha contra Hamás?

 

Israel destruyó y dañó el 55% de las viviendas de la Franja de Gaza, alrededor de 200.000 viviendas destruidas o dañadas, incluida la destrucción de la infraestructura de agua, alcantarillado, electricidad y telefonía, lo que obligó a 2,1 millones de personas a desplazarse a un lugar donde ya vive 1 millón.

 

¿Qué tiene esto que ver con la lucha contra Hamás?

 

Los días 28 y 29 de octubre, los barrios de los hospitales Al Shifa y Al Quds en la ciudad de Gaza y del Hospital Indonesio en el norte de Gaza fueron bombardeados, causando daños. En estas instalaciones se alojan miles de pacientes y personal médico, así como unos 117.000 desplazados internos.

 

¿Qué tiene esto que ver con la lucha contra Hamás?

 

A 29 de octubre, más de 1,4 millones de personas de 2,1 millones de Gaza eran desplazados internos, con unos 671.000 refugiados en 150 instalaciones de la UNRWA. El número medio de desplazados internos por refugio es más del triple de su capacidad prevista. 

 

¿Qué tiene esto que ver con la lucha contra Hamás?

 

Israel impide la entrada de cualquier tipo de combustible y ha cortado el suministro de agua y electricidad a 2,1 millones de residentes en la Franja de Gaza.

 

¿Qué tiene esto que ver con la lucha contra Hamás?

 

El cierre de las telecomunicaciones por parte de los israelíes ha paralizado por completo la ya difícil entrega de asistencia humanitaria y está privando a la población de información vital. Como señaló el 28 de octubre el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk:

 

“El bombardeo de las infraestructuras de telecomunicaciones pone en grave peligro a la población civil. Las ambulancias y los equipos de protección civil ya no pueden localizar a los heridos ni a las miles de personas que se estima siguen bajo los escombros. Los civiles ya no pueden recibir información actualizada sobre dónde pueden acceder a la ayuda humanitaria y dónde pueden correr menos peligro”. 

 

¿Qué tiene esto que ver con la lucha contra Hamás?

 

Más del 40 por ciento de las instalaciones educativas de Gaza han sido afectadas desde que comenzó el ataque a Gaza, incluidas 38 escuelas destruidas y/o gravemente dañadas, 75 de las cuales sufrieron daños moderados y otras 108 con daños menores.

 

¿Qué tiene esto que ver con la lucha contra Hamás?

 

Israel está impidiendo que los 2,1 millones de habitantes de la Franja de Gaza reciban alimentos, ayuda, suministros médicos o de cualquier otro tipo. Los cargamentos diarios normales de mercancías que entran en Gaza son de 450 a 500 camiones al día de todo tipo de materiales vitales. En los últimos 23 días sólo se ha permitido la entrada de 81 camiones con algunos alimentos y suministros médicos. 

 

¿Qué tiene esto que ver con la lucha contra Hamás?

 

Nadie puede salir ni entrar en Gaza, en clara violación del derecho humano a la libre circulación.

 

¿Qué tiene esto que ver con la lucha contra Hamás?

 

El corte de electricidad hizo que muchas estaciones de bombeo de aguas residuales dejaran de funcionar y las aguas residuales se filtran en las calles, provocando el peligro de enfermedades transmitidas por el agua.

 

¿Qué tiene esto que ver con la lucha contra Hamás?

 

Limpiar la ciudad de Gaza y las aldeas y campamentos del norte, obligando a todos los residentes a huir de sus hogares en clara violación del Derecho Internacional Humanitario; Durante más de 30 años he trabajado en el campo humanitario con Save The Children International, Acción contra el Hambre y muchas otras organizaciones. Mi esposa también, trabajó en el Comité Internacional de la Cruz Roja, Humanidad e Inclusión y muchas otras organizaciones humanitarias internacionales, estudiamos Derecho Internacional Humanitario. Creímos en ello, aprendimos que estas leyes deben brindar justicia y prevenir cualquier daño a civiles y personas inocentes. Especialmente en tiempos de guerra.

 

Nuestra hija sigue nuestros pasos. Estudió Derecho en la universidad y ahora se encuentra en el extranjero cursando una Maestría en Derechos Humanos y Democracia.

 

¿Por qué sólo nosotros debemos acatar y adherirnos al Derecho Internacional de los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario? ¿Por qué no los demás: los fuertes, los que matan, los que tienen la capacidad de impedir que civiles y personas inocentes accedan a sus necesidades básicas? ¿Solo porque pueden? ¿Por qué?

 

 

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

13. Another Day

Mensajes desde Gaza ahora Octubre de 2023 – Otro día

Publicado el 08/11/2023

 

Hossam Madhoun en Gaza

 

Otro día

 

Hossam en Gaza

 

Como cualquier otro día, fui al mercado. Ya no es el mercado que conozco, más de la mitad de las tiendas y los edificios han sido destruidos y dañados. La calle está muy negra, llena de polvo y escombros, cristales rotos, trozos de puertas y ventanas, cables de electricidad y teléfono esparcidos por la calzada, caídos de los postes. Agua sucia mezclada con aguas residuales, ya que la infraestructura se vio afectada y muchas tuberías subterráneas resultaron dañadas. Montones de basura por todas partes, sin recogida de basura, sin personal municipal para reparar las tuberías de agua y alcantarillado dañadas.

 

Al pasar por la panadería, no hay nadie esperando en la cola, la gente se amontona gritándose unos a otros, peleándose por el orden de la cola. Algunos hombres y mujeres se pelean, se golpean con las manos, otras personas intentan calmar a la multitud sin éxito, el dueño de la panadería cierra la puerta. Ha hecho que la gente se enfade aún más.

 

Al pasar por una escuela, otra pelea y más gritos, la gente ha perdido los nervios, se enfada por cualquier pequeño motivo, o incluso sin motivo alguno. ¿Quién puede culparles? Sin agua, sin comida, sin baños, sin intimidad, sin dignidad, sin esperanza. Sólo desesperación y miedo.

 

Seguimos caminando hacia la calle Salah Ad-Din, sin ningún propósito.

 

Unos hombres llevaban bolsas de harina panificable de 35 kilos cada una, le pregunté a uno de ellos dónde había comprado las suyas.

 

‘Hay un molino harinero en la calle 20’

 

‘¿Todavía puedo encontrar algún saco allí? ¿O tal vez ya está terminado?

 

“Creo que puedes encontrar algunos”.

 

Aquí estoy ahora, caminando con un propósito. Desde hace 3 días no tenemos gas para cocinar, hemos empezado a cocinar nuestra comida y pan en una hoguera.

 

Me acuerdo de un colega que vive en la calle 20, y le llamo diciéndole que estoy cerca. Me dice que siga hasta su casa y que me alcanzará en 15 minutos, ya que ahora está en el supermercado.

 

Paso por el molino y compro la harina para pan. La cargo unos 70 metros hasta su casa. Su padre, que me conoce, fue muy amable, me acogió muy bien y me proporcionó café y galletas. Sacó unas sillas de plástico y nos sentamos frente a su casa. Charlamos principalmente sobre la guerra y de la lucha que tiene la gente para asegurar las necesidades básicas mínimas. Hablamos de las personas que ambos conocemos que han sido asesinadas, heridas o que han perdido a un hermano o un hogar.

 

15 minutos después, cuando llegó mi colega, se le veía aterrorizado, lleno de polvo y arena. Acababa de salir del supermercado cuando fue bombardeado por un ataque aéreo israelí. Sobrevivió pero vio muchas personas a su alrededor muertas o heridas. No podía detenerse, temiendo que se produjera otro bombardeo. Ha ocurrido muchas veces antes, la gente corre hacia los heridos para ayudar y hay otro ataque en el mismo lugar matando e hiriendo a más personas.

 

15 minutos hasta que volvió a estar tranquilo y pudo hablar y respirar normalmente. Sentí que debía irme. Les pregunté si podía dejar la harina de pan en su casa hasta que encontrara la manera de llevarla a casa de mi suegro. La distancia es de más de 3 kilómetros; No creo que pueda hacerlos con 35 kilos a cuestas.

 

Abeer y su hermana me estaban esperando en casa de su prima, que vive en medio del campamento, cerca del mercado principal. Acababan de terminar su trabajo en el albergue-escuela, habían cambiado las vendas sucias de los heridos, habían ayudado a una madre a dar a luz y habían distribuido algunos dispositivos de asistencia. Su primo acoge a dos familias desplazadas de amigos y colegas de su trabajo en la central eléctrica de Gaza. Cuando llegué a su casa, había gritos y chillidos. Las dos familias estaban peleando en el interior por un enfrentamiento entre sus hijos.

 

Abeer y su hermana salieron y nos fuimos andando a casa.

 

Al llegar a casa, mi madre me llamó muchas veces. Quería ir al baño. Nadie allí podía llevarla de la cama al baño. No pudo contenerse, lo hizo en la cama. Estaba muy desanimada. La llevé al baño, la lavé con agua fría. Me maldijo, me gritó -ella no sabía que el agua tibia es un lujo que ahora no podemos dar. Estaba muy enojado pero me contuve y no reaccioné. Terminé de lavarla, le puse ropa limpia, la llevé a la cama, le llevé algo de comida y le di sus medicamentos. De vuelta al baño, lavé su ropa, sin electricidad, sin lavadora, lavando a mano en un bidón de plástico. Llenando agua del barril del primer piso, subiéndolo varias veces al segundo piso.

 

Mientras estaba sentado en el suelo lavando su ropa tratando de controlar mi enojo y frustración, recordé mi infancia. Cuando yo era niño no había electricidad en el pueblo y no había lavadoras. Éramos 5 hermanos, 4 hermanas, mi padre y mi madre.

 

Mi madre en aquella época lavaba la ropa para toda la familia, no solo lavaba, también cocinaba, limpiaba, abrazaba y mucho más. Me sentía muy mal, pero ya no estaba enfadado ni frustrado. Simplemente exhausto.

 

Me lavé, lavé la ropa y la colgué en el tendedero. El almuerzo estaba listo, todos comimos abajo. Subí a mi habitación.

 

Por cierto, hoy en el mercado he comprado unos auriculares para usar con el móvil y poder escuchar la app de radio. Las radios no funcionan para móviles sin auriculares conectados. No lo sabía.

 

Acostado en mi colchón, me puse los auriculares y abrí la aplicación de radio. Pasando de un canal a otro, todo son noticias sobre la guerra, recuento de muertos y heridos, analistas políticos que hablan con la voz grave de personas bien informadas, reporteros que gritan para asegurarse de que se les oye. No necesito esto. Paso a otros canales, y de repente… música. Conozco este canal. es un canal de radio que transmite música clásica, solo música y solo clásica. Era la Sinfonía nº 15 de Mozart, seguida de otra sinfonía dirigida por Yuri Torchinsky. Me tumbé, cerré los ojos y me quedé dormido. Fue un sueño bien merecido.

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

14. Think of a title if you can!

Mensajes desde Gaza ahora, octubre de 2023: piense en un título si puedes

Publicado el 11/08/2023

 

Hossam Madhoun en Gaza

 

Piensa en un título si puedes.

 

Hossam en Gaza

 

28 de octubre de 2023 8:30 am,

 

Nos despertamos dándonos cuenta de que los móviles están sin señal. Solemos llamar a Salma en el Líbano a primera hora de la mañana. Se preocupará mucho si no la llamamos. Decidí ir a la Unidad de Atención Primaria de la Agencia de Obras Públicas y Refugiados de las Naciones Unidas (UNWRA, por sus siglas en inglés), en medio del mercado del campamento de Nuseirat. Allí puedo encontrar internet para contactar a Salma vía WhatsApp.

 

Voy caminando con la bolsa del portátil a la espalda, 2,25 km desde casa hasta la clínica.

 

Destrucción a ambos lados de la calle. Todos los días voy al mercado por esta vía y cada día se destruyen o dañan nuevas casas; Muchas de estas casas fueron bombardeadas sobre sus residentes, muchos cadáveres fueron sacados, muchos cadáveres están aún bajo los escombros. Más de 2.000 personas están desaparecidas, entre ellas 830 niños; están todos bajo escombros, no hay maquinaria para sacar los escombros. Después de 15 minutos caminando, había un burro tirando de un carro de madera y un hombre sentado montando, le pregunté si podía acompañarlo, me dio la bienvenida. Pensé para mis adentros que me tomaría una foto montando en burro. Y lo hice. Pensé que tal vez debería tomar algunas fotos de la calle. Y lo hice. Luego me hice un selfie. Miré mi foto. Me veo bien. Quizás necesito un corte de pelo, pero tengo buen aspecto. A pesar de todo y de cualquier cosa, me veo bien. Me sentí bien. Pensé, oye, sigo vivo, mi familia también. No me rendiré. El mercado como siempre lleno de gente, pero obviamente no lleno de vida, ignoré esta idea, estoy vivo.

 

 

 

Al llegar a la clínica, no hay internet, no hay teléfonos, no hay móviles, los israelíes lo cortaron todo. ¡¡¡¿Dios mío!!!, ¿Hija mía? Ella sabrá por las noticias que nosotros no podemos y que ella no puede tampoco comunicarse con nosotros. “Mi corazón está contigo, mi niña, pienso en ti, deseo que mis pensamientos te alcancen y estate segura de que te amamos y de que todavía estamos vivos”. Nuestra única hija en el extranjero que no tiene a nadie en el mundo excepto a sus padres. Salma.

 

Dejé mi portátil en la clínica para que lo cargaran y volví al mercado; cada vez hay menos productos. Lo que se puede encontrar hoy, puede que no se encuentre mañana, los precios son cada vez más altos. Tengo una lista de compras que debo hacer, algunos artículos ya no los encuentro: velas, lentejas y harina. En cada tienda a la que pregunto me dicen que no me moleste en buscar, que no ha entrado en Gaza ningún tipo de mercancía desde hace 21 días. Compré más cantidad de arroz y aceite de cocina, latas de judías y latas de carne para mi perro Buddy.

 

Fui al banco, me refiero al cajero automático, los bancos no funcionan desde el 7 de octubre. El cajero está cerrado. Aún tengo algo de efectivo en casa, cubrirá las necesidades unos días más, probaré con el cajero otro día.

 

No estaba lejos de la casa de mi colega donde había dejado la harina para pan hace unos días. Seguí caminando, llegué y estaba su tío, que es un viejo amigo, sentado afuera; se había refugiado en la casa de su hermano después de que su apartamento fuera destruido, cuando bombardearon el edificio donde vive en Gaza.

 

Fue una grata sorpresa verlo sano y salvo con toda su familia. Se fueron un día antes del bombardeo del edificio, dijo.

 

“¿Sabes qué le pasó a Nael?”, preguntó.

 

‘No, ¿que?’

 

“El día 18, todavía estaba en casa, cuando se produjeron fuertes bombardeos en su barrio. Decidieron irse aunque ya era de noche. Se subieron al coche sin nada y condujeron hasta el hospital Al Shifa para refugiarse temporalmente hasta el amanecer. Al llegar se dieron cuenta que su hijo mayor no estaba. Su hijo de 23 años no estaba en el coche, lo habían dejado atrás. Se pusieron histéricos; No había forma de volver, un suicidio absoluto. Empezaron a llamar al hijo, el móvil sonaba, pero no contestaba. Oscuros y malos pensamientos llenaron sus cabezas, la madre se desmayó, el padre empezó a llamar a todo el mundo para decir ‘he perdido a mi hijo, me he olvidado a mi hijo en casa’. Varios amigos, entre ellos yo, siguieron llamando. El móvil sonaba pero no contestaba. Era muy mala señal. Significa que le ha pasado algo. Las horas parecieron una eternidad hasta que amaneció. El padre condujo de vuelta a casa, la casa seguía en pie, entró en la casa gritando el nombre de su hijo. Finalmente escuchó a su hijo responder con voz muy débil: “Aquí estoy”. Se acercó a la voz. Su hijo estaba agachado, abrazando su cuerpo, haciéndose lo más pequeño posible, bajo las escaleras que conducían al segundo piso. Su móvil estaba a 2 metros de él. Estaba en shock, con tanto miedo que no podía arrastrarse para coger el móvil y contestar. Sin palabras, cogió a su hijo, se fue y condujo hasta el hospital Al Shifa, recogió al resto de la familia y condujo hasta Rafah.

 

Por la tarde me corté el pelo.

 

 

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

15.  Salma’s Message – after 30 hours

Mensajes desde Gaza ahora octubre de 2023 

– Después de 30 horas: el mensaje de Salma

Publicado el 11/08/2023

 

Salma Madhoun en Beirut

 

Después de 30 horas

 

La hija de Hossam, Salma, en Beirut: mensaje a Jonathan Chadwick en Londres

 

Ayer por la noche, después de 30 horas sin saber nada de mis padres, encontré los escritos de mi padre sobre esta guerra de Gaza, mientras navegaba por las redes sociales en busca de algún atisbo de esperanza al que aferrarme. Le había pedido que me enviara estos textos desde el principio de la guerra, no lo hizo porque no quería que leyera sobre su miseria y sufrimiento. Pero los encontré por casualidad, cuando un amigo extranjero de la familia los subió para que la gente pudiera entender lo que está pasando en Gaza.

 

Puede que cientos de personas hayan visto los escritos de mi padre, pero sentí que yo era la única que lo hizo; la única que ha estado soportando el dolor con ellos. Soy la única que los siente y los comprende. Soy la única que desearía estar en su lugar mientras ellos están en el mío, ser la que está en peligro mientras ellos están a salvo.

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

16. Early Warning, Hallucinations and Insomnia

Mensajes desde Gaza ahora octubre/noviembre de 2023: 

Alerta temprana, alucinaciones e insomnio

Publicado el 11/08/2023

 

Hossam Madhoun en Gaza

 

Alerta previa, alucinaciones e insomnio.

 

Un vecino a 20 metros de la casa de mi suegro recibió una llamada del ejército israelí para que evacuara su casa, ya que la iban a bombardear y destruir. Tiene hasta las cuatro de la tarde para irse. Eran las 12:30 horas. Todos los vecinos de alrededor empezaron a salir, cargando con lo que podían llevar, lo mínimo necesario. Abeer estaba cocinando pan y yo lavando a mi madre cuando nos enteramos de la noticia. Nos quedamos confusos. ¿Qué hacer? Abeer me pidió que me diera prisa y preparara a mi madre, mientras ella seguía horneando. Al mismo tiempo iba dando órdenes a sus hermanas para que se prepararan rápido. Puse las bolsas de evacuación que habíamos preparado previamente dentro del coche y lo conduje a dos calles de nuestra casa.

 

Todos se mueven histéricos, en todas direcciones, asustados, en silencio. Pongo a mi madre en su silla de ruedas y mi cuñado pone a nuestra suegra en la suya. Abeer termina de hornear, envuelve el pan en un trozo de tela y salimos de casa. El padre de Abeer nos pide que lo sigamos. A 80 metros de su casa está la casa de su amigo, una casa grande con un patio delantero y un jardín con algunos árboles y plantas. El amigo, con su familia, nos recibió muy calurosamente. Las mujeres y las niñas se sentaron a la izquierda del jardín, los hombres a la derecha. Eran las 14:22 h. El propietario nos ofreció café y a las mujeres café y galletas.

 

Esperar, es una de las palabras que menos me gustan. Odio esperar. Ahora es como estar sentado sobre el fuego.

 

Debo encontrar un lugar más seguro. Volver a casa, en Gaza, es imposible, un suicidio absoluto. Hay que ir al sur hasta Khan Younis o Rafah. En Khan Younis no conozco a nadie. Además, las escuelas ya están abarrotadas y no encontraremos sitio. Un amigo de Rafah hace 2 semanas, el 12 de octubre cuando salimos de casa, me llamó para ofrecerme un apartamento que tiene, vacío desde la muerte de su hermano mayor. Me acordé de él. Eso fue hace 13 días, las cosas no son iguales desde entonces. Supongo que habrá recibido a familiares. No le quería presionar, así que le envié un mensaje en vez de llamarle por teléfono. Como esperaba, su casa está más que llena de familiares desplazados, tías, tíos y sobrinas.

 

Llamé a otro amigo, y a otro, no hay sitio, todas las viviendas, todas las escuelas están desbordadas de desplazados. Tras la destrucción del 50% o más de las viviendas de la Franja de Gaza por el ejército israelí en las últimas dos semanas, 2,1 millones de personas están hacinadas en un espacio que es sólo para un millón. ¿Qué puedo esperar?

 

Nos sentamos en el jardín, fumo y fumo, mi capacidad de pensar está paralizada. Son las 4 de la tarde, no pasa nada, las 4:30, ¡no pasa nada! ¿Qué hacer? La oscuridad caerá pronto; No es posible moverse tras el anochecer. Oigo la voz de mi madre desde el otro lado del jardín contando historias de todo y de nada. Es incapaz de darse cuenta de la realidad de nuestra situación.

 

El vecino no ha dado señales de que podamos quedarnos. Lo entendemos, podemos ver a cuántas gente acoge; Muchas mujeres vinieron de dentro a saludar y recibir a nuestras señoras, muchos hombres vinieron a recibirnos; hay muchos niños a nuestro alrededor, sus hijos y sus esposas e hijos, sus hijas y sus maridos e hijos.

 

Hablé con mi suegro y con mi mujer. Debemos decidir qué hacer ahora, no podemos esperar a que anochezca porque será demasiado tarde para actuar.

 

No es seguro que bombardeen esta noche; El supermercado del mercado, que fue bombardeado hace 3 días, recibió la misma llamada de aviso 4 días antes de que ocurriera el ataque.

 

Decidimos volver a casa. Dormiremos todos en el lado este de la habitación, lejos de las ventanas, y mañana buscaremos otra solución, si sobrevivimos a la noche.

 

La noche es una pesadilla. Estamos en pleno ataque y los bombardeos se intensifican durante la noche.

 

Trajimos la cama de mi madre del segundo piso y la pusimos en una esquina de la habitación. Está oscuro. Mi madre ha empezado, desde ayer por la noche, a ver imágenes y personas, a tener alucinaciones. Le dice a la gente que se vaya, les pide a estos bailarines que dejen de bailar, les grita a los niños que no le salpiquen con el agua, no para de decirle a esta señora que se aleje de ella. Esta señora que acerca demasiado su rostro al rostro de mi madre, la aterroriza y la hace gritar. Al mirar ahora la cara de mi madre, sus ojos están muy abiertos, mirando al vacío. Su cara muestra mucho temor. Intento calmarla, nada funciona, sobre todo si le digo que aquí no hay nadie, grita: ‘¿Cómo es que no los ves? ¿Por qué no me ayudas? ¿Por qué no les pides que se vayan? ¿Te pones de su parte? No puedo hacer nada, solo llorar.

 

A las 2 de la madrugada ya era demasiado para todos. La llevé de nuevo al segundo piso. Quizás sus gritos y su llanto no lleguen a los demás para que puedan dormir. Las alucinaciones continúan.

 

Son las 6:30 de la mañana, amanece, aún no ha amanecido del todo, y mi madre sigue con los ojos muy abiertos y yo me estoy desmoronando. Me olvidé del riesgo que corríamos ella y yo al estar en el vulnerable segundo piso, que sería el más dañado si se producía el ataque a nuestro vecino.

 

7:45 am. Por fin, mi madre está más tranquila y silenciosa, pide el desayuno. Abeer viene a atenderla y yo me duermo en el segundo piso.

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

17. Shouq’s message

Mensajes desde Gaza ahora octubre/noviembre de 2023 – El mensaje de Shouq

Publicado el 11/08/2023

 

El mensaje de Shouq

 

Mensaje de Shouq Alnajjar en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza

 

Nota: Nuestra amiga Shouq está trabajando con Az Theatre y Theatre for Everybody en la siguiente fase de nuestra colaboración, PROYECTO 9 DE AGOSTO, involucrando a jóvenes talentos en Gaza para crear una nueva producción que refleje las preocupaciones de jóvenes y mayores. El nombre del proyecto es la fecha en que el Centro Cultural Al Mishal fue destruido por un bombardeo aéreo en 2018. Jonathan Chadwick es director del Az Theatre de Londres.

 

Querido Jonathan,

 

Me disculpo de nuevo por no atender tus llamadas. He escrito algo, lo compartiré contigo ahora.

 

No sé por dónde empezar. Llevamos 26 días atrapados en esta pesadilla.

 

Hace unas tres semanas, los ataques aéreos devastaron nuestro barrio en la ciudad de Gaza y, como muchos otros, tuvimos que huir y abandonar nuestra casa. Mi marido y yo empezamos nuestra vida matrimonial hace un año en esa casa que ahora está en ruinas. Sólo pudimos llevarnos los documentos esenciales, dejando atrás los recuerdos y regalos significativos que hacían de nuestra casa un hogar. Fue desgarrador dejarlo todo así como así. Pero derramar lágrimas por esta pérdida parece poco comparado con las vidas que nos han arrebatado; familias aniquiladas; niños que pierden la vida o quedan huérfanos.

 

Actualmente estamos en Khan Younis, alojados en casa de mi familia y compartiendo espacio con más de 150 familiares y amigos, entre ellos unos 30 niños.

 

No hay palabras para describir la situación. La vida diaria es una lucha por lo esencial, sin agua corriente, electricidad ni acceso a agua potable. Las panaderías y tiendas locales están desbordadas y luchan por satisfacer la demanda de pan y otros alimentos.

 

Somos testigos de lo inimaginable. Tenemos el corazón roto, el alma herida y estamos agotados, cansados, estresados y frustrados. Apenas dormimos. Vivimos con miedo constante y la supervivencia parece incierta. Los drones en el aire zumban sin parar como un recordatorio constante del peligro.

 

Bombardeos y ataques aéreos ocurren de vez en cuando en todas partes. Las noches son las más aterradoras y largas, ya que las bombas llueven sobre Gaza continuamente. No sabemos cuándo nos tocará a nosotros, pero esperamos que nos bombardeen en cualquier momento.

 

Cada bombardeo nos provoca escalofríos, especialmente a los niños que no entienden por qué su mundo se ha convertido en una pesadilla. Las madres se sienten indefensas e impotentes al tratar de consolar a sus pequeños. Pero los niños pueden ver el terror en los ojos de sus madres.

 

Alrededor de 1,4 millones de personas huyeron de sus hogares; la mitad de ellas se alojan en refugios como escuelas y hospitales de la UNRWA, sin acceso a alimentos, agua corriente, agua potable, medicinas o ropa de abrigo.

 

No hay lugar, ni hay nadie que esté a salvo…

 

Lugares que alguna vez fueron un refugio seguro y un santuario para los necesitados, reconocidos por las leyes internacionales, como hospitales, escuelas, mezquitas e iglesias, son ahora constantemente amenazados y bombardeados por la ocupación israelí.

 

¿Cuántas vidas tienen que perderse para que el mundo detenga y responsabilice a Israel por sus crímenes a lo largo de décadas?

 

Para aquellos que dicen que no pueden creer que esto esté sucediendo en 2023, me gustaría decirles que no se sorprendan porque la ocupación israelí se ha salido con la suya infringiendo un sinfín de leyes internacionales, cometiendo crímenes contra la humanidad e innumerables masacres.

 

El sufrimiento de los palestinos va mucho más allá de la crisis actual y se remonta a más de 75 años de ocupación y apartheid. Gaza, en particular, es un crudo recordatorio de esta injusticia permanente. El silencio del mundo ante las masacres y el genocidio que tienen lugar en Gaza y Palestina es un recordatorio desgarrador de que, a los ojos de muchos, las vidas perdidas en Palestina son de algún modo menos significativas.

 

Este bárbaro ataque israelí está destrozando nuestras vidas, convirtiendo mi querida Gaza en ruinas y dejando cicatrices que durarán toda la vida. Nuestra querida Gaza está sangrando y nos desgañitamos para que el mundo escuche nuestros gritos…

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

18. Number 4 with zeros and without 1

Mensajes desde Gaza Now – Noviembre 2023 – Número 4 con ceros y sin 1

Publicado el 11/08/2023

 

Hossam Madhoun en Gaza

 

Número 4, con ceros y sin.

 

Durante 2 días no he escrito nada. No sé por qué. ¡Quizás lo haga! No tengo ganas de hacerlo, no ayuda, no cambia nada, pérdida de tiempo y de pensamiento, exponerme, exponer mis sentimientos, mi dolor, mis emociones, mi intimidad, mis lágrimas. ¿Por qué? ¿Para qué?

 

Hagamos lo que hagamos, nada cambia; hagamos lo que no hagamos, nada cambia. La máquina de matar sigue persiguiéndonos allá donde vayamos, no hay lugar a donde ir, no hay forma de escapar, solo sentarse y esperar tu turno para ser masacrado. Todos los días nos enteramos de alguien que conocemos que fue asesinado en la cama, asesinado caminando por la calle, asesinado mientras se duchaba en su baño, asesinado mientras cocinaba para su familia, asesinado mientras jugaba en casa o en la calle.

 

Pero sé que no escribo para cambiar algo. No escribo para cambiar nada. Escribo para mí. Escribo porque sigo vivo. Escribo porque me hace sentir vivo. Escribiré, hasta que cierre los ojos por última vez, o hasta que no pueda escribir por algún otro motivo. Seguiré escribiendo.

 

Ayer, los israelíes bombardearon un barrio dentro del campamento de Jabalia, una manzana entera. Bloque 6. Campamento de Jabalia, de 1 kilómetro cuadrado, con 115.000 habitantes, el lugar más densamente poblado del planeta. 400 personas muertas y heridas en un abrir y cerrar de ojos, desvanecidas, desaparecidas, ya no existen. 400 personas de un solo disparo. Cientos de heridos, ningún hospital tiene capacidad para atenderlos. Más de 40 casas destruidas por completo y muchas personas murieron mientras caminaban por las calles. Eran las 4 de la madrugada cuando la fuerza aérea les disparó 6 misiles explosivos.

 

400 personas de todas las edades, fetos en el vientre de sus madres, bebés lactantes, niños pequeños, niños y niñas, adolescentes y jóvenes, hombres y mujeres, personas mayores y personas con discapacidad. Toda una comunidad. Desaparecida. Así de simple, porque alguien en Israel creyó que podía hacerlo, y lo hizo.

 

  Estaba escuchando las noticias en la radio, en directo, la gente gritaba, chillaba, el reportero está hablando alto para que se le oiga por encima del ruido y caos que le rodea, uno de los reporteros que vive allí, grita que sus familiares están entre los 400.

 

Mi familia a mi alrededor hablaban todos al mismo tiempo. Yo fui el único que no dijo nada. ¿Qué se puede decir en una situación así? ¿Qué palabras expresarían lo que siento?

 

Dejé a la familia abajo y subí a mi habitación y a mi colchón. Me acosté, cerré los ojos, con lágrimas en las mejillas, y de repente estoy allí, en ese barrio, pocos minutos antes del ataque…

 

Camino por las calles estrechas del campamento, hay muchos niños jugando, hombres y mujeres que pasan, salen o regresan. Camino y miro estas pobres casas, casas que fueron construidas hace 71 años por la UNRWA para los refugiados palestinos, que se vieron obligados a dejar sus hogares en su tierra natal, en lo que hoy es Israel. Techos bajos, no hay espacio entre las casas, la calle tiene un ancho máximo de 4 metros, algunas otras calles apenas lo suficiente para que los coches pasen lentamente y con algo de esfuerzo. Las ventanas están a la altura de los ojos de un hombre medio. Es fácil oír la charla de la gente dentro de sus casas, a ambos lados de las paredes hay cuerdas con ropa tendida de niños. Las calles son de arena y las aguas residuales se filtran cada pocos metros, ya que no hay infraestructura de alcantarillado en el campamento. La gente ha cavado pozos de drenaje para las aguas residuales, que con el tiempo se llenan y se filtran a las calles.

 

Mucho ruido que viene del mercado cercano.

 

Me detuve. Abrí la primera puerta. Entré. Yo era invisible, la gente dentro de la casa no me veía, no sentía que estaba allí. Era un patio delantero. Una mujer de unos 37 años estaba cocinando junto a una pequeña cocina de gas con una olla encima, había col en la olla. Bonita sonrisa, 3 niños a su alrededor jugando, una niña de 7 años con una muñeca y 2 niños mayores corriendo uno detrás del otro y la madre pidiéndoles que se callaran. Del otro lado del patio delantero, otra mujer lava ropa en tres cubos, uno con jabón y los otros dos con agua limpia. Otra mujer coge la ropa limpia y la tiende de una cuerda que cuelga de una ventana del lado derecho, atraviesa todo patio delantero y luego se sujeta al exterior de la casa.

 

En la esquina del patio delantero, una pequeña habitación. Se abre la puerta, es un aseo exterior, sale un hombre de 42 años preguntando: ‘¿Cuánto falta para comer?’ ‘10 minutos’ responde la mujer. “¿Conseguiste la medicina para tu padre?”, pregunta. “La recogeré después de comer, aún no son las cuatro”. Entra en casa. Le sigo.

 

Dentro de la casa hay un salón y dos pequeñas habitaciones a los lados. En el salón, una fila de colchones uno contra el otro, un anciano acostado, cuatro jóvenes en un rincón jugando a cartas. El hombre salió y cerró la puerta. Siguió hacia una de las habitaciones, dentro de la habitación, una cuna con un bebé durmiendo, el hombre entró sin hacer ruido para que el bebé siguiera durmiendo, se cambió de camisa, se puso desodorante. Fue a la segunda habitación, cuatro hombres dormían, los despertó: “La comida estará en 10 minutos”. Levantaos’. Dos se agitaron perezosamente, los otros dos hicieron como si no oyeran, el hombre volvió a llamar: “Levántaos todos”. Son las 15:55 pm. No podéis seguir durmiendo”. Con voz perezosa, uno de los 4 respondió: “Pero si acabamos de dormirnos. Los bombardeos y las explosiones no nos dejan dormir. Toda la noche, todo el día, bombardeos”. Y se fue. El anciano en la sala le preguntó: ‘¿Has traído mi medicina para el asma? Tengo que tomarla después de comer, a más tardar a las 4 en punto. “Aún no”, respondió. “Iré a la farmacia después de comer, te prometo que no llegaré más tarde de las cuatro, te lo prometo”.

 

Tic tac, tic tac, tic tac… Las cuatro de la tarde. ¡Boooom!

 

Volvamos a las 15:45

 

Salí y me fui a la casa de al lado…

 

Continuará…

 

 

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

19. Number 4 with zeros and without 2

Mensajes desde Gaza Ahora Noviembre 2023 – Número 4 con ceros y sin 2

Hossam Madhoun en Gaza

 

Número 4, con ceros y sin. Parte 2

 

Hoy he recibido un mensaje de mi hermana, que se refugió en una escuela-refugio de la UNRWA en el campamento de Deir El Balah, en la zona central de la Franja de Gaza, a 10 km de mi casa, tan distante como la Tierra de la Luna. No hay manera de llegar hasta ella sin arriesgar la vida. Ella y sus 4 hijos, un niño de 8 años, un adolescente de 15 años, 2 jóvenes de 22 y 21 años y su suegra de 82 años, llevan dos días sin comer. Su hijo pequeño está enfermo con dolor de estómago, no hay médicos ni unidad de atención primaria, sólo el hospital que da prioridad a los cientos de heridos graves. Llamé a uno de mis colegas que vive en Deir El Balah; fue y le ayudó en lo que pudo.

 

Llamé a mi hermano que se quedó en su casa de Gaza. No se fue, no quería irse de casa a pesar del peligro. Me dijo que salió de casa hace dos días y se trasladó a una escuela cercana. Recibió un SMS del ejército israelí pidiéndole que evacuara su casa porque la iban a bombardear. Salió corriendo con su familia, su esposa, tres hijos de 7, 16 y 17 años y dos hijas de 12 y 14 años. Cuando salían corriendo, bombardearon otro edificio cercano. Una piedra que salió volando por el impacto del bombardeo golpeó a su hija pequeña en la pierna y se la rompió. Cargó con su hija, llevó a la familia a la escuela y después llevó a su hija al hospital. Trataron a la niña; le enyesaron la pierna. Decidió volver a su casa. Recibió el mensaje de advertencia hace dos días, pero no quiere quedarse en la escuela.

 

No pude decirle nada, no pude aconsejarle nada, ¿qué sé yo?

 

Vuelvo a mi habitación y la imagen del Bloque 6 del Campamento Jabalia no se me va de la cabeza, la veo en todo momento, intento olvidarme y continuar, pero no puedo.

 

De nuevo, en el campamento, Bloque 6….

 

Pasada la primera, junto a la segunda casa, un hombre insta a sus familiares a que se apresuren y pregunta a sus hijos:

 

‘El taxi estará aquí a las 4, tenemos que darnos prisa, ¿lo tenéis todo?

 

‘Aquí están las bolsas de ropa. Aquí los colchones. Aquí la comida que queda en casa. Aquí está tu bolso con todos los documentos y carnets de identidad importantes. ¿Qué más falta?’

 

‘¿Dónde están los demás?

 

“Están dentro”.

 

‘¿Qué hacen adentro?’ (pregunta frustrado) ‘El taxi llega en 10 minutos, por Dios.’

 

Entra. Dentro de la casa, su mujer discute con su nuera.

 

“No puedo dejar estos vestidos, fueron un regalo de mi madre cuando tuve a mi primer hijo”.

 

“Pero no hay espacio en la bolsa”.

 

“No me importa, me los llevo”.

 

‘Y tú’ (a su hijo) ‘¿Realmente necesitas llevar 3 pares de zapatos? No caben.

 

“No son zapatos, es mi portátil”

 

“¿Cogemos la bombona de gas para cocinar? Puede que no tengan suficiente’

 

“Si hay sitio en el taxi, nos la llevamos”

 

Sameer y Fatma, los niños de 11 y 12 años, discuten sobre cosas que quieren llevarse; Sameer quiere llevarse su bicicleta y Fatma su mochila escolar y su muñeca favorita.

 

El padre intenta controlarse y habla en voz baja, pero tajante:

 

‘¿Es esto realmente lo que tenemos que hacer ahora? ¿Discutir sobre las cosas que hay que coger y las que no? ¿No habíamos acordado todo eso esta mañana? ¿Nos vamos para siempre? Volveremos en unos días, así que por favor, dejadlo ya y salid todos. En 3 minutos el taxi estará aquí.

 

Salen todos, el padre cierra la puerta, viene el vecino de al lado y ve todas las bolsas y el equipaje en la calle.

 

“¿Qué pasa Abu Ahmad? ¿Adónde vais?

 

“Nos vamos a Rafah, a casa de mi hermano. Toda la familia está desplazada allí; queremos estar juntos. Es más seguro’

 

“¿De verdad crees que es más seguro en Rafah? Están bombardeando por todas partes”.

 

‘Esto es lo que hemos decidido. Estaremos todos juntos, viviremos juntos o moriremos juntos, aquí está el taxi.

 

‘¿Dónde?’

 

“Ahí está, en la entrada de la calle.

 

Tic tac, tic tac, 4 de la tarde.….. Boooom.

 

400 personas muertas y heridas.

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

20. Sounds

Mensajes desde Gaza ahora noviembre de 2023 – Sonidos

Publicado el 11/08/2023

 

Hossam Madhoun en Gaza

 

Sonidos

 

Hossam en Gaza

 

Tumbado en el colchón, en total oscuridad salvo por la leve luz de una pobre y pequeña vela. Cerrando los ojos con la esperanza de quedarme dormido, no funciona. 2 días y 2 noches, ni un solo minuto de sueño.

 

Es sorprendente cómo los sentidos se vuelven más fuertes y sensibles cuando pierdes uno, como las personas que no tienen vista, su oído se agudiza. Esto es lo que me pasa al cerrar los ojos.

 

Durante el día, mucho ruido, muchos sonidos, sonidos mezclados de gente, charlas, conversaciones, gritos, bombardeos, explosiones, drones, aviones de la fuerza aérea cortando el cielo en pedazos. Todo mezclado así que no puedo concentrarme en ningún sonido.

 

En la oscuridad, en el supuesto silencio total, y mientras me acostaba con los ojos cerrados, empecé a concentrarme en los sonidos que me rodeaban, el ruido de una lámina de plástico que cubría la ventana que ha perdido su cristal, moviéndose con la brisa nocturna; la respiración y los suspiros de mi madre al lado; los latidos de mi corazón; el chirrido de las cucarachas del campo; el sonido de un pájaro que vuelve tarde a su nido, o que sale volando de él debido a una explosión; el llanto de un bebé en la casa de un vecino cercano y su madre acunándolo; el susurro de las ramas de los árboles, moviéndose ligeramente; el ulular de un búho que viene de lejos; perros callejeros que se vuelven locos y ladran cuando explotan las bombas; bufidos de algunos gatos peleando.

 

Todos esos sonidos significan vida, significan esperanza, significan que el mañana llegará a pesar de todo.

 

Otros ruidos se acercan, por encima de los demás, haciendo que todos los sonidos se desvanezcan, ocupando el aire y la atmósfera, invadiendo el silencio para decir que llega la muerte. El ruido del dron militar, el único sonido similar es el de la máquina de afeitar eléctrica multiplicado por cien, llena el espacio con su molesto ruido que nadie puede ignorar ni por un momento. Todo ser vivo está obligado a oírlo, en todo momento.  Humanos, animales, pájaros, árboles e incluso las piedras podrían resquebrajarse de la locura que provoca el ruido. Sólo me recuerda una cosa: la lenta matanza por tortura en la Edad Media.

 

El paso de los aviones militares – F 15 – F 16 – F 32 – F no sé qué -, cortando el cielo, como un cuchillo atraviesa un trozo de mantequilla, llevando la muerte allá donde van.

 

El ruido del bombardeo de la artillería, boom. Cada proyectil emite tres sonidos, el eco del ruido se repite: boom, boom, boom, empieza enorme y resuena tres veces.

 

El sonido de los cohetes impacta, muy fuerte, muy agudo. Si lo oyes, es que estás vivo. Es tan rápido que si te alcanza, no lo oirás. Cualquiera en Gaza que oiga el cohete, sabe inmediatamente que ha alcanzado a otras personas, dejando muerte y destrucción tras de sí. Todos lo sabemos por experiencia; lo aprendimos por las malas en varias guerras contra Gaza. 

 

Sentado en la oscuridad, intentando ignorar los fuertes sonidos de la muerte y concentrarse en los pequeños sonidos de la vida. No es fácil, pero esta es mi manera de pasar la noche, con la esperanza de superar el insomnio durante unas horas.

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

21. What to write about?

Mensajes desde Gaza ahora noviembre de 2023 – ¿Sobre qué escribir?

Publicado el 16/11/2023

 

¿Sobre qué escribir?

 

Hossam en Gaza

 

Cuatro días sin escribir mis diarios durante esta guerra. Mi cabeza hierve de cosas sobre las que quiero escribir, pero ¿por dónde empezar?

 

¿Sobre mis esfuerzos diarios para conseguir agua potable, agua para el hogar, comida, pañales para mi madre postrada en cama, ropa de invierno – ya que salimos de casa con ropa ligera sin pensar que tardaríamos tanto – los medicamentos de mi madre – que, cada vez que encuentro, el precio es mayor?

 

¿Sobre la frustración y la rabia de la gente que se convierten en peleas y disputas? Peleas por un trozo de pan, peleas por 20 cm de espacio dentro del refugio, peleas por una gota de agua, peleas por la fila de espera para ir al baño, peleas por una palabra dicha o una palabra no dicha.

 

¿Sobre los hospitales que fueron bombardeados y cerrados por falta de sistemas eléctricos operativos? ¿Sobre los continuos bombardeos y matanzas y los heridos que no encuentran ayuda? ¿Sobre los hospitales que se han quedado sin el material médico esencial y ahora realizan las amputaciones a los heridos sin ningún tipo de anestesia?

 

¿Sobre la escasez de alimentos y de artículos de primera necesidad, que conduce a una auténtica hambruna?

 

¿Sobre la destrucción de viviendas, que aumenta cada día?

 

¿Sobre mi lucha diaria por encontrar una fuente de energía para cargar mi portátil y mi móvil?

 

¿Sobre la basura que llena las calles, ya que la recogida de basura está paralizada. ¿Sobre las fugas de aguas residuales y de agua en las calles debido a la destrucción de la débil infraestructura?

 

¿Sobre el mundo que no tiene piedad de 2 millones de civiles?

 

¿Sobre las actividades de apoyo psicosocial que hemos empezado a ofrecer en algunos refugios?

 

¿Sobre mi hermana a la que no puedo ayudar? ¿Sobre el resto de mi familia, mis hermanos y hermanas y sus hijos en la ciudad de Gaza y el norte, a quienes no puedo contactar ni siquiera por teléfono para saber si están vivos o muertos?

 

¿Sobre las madres y padres que no pueden proporcionar leche a sus bebés, agua y comida a sus hijos, refugio o cualquier tipo de seguridad?

 

¿Sobre la educación de la nueva generación que está congelada y nadie puede prever cuándo y cómo se reanudará?

 

¿Sobre mi casa en la ciudad de Gaza, el apartamento por el que trabajé 40 años para ahorrar lo suficiente y poder comprarlo y así llamarlo hogar?

 

¿Sobre el tipo de vida que tendremos después de toda esta destrucción y daño a entidades, instalaciones, calles, hogares, personas y almas?

 

¿Sobre qué escribir? ¿Por dónde empezar?

 

Escribiré sobre Jonathan Chadwick, Jonathan Daitch, Steven Williams, Sami, Mohammed, Rafat, Emad, Baha’a, Philipe Dumoulin, Marianne Blume, Brigitte Fosder, Ines Abdelrazeq, Lisa Shultz, Heather Bailey, Gerhard, Eli, Peter Van Lo, Zohra, Inas, Jean Luc Bansard, Jan, Kathleen, Redouan, Marko Torjanak, Sanne y muchos otros cuya humanidad permanece, los que me dan esperanza, fuerza y capacidad para continuar con sus palabras, con su apoyo. Los que me hacen creer que hay humanidad en algún lugar de este mundo, que hay esperanza, que la vida es más fuerte que la muerte. Sus palabras me hacen capaz de vencer la oscuridad.

 

Mis queridos amigos, os quiero a todos, deseo volver a encontrarme con todos vosotros.

 

Mensajes desde Gaza Ahora Octubre 2023

 

22. The Valley of Death

Mensajes desde Gaza Now – Noviembre de 2023 – El Valle de la Muerte

Publicado el16/11/2023

 

Hossam en Gaza

 

El valle de la muerte

 

Puede que haga falta una introducción

 

Es evidente que el ejército israelí está decidido a vaciar todos los hospitales de la ciudad de Gaza y del norte cueste lo que cueste.

 

No importa cuántas vidas se pierdan,

 

No importa cuántos heridos y pacientes habituales no reciban tratamiento,

 

No importa cuántos pacientes con tumores y cáncer mueran,

 

No importa cuántos pacientes en las Unidades de Cuidados Intensivos mueran,

 

No importa cuántos pacientes se ahoguen sin oxígeno,

 

No importa cuántas personas que necesiten una cirugía urgente no la obtengan,

 

No importa cuántos bebés prematuros, que aún no han nacido del todo, no vean la vida, ya que se asfixiarán en sus incubadoras: ya han muerto dos según el Ministerio de Sanidad,

 

No importa lo que diga el Derecho Internacional Humanitario y la 4ª Convención de Ginebra.

 

El ejército israelí cortó completamente la electricidad desde el primer día de la guerra, luego impidió la entrada de cualquier combustible que pudiera hacer funcionar la electricidad de los generadores de reserva y también bombardeó todos los paneles solares de los tejados de los hospitales:

 

Al Shifa en la ciudad de Gaza,

 

Hospital Indonesio en el norte,

 

Kamal Adwan en Beit Lahia,

 

Al Rantisi, el único hospital oncológico infantil de toda la Franja de Gaza: ya han muerto tres, según el Ministerio de Sanidad.

 

Hospital Al Nasr en la ciudad de Gaza, el hospital pediátrico especializado.

 

Hospital Psiquiátrico, el único hospital psiquiátrico de la Franja de Gaza.

 

Todos estos hospitales se vieron obligados a dejar de funcionar, algunos fueron bombardeados, otros sufrieron daños.

 

El hospital Al Shifa es el principal hospital de la Franja de Gaza y el más grande. Fue objetivo del ejército israelí desde el principio. Bombardearon la sección de partos, bombardearon las clínicas al aire libre, bombardearon la puerta principal varias veces y, cada vez, hubo muertos y heridos. Bombardearon ambulancias que transportaban heridos en la puerta del hospital. Ayer se acercaron mucho al hospital, bombardearon y dispararon a su alrededor como si se abriera una puerta del infierno, bombardearon y destruyeron la mayoría de las casas y edificios que rodean el hospital.

 

Mi hermano mayor, de 60 años, con sus dos hijos, Mohammed, de 23 años, e Hisham, de 15 años, y su esposa ciega y enferma se refugiaron en el hospital Al Shifa el 12 de octubre de 2023. La esposa de mi hermano sufre insuficiencia renal. Necesita tratamiento hospitalario tres veces por semana; hay que conectarla a una máquina a través de las venas para limpiarle la sangre. La máquina funciona como un riñón durante cuatro horas. Por eso decidieron refugiarse en el hospital Al Shifa. Muchos de los 50.000 desplazados que hay dentro del hospital Al Shifa son familias de pacientes con enfermedades crónicas. Están ahí para que puedan recibir servicios sanitarios más fácilmente. Muchos de ellos son familiares de personas heridas durante la guerra.

 

Ayer mi hermano y su familia decidieron irse. Estaban seguros de que los matarían si se quedaban. Se dirigen al sur, fuera de la ciudad de Gaza. Mi hermano, cargando sobre sus hombros 60 años de agonía, pobreza, trabajo duro y dolor; su hijo Mohammed tirando de la silla de ruedas con su madre en ella, la madre sosteniendo una bolsa con cosas, ropa y algo de comida en su regazo, y Hisham, el más joven, llevando una mochila y un bolso. Con los bombardeos, los disparos, el ruido de los drones, el paso de la aviación, el ruido de la multitud que los rodea, se marchan.

 

Tienen que ir a la zona de Zeitoun, a 3 kilómetros de distancia, para llegar a la carretera Salah Ad-Din que conecta Gaza de norte a sur. Caminan. Las calles están vacías, excepto por algunas personas que también llevan lo que pueden de sus pertenencias en dirección a la carretera de Salah Ad-Din. ¿Las calles? Destruidas, dañadas, grandes socavones, fugas de agua, fugas de aguas residuales.

 

Recorrer 200 metros, para mi hermano y su familia, fue exactamente igual a atravesar un campo minado, caminar mano a mano con la muerte. Ya veían cadáveres a lo largo de la carretera.

 

Pasando tanques y soldados, continúan otros 2 km antes de llegar a una zona donde hay gente, a sólo 1 km de los campamentos de Bureij y Nuseirat. Finalmente encontraron un carro tirado por un burro que les llevó al hospital Al Aqsa en Deir Al Balah, a 18 kilómetros de la ciudad de Gaza.

 

Esto no era diferente del Infierno de Dante en La Divina Comedia, tal vez Dante estaría incluso más inspirado si recorriera esta ruta.

 

Mohammed, la mayor parte del tiempo y siempre que era posible, intentaba llamarme. Los móviles no funcionaban. A las 9 de la mañana sonaba mi móvil, era Mohammed,

 

    – ‘¿Dónde estás? ¿Estás a salvo? No he podido localizarte mientras estabas en Gaza”.

 

    – ‘Estamos en el Hospital Al Aqsa, sin nada’.

 

    – “Intenta arreglártelas esta noche, iré allí por la mañana”.

 

No hay nada que hacer en este momento; No hay movimiento al anochecer.

 

A primera hora de la mañana fui a Deir Al Balah. Era temprano. Caminé. El total recorrido hoy es de 11,5 km.

 

Llegué, gente por todas partes. Los patios delantero y trasero del hospital están llenos de desplazados, heridos y sus familias. En la puerta del hospital estaban tendidos tres cadáveres recién llegados de Nuseirat, resultado del bombardeo de una casa.

 

Empiezo a preguntar a la gente por los recién llegados de la ciudad de Gaza. Había muchos. Seguí preguntando y buscando hasta que los encontré, en un pequeño espacio de 2 metros cuadrados, cedido por una familia que había ocupado 4 metros cuadrados.

 

Mohammed no estaba allí, había ido a buscar medicinas para su madre. Mi hermano ha envejecido 50 años en estos pocos días y desde la última vez que lo vi, hace 40 días. Hisham estaba sentado junto a su madre, sin hacer nada, sin decir nada, sus ojos no se movían, mirando a un lado, mirando a la nada. Intenté hablar con él. No respondía. Hisham, el chico que más quiero, el chico que más me quiere. Hisham, que cada vez que lo visito, corre hacia mí y me pide un abrazo. Hisham no me responde. ¿Qué ha pasado, mi niño?

 

No sé si son las técnicas de primeros auxilios psicológicos que aprendí durante mi trabajo como Oficial de Protección Infantil, o el poder del amor, después de 15 minutos Hisham me miró, saltó a mis brazos y lloró, lloró como nunca había llorado, su cuerpo se movía y temblaba en mis brazos. No lloré. Contuve mis lágrimas, mis lágrimas que tenían muchas ganas de salir. Me contengo para que me queme por dentro. Llora, cariño, llora hijo mío, sin vergüenza, llora todo lo que quieras, llora tanto como tuviste miedo, llora hasta que tus llantos lleguen al cielo o alcancen un corazón conmovido en algún lugar de este mundo loco.

 

23. My mother once again

Hossam en Gaza –

Mi madre otra vez

 

Con el desgarro en el estómago, los vómitos que ocurren de vez en cuando, sin comer nada durante 2 o 3 días y la hemorragia en su sistema gastrointestinal, es imprescindible ir al hospital aunque sólo sea para detener la hemorragia. Nexium 40 mm dos veces al día en sus venas. Lo he comprado todo tal como lo hicimos la última vez cuando le pedimos a una vecina enfermera que hiciera el procedimiento.

 

Pero la vecina enfermera ya no está. Vivía en la casa contigua a la de mi suegro, la que fue avisada de que iba a ser bombardeada. La evacuaron.

 

¿Qué puedo hacer? Salir a la calle. No conozco a la gente; No es mi barrio, soy un extraño aquí.

 

Pregunté a la gente de la calle si conocían alguna enfermera cerca. Sorprendentemente, en la tercera casa un hombre dijo:

 

– Mi mujer es enfermera.

 

Le expliqué lo que necesitábamos. Entró en su casa y a los 5 minutos salió con su esposa. Fuimos a nuestra casa. Ella hizo lo necesario pero las venas de mi madre están cerradas, no absorben el medicamento. La enfermera dijo bruscamente:

 

– ¡Hay que llevarla al hospital!

 

Guardé algo de gasolina en mi coche para una emergencia, suficiente para 50 km. Lo suficiente para llevarnos a Rafah.

 

Esto es una emergencia. Llevé a mi madre al hospital comunitario del campamento de Nuseirat. Mientras conducía hasta allí, los bombardeos no cesaban, como de costumbre, a cada minuto.

 

Llegamos al hospital. Fuera han instalado una gran tienda como un hospital de campaña. Hay camas dentro con algunos heridos y médicos atendiéndolos. Mucha gente se mueve por todas partes, llega una ambulancia, la gente automáticamente despeja un espacio para la ambulancia. Tres cuerpos cubiertos con mantas. Llega otra ambulancia, 4 heridos; una mujer, un joven y 2 niños. El joven ha perdido una pierna, mucha sangre. No sabía qué hacer. Mi madre no puede ser una prioridad en esta situación. Mientras estaba de pie junto a la entrada, un amable enfermero se me acercó y me preguntó si podía ayudarme. Le expliqué la situación de mi madre. Me dijo:

 

– Normalmente hay que hacer un análisis de la hemoglobina en sangre, pruebas de corazón y de presión arterial, pero ya veis lo complicada que es la situación. Traeré el Nexium y una jeringuilla y le inyectaré suero fisiológico de 40 mm. Entra.

 

Entré en el primer pasillo; mucha gente, sangre en el suelo, una señora está limpiando con un cubo de agua clara que a los 2 minutos se puso roja, lo cogió, desapareció 5 minutos y volvió con el cubo lleno otra vez de agua clara. Algunas personas llorando de pena, enfermeras y médicos moviéndose a toda velocidad por todos lados. El enfermero me dejó, llevaba 20 minutos allí cuando volvió con la cánula, el apósito, la jeringuilla y el Nexium. Era muy bueno. En 2 minutos hizo todo lo necesario.

 

Mi madre dormía en su silla de ruedas. La saqué, la subí al coche y volví a casa.

 

Cayó la noche. Soy un hombre al que le gustan las tardes y la noche, es mi momento de relax, juego a las cartas con mis amigos, veo mis películas favoritas, me tumbo perezosamente en mi sofá. Pero ya no me gustan las tardes ni las noches. Cuando cae la oscuridad, la vida se detiene, se congela, no hay movimiento, no hay actividad, no hay sonidos excepto el ruido de los bombardeos y los drones que se duplican en el silencio un millón de veces.

 

Mi madre se ha vuelto a despertar con sus alucinaciones, su miedo interno que no puedo evitar. Ve personas y cosas, personas que la provocan y cosas que la asustan. Grita de miedo, me ve haciendo cosas malas, me maldice y yo no puedo hacer nada. Los calmantes no ayudan esta vez. Desde las cinco de la tarde hasta la mañana siguiente a las 8.20 sufre sus alucinaciones y yo sufro de insomnio e impotencia. Bajé a buscarle el desayuno. Diez minutos después, subí y estaba dormida. No la desperté, necesita dormir. Necesita descansar.

 

Llamé al doctor Yasser Abu Jamei. Es psiquiatra y director general del Programa de Salud Mental de Gaza. Le expliqué el caso de mi madre y me envió un mensaje con el nombre de un medicamento que debía darle, una pastilla cada noche. Dejé a mi madre dormida, o tal vez inconsciente, y fui a la clínica de la UNRWA. Sin internet, no podía hacer nada, solo escribir parte de este artículo, comprar el medicamento y volver a casa. Ya en casa, mi madre todavía estaba dormida. Son las 18.13 horas. Sigue durmiendo. El desayuno sigue ahí, sin tocar. ¿Es esto bueno? ¿Es malo? ¿La despierto y le doy la medicina? Pero tengo miedo de que se despierte con sus alucinaciones y pase otra noche de miedo e insomnio. ¿Está bien dejarla dormir tanto? No lo sé. Voy a esperar. Por fin como algo, primera comida del día. Me lavo con un poco de agua, la ducha es ya un lujo inalcanzable. Son las 20.15 horas. Ha dormido 12 horas. Son las 23.25, ¡15 horas! Finalmente he decidido (egoístamente) dejarla dormir, a ver qué pasa.

 

Por cierto, ahora sólo tengo gasolina en mi coche para 40 km.

24. Crippled Words

Hossam en Gaza 

Palabras mutiladas

23 de noviembre de 2023

 

¿Qué pueden hacer las palabras cuando sientes que son incapaces de describir, explicar, expresar un sentimiento o un acontecimiento?

 

Llevo casi 10 días sin escribir nada. Hay muchas cosas de las que quiero hablar pero las palabras son incapaces, las palabras no reflejan lo que veo, lo que siento, lo que quiero contar.

 

Ayer estaba en la clínica esperando a que mis colegas, los asesores, entregaran y distribuyeran sus tareas en los refugios/escuelas para brindar apoyo psicológico a los niños. Uno de ellos no estaba. Pregunté por él. Alguien me dijo que había pasado algo: Dos personas a las que acogían habían muerto en un bombardeo. Conozco a su tío. Su tío es amigo mío y sé que se refugió en su casa. Me entró el pánico. Terminé con mis colegas y fui allí rápidamente para ver a mi amigo y saber qué había pasado. Llegué.

 

Mi amigo y mi colega estaban sentados fuera de la casa. Sus caras hablaban. Sus caras lo decían todo. Sus caras me decían que algo terrible había sucedido. Mi amigo me contó lo que pasó. El marido de su hija y su nieto fueron asesinados. Se refugiaban en la misma casa pero ayer el marido de su hija fue a ver a su madre a otra casa con su familia extensa. Se llevó a su hijo mayor, Waseem, un niño de seis años.

 

La casa, un edificio de cuatro pisos que albergaba a 37 personas, fue bombardeada. Murieron. Todos murieron; Hombres, mujeres, niños, niñas, están muertos, todos ellos.

 

Mientras hablaba, su hija, a la que conozco desde que tenía 7 años, no estaba lejos. Colgaba la ropa de su hijo muerto en el tendedero, como si nada hubiera pasado. Lavaba la ropa de su hijo muerto y la ponía a secar al sol para que cuando volviera pudiera ponérsela.

 

La miré y busqué palabras que explicaran lo que siente, lo que piensa. No encontré las palabras. ¿Qué palabras pueden describir esto? Maldita sea, ¿dónde están las palabras? ¿Por qué las palabras no ayudan? Las palabras son débiles. Las palabras son incapaces. Las palabras están mutiladas. No hay palabras que puedan explicar lo que siente o piensa. Perdió a su marido y a su hijo de 6 años. El hijo fue encontrado y enterrado, el marido seguía bajo los escombros con otros 14 de los 37.

 

Odio las palabras. Me hace sentir impotente, me hace sentir estúpido incluso pensar en hablar con palabras sobre esto.

 

Y mientras hablamos mencionan a Mahmoud, Mahmoud, mi amigo. Es el tío del marido. Se refugió en la gran casa familiar con su mujer y sus hijos, su hermano también con su mujer y sus hijos y sus padres. Estaban todos allí. Todos murieron.

 

¡No! ¡Por favor, no! ¡Mahmud no! No, no puede estar muerto. No puedo aceptarlo. Mahmoud no murió. Mahmoud está vivo. Por favor, dime que no está muerto. Por favor.

 

Lo encontré en el mercado de Nuseirat hace 3 días. Nos abrazamos, hablamos y nos reímos. No puedes conocer a Mahmoud y no reírte. Se ve tan guapo, tan elegante, bien vestido, siempre con la cara y la cabeza afeitadas, y una gran sonrisa que no le abandona ni un minuto. Su hermosa sonrisa llena el aire de alegría y felicidad. Él es quien hace que todo el mundo se sienta bien y relajado. La sonrisa de Mahmoud abre todas las ventanas a la esperanza y el consuelo. Su corazón es tan grande, más grande que el mundo mismo. Puede llevar a todo el mundo en su corazón. Siempre está dispuesto a ayudar, a apoyar, a resolver problemas, a estar al lado de la gente, tanto de la que conoce como de la que no conoce, está disponible para cualquiera, como si Dios lo hubiera creado para los demás. No puede morir. Oh Dios, Mahmoud, mi amigo. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

 

Después de escribir esto sobre Mahmoud me siento tan mal, muy mal. Todas estas palabras no son nada. No dicen nada de mi amigo. Lo hace pequeño y él es mucho más.

 

Las palabras están malditas. Las palabras son débiles. Las palabras son impotentes. No hay palabras que puedan expresar lo que siento ahora. Las palabras no dirán lo que quiero decir sobre Mahmoud.

 

25. Queue

Mensajes de Gaza Now – noviembre/diciembre de 2023 – Cola

Publicado el 12/11/2023

Colas

Durante los cincuenta días hubo muchas colas.

Las colas empezaban y luego desaparecían. Había colas y las sigue habiendo. Nuevas colas comenzaron cuando empezó la tregua.

La primera cola es para comprar el pan. Miles de personas hacen cola frente a la panadería para conseguir la cantidad permitida de pan, que apenas es suficiente para alimentar un día a una familia de cinco personas. Es una cola ordenada.

Pero de vez en cuando hay una persona egoísta que se pone delante de las demás, entonces surgen problemas. Acaba siendo empujado lejos, hasta que ocupa el lugar que le corresponde en la fila.

Estas colas desaparecieron poco a poco. En Nuseirat, por ejemplo, había cuatro panaderías. Los israelíes bombardearon dos de ellas. Así que en las panaderías restantes se hicieron colas cada vez más grandes hasta que se acabó la harina en el mercado y se acabó el gas del que dependían las máquinas de hornear y amasar.

Lo que pasó en Nuseirat pasó en todas las ciudades de la Franja de Gaza.

La mitad de las panaderías de Gaza han sido bombardeadas y se han derrumbado sobre las cabezas de quienes trabajaban toda la noche preparando el pan. Otras han cerrado sus puertas cuando ya no quedaba harina en el mercado.

Y así, de forma programada, la población es empujada hacia el hambre.

26.  At the doors of the UNWRA offices

Mensajes desde Gaza Now – Noviembre/Diciembre 2023

A las puertas de las oficinas de la UNWRA

Publicado el 12/11/2023

A las puertas de las oficinas de la UNRWA 

Una cola para registrarse y recibir harina

Colas de cientos de personas para registrarse y obtener un número y una cita para recibir harina. Es una cola diaria y continua.

Colas a las puertas de supermercados y tiendas… estampidas y atascos. Las colas continuaban formándose en la entrada de las tiendas hasta que se acababa la mercancía. Luego estas colas desaparecían.

Colas en el banco

Cola diaria en el cajero automático para retirar efectivo. Colas cortas de unas pocas decenas de personas. La mayoría de la gente ni siquiera tiene efectivo en los bancos. Sólo los que tienen empleo y algunos ricos…

Varios miles, de los millones de personas de la Franja de Gaza, hacen cola ante los cajeros automáticos. Estas son colas diarias.

Colas actuales

Las colas actuales comenzaron con la tregua: colas para el gas butano, para la gasolina y la energía solar, entregadas en cantidades limitadas a varias gasolineras.

Cientos de coches y carros llegan y forman colas de más de un kilómetro con la esperanza de conseguir combustible cuyo precio se ha disparado en el mercado negro.

La guerra es ruina, la guerra es destrucción, la guerra es muerte. La guerra roba a los humanos lo más importante que los distingue. La guerra les roba su humanidad. Esto es algo que Israel sabe. Esto es lo que Israel está haciendo en Gaza.

*United Nations Relief & Works Agency, for Palestine Refugees in the Near East. 

*Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo.

27.  Suffocating Traffic Jam

Mensajes desde Gaza ahora – noviembre/diciembre de 2023

Atasco de tráfico asfixiante

Publicado el 12/11/2023

Atasco asfixiante

Atasco asfixiante. Miles de personas en las calles del mercado. Hasta donde alcanza la vista hay cabezas y cuerpos bloqueando y cerrando el paso. Es agotador y molesto caminar entre la gente del campamento de Nuseirat, que tenía una población de 35.000 personas y ahora cuenta con 150.000 más. Parece que todos se hubieran puesto de acuerdo para encontrarse en el mercado; hombres y mujeres jóvenes, adolescentes, niños y niñas…

Mujeres, hombres, niños, ancianos con y sin bastones, algunos en sillas de ruedas.

Mujeres embarazadas, mujeres que llevan a sus bebés lactantes. Jóvenes que chocan entre sí, caminando de un lado a otro… Algunos siguen caminando en silencio. Huelen a sudor. No hay disputas. Nadie se queja de nadie.

Incluyéndome a mí. Yo tampoco tengo posibilidad de lavarme todos los días. El agua es escasa.

La calle del mercado está sucia. Nadie recoge la basura de las tiendas. Se acumula día tras día, desprendiendo todo tipo de olores. Todos son nocivos. Pronto van a aparecer muchas enfermedades.

La gente ha comenzado a vender el contenido de sus casas, pensando que otros podrían necesitarlo. Un colchón viejo, ropa usada, zapatos gastados… Algunas personas son más creativas.

Cerca hay un hombre que vende gallinas. Cuando no tiene electricidad para hacer funcionar la máquina que las limpia y despluma, enciende un fuego en el que pone una gran olla con agua. Mata y limpia las gallinas a mano y las mete en agua hirviendo durante unos minutos, luego las despluma y va al mercado. A nadie le importa.

Nadie culpa a nadie. No hay alternativas.

28. Like Every Day

Mensajes desde Gaza ahora – noviembre/diciembre de 2023 –

Como todos los días

Publicado el 12/11/2023

Como todos los dias

Me despierto a las 6 de la mañana. Mi suegro, un agradable hombre de 70 años, se despierta antes que yo.

El fuego ya está encendido y la tetera y un hervidor llenos de agua caliente están sobre el fuego.

También me espera una cazuela con agua para poner 3 huevos y que hiervan al fuego.

Dos de los huevos son para mi madre y uno es para mi perro, Buddy.

Después de lavarme y beber una taza de Nescafé barato, que he conseguido en una tienda antes de que se vaciara, es la hora de mi madre. Le cambio el pañal. Quito los restos de comida que han caído a su alrededor y le preparo los huevos, un trozo de pan y una taza de té. El té es fácil de conseguir porque forma parte de los suministros de la UNRWA que se venden en el mercado a precios reducidos.

Le doy a mi perro el tercer huevo. Me pongo la ropa que tengo a mano. No me importa de qué color, ni si mi camisa está planchada. Son preocupaciones a las que hemos renunciado por completo después de 51 días.

Me preparo para salir. Las oraciones de mi madre me siguen. El camino desde casa hasta el mercado de Nuseirat a 2,5 kilómetros de distancia, en Sawariha, es una zona agrícola entre el campo de refugiados de Nuseirat y el pueblo de Al Zawayda, junto al mar. La casa está a 600 metros del mar, más o menos. Pero estos días parece como si China estuviera más cerca que este mar. Así es cuando Israel lanza sus cohetes hacia el Oeste, apunta sus tanques hacia la playa o hacia donde le convenga. 

El horizonte del mar es el único horizonte disponible para el pueblo de Gaza. En la estrecha Gaza no hay horizonte: sólo edificios y calles que ocultan el horizonte y algunos que incluso ocultan el cielo.

29.  Apprehension

Mensajes desde Gaza Now – noviembre/diciembre de 2023 – Aprehensión

Publicado el 12/11/2023

Aprensión

La gente que ha abandonado sus casas por las amenazas del ejército israelí, roba lo que puede. Arrancan las puertas de los negocios y roban todo lo que pueden.

Esto está ocurriendo ahora en Gaza. Y no es de extrañar cuando se crea una hambruna en personas que están sitiadas en un área pequeña y el Estado de derecho desaparece. Sin rendición de cuentas, sin policía…

La supervivencia comienza justificando cada acción.

El miedo está ahora en todas partes.

Miedo a morir por el bombardeo israelí, miedo a no poder encontrar refugio, agua y comida, miedo al robo, a ser herido o a que te maten.

El mayor temor es el miedo retardado, el miedo a lo que sucederá después de esta guerra.

La Franja de Gaza ha sido completamente destruida: todos los edificios desde los cimientos, las carreteras y las comunicaciones.

Más de 200.000 casas han sido demolidas. La guerra comienza de nuevo. Más de un millón de personas no tienen casa a la que regresar. ¿Qué tipo de vida nos espera? ¿Qué futuro para nuestros hijos? ¿Qué autoridad gobernará en Gaza? ¿Una ocupación militar israelí? ¿La vuelta al poder de un gobierno de Hamás? ¿Será el regreso de la corrupta Autoridad Palestina?

¿O fuerzas internacionales para disfrutar de nuestra humillación? ¿Cuándo estarán hartos de la humillación de nuestro pueblo por parte de Hamás y la Autoridad?

¿Cuándo estaremos hartos de la humillación y la violencia de la ocupación?

¿Qué esperamos para mañana? Quiero decir, ¿qué esperaremos de lo que quede de nosotros mañana?

30. Gaza between the sea and the fence

Mensajes desde Gaza Now – Noviembre/Diciembre – Gaza entre el mar y la valla

Publicado el 12/11/2023

Gaza entre el mar y la valla

El mar al oeste y la valla al este, y el norte y el sur.

Camino hacia el este, no hacia el oeste.

El mar no es mío. No tengo horizonte. El camino es largo y agotador. Un largo tramo de esta carretera polvorienta, antigua carretera asfaltada, una parte está llena de agujeros y otra parte está en buen estado. Pasamos a una calle con una ermita en el muro del cementerio central del campamento. Montones de basura se extienden a lo largo del muro del cementerio. El camino es doloroso. Las aguas residuales corren por las calles porque en muchas zonas los cimientos de los edificios han sido destruidos. Hay montones de basura a ambos lados de la carretera. Los malos olores llenan tu nariz e infectan la tierra.

Viajamos en un viaje roto. Nos topamos con hoyos excavados en la carretera, aguas residuales y basura. Intentas evitarlo. No siempre lo logramos. Las aguas residuales a veces se mezclan con agua limpia cuando la carretera se ensancha y, a veces, la inundan por completo. No hay forma de evitar que tus talones se hundan en la mierda. Sientes náuseas, tristeza, enojo, pero sigues adelante.

No hay alternativa. Casas bombardeadas y derribadas a ambos lados de la carretera. De ellas salía el olor a disparos mezclado con el olor a cemento, a escombros o el olor de un tanque de agua lleno de aguas residuales.

Las casas fueron bombardeadas día tras día, hasta que poco a poco ya no quedó espacio para los coches en la carretera. La vía quedó reducida a un solo carril.

Si llueve, una o dos veces, el hueco que dejó la casa derribada se llena y desborda hasta dividir la carretera por completo. No ha habido reemplazo ni hay alternativa a lo que existe.

31. I arrive at the market after a journey of an hour

Mensajes de Gaza Now – Noviembre/Diciembre 2023

Llego al Mercado tras un viaje de una hora

Publicado el 12/11/2023

Llego al mercado tras un viaje de una hora (más o menos)

El mercado. La calle del Mercado divide el campamento de Nuseirat desde Salahaddin Street en el este, hasta el mar en el oeste. El mercado se acaba ahí. Muchos de los edificios han sido bombardeados: dos panaderías, un supermercado, tiendas de ropa y de electrodomésticos, una farmacia, una botica. Entre cada dos casas bombardeadas, hay una casa parcial o totalmente destruida. La mayoría de las tiendas están cerradas después de 50 días sin recibir mercancías. Las tiendas se quedaron sin nada. Estaban completamente vacías.

Otro mercado está cerrado, sólo vendedores ambulantes caminando arriba y abajo o gente extendiendo sus productos en el suelo, en cajas de cartón, en mesas pequeñas o en un carro tirado por un burro. Los únicos productos disponibles son cuatro tipos de verduras: patatas, tomates, pimientos verdes y limones. Los precios suben día tras día. También venden algunos de los productos distribuidos por la UNRWA a los desplazados en las escuelas: latas de judías, carne, atún, azúcar, arroz, lentejas, batatas y un trozo de plástico de 4 o 5 metros de largo que sirve para cubrir los tejados con goteras de los que viven en casas pobres. 

Los desplazados comen lo que pueden de los alimentos de la UNRWA y luego extienden mantas en el suelo del mercado para poder vender lo que les queda o lo que se han negado a sí mismos y a sus hijos para conseguir el dinero que necesitan para comprar lo esencial que la UNRWA no tiene, como ropa de invierno para sus hijos, compresas para las mujeres, medicinas para los enfermos, cigarrillos y café para los padres egoístas, que prefieren el cigarrillo y una taza de café a una comida adecuada para sus hijos.

32.  There are hundreds of beggars

Mensajes de Gaza Now – noviembre/diciembre de 2023 – Hay cientos de mendigos

Publicado el 12/11/2023

Hay cientos de mendigos

Hay cientos de mendigos, de todas las edades, niños y niñas, mujeres y hombres. Se aferran a aquellos que creen que pueden tener un poco de dinero. Piden dinero con insistencia. El hambre los impulsa. El hambre es humillante. La gente tiene hambre. Antes de la guerra, el 48% de la población estaba desempleada. Ahora la vida se ha detenido por completo y nadie trabaja. Los negocios, fábricas, tiendas, cafés, restaurantes están todos cerrados. Incluso los 40.000 empleados que reciben sus salarios de la Autoridad Palestina en Ramallah no han recibido su salario. Israel recortó el presupuesto de la Autoridad Palestina en la cantidad utilizada para pagar a los empleados civiles en Gaza.

Israel nos está estrangulando de todas las maneras. Nos cortaron el agua, la luz, las comunicaciones, retuvieron el dinero en efectivo y el dinero de la Autoridad Palestina que Israel debía enviar a través de sus intercambios y no quedarse con ellos.

La supervivencia es lo que impulsa al pueblo de Gaza: como animales en la selva, y como en la selva, hay débiles y fuertes, los que viven con la tribu y los que viven solos.

Con hambre, orgullo y necesidad, empiezan a aparecer cosas aterradoras: robos, tiendas asaltadas día y noche. Un grupo aparece en una tienda gritando y chillando de forma salvaje y empiezan a coger todo lo que cae en sus manos, saqueando mientras huyen.

Cuando una casa es bombardeada, la gente queda aterrorizada esperando no morir bajo los escombros. Alguien irá furtivamente y robará todo lo que pueda.

33. Queuing for cooking gas.

Mensajes de Gaza Now – noviembre/diciembre de 2023 – Cola para cocinar Gaza

Publicado el 12/11/2023

Cola para comprar gas de cocina

Salí del mercado y fui hacia la calle Salahaddin. No hay transporte en el mercado entre las miles de personas que ahí se concentran. Caminé hacia Khan Younis para reunirme con mis colegas y preparar un informe sobre su trabajo de apoyo psicológico a los niños en las escuelas donde habían buscado refugio. 

Había algunos coches viejos y destartalados que funcionaban con gas o con aceite de cocina mezclado con gasolina. De ellos sale un olor asfixiante. Pero no hay alternativa. Los precios son un chiste. No hay precios estables pero ningún precio es inferior al triple de lo normal. Y si te quejas, tienen su respuesta preparada: No hay gas y el aceite cuesta el triple de lo normal, como todo lo demás. Todo lo que se vende en el mercado cuesta al menos tres o cuatro veces su precio normal. En un carro en el que caben cuatro personas, el conductor mete 5 o 6 pasajeros. No tienes derecho a quejarte. Eso es lo que hay.

¿Lo tomo o lo dejo? Llegas con los músculos doloridos por la presión del viaje.

La carretera de Nuseirat a Khan Younis, la calle Salahaddin, permanece intacta. Aún no ha sido destruida. A ambos lados de la calle, de vez en cuando, se ven edificios derribados, casas, fábricas, panaderías o un banco, todos bombardeados y destruidos. Algunos de los escombros de los edificios destruidos están esparcidos por la carretera. Los coches lo evitan fácilmente porque la carretera es ancha.

En el horizonte se ve una larga cola. A medida que el coche se acerca se puede ver que hay bombonas de 12,5 kg de gas butano y junto a cada bombona está su dueño. La cola se extiende más de un kilómetro hasta llegar a la gasolinera de Salahaddin Road. Cientos de estas personas que hacen cola no conseguirán su turno en varios días.

34. Fire Belt

Mensajes desde Gaza ahora – noviembre/diciembre de 2023 – Cinturón de fuego

Publicado el 12/11/2023

Cinturón de fuego

Cuando el Ejército de Ocupación israelí atacó, golpeó y destruyó una hilera de 20 a 30 edificios, que incluían cientos de apartamentos, viviendas y casas, tiendas y mercados:

Un periodista apareció con su chaleco antibalas y su casco o un analista político con su corbata al cuello, y describen la acción diciendo que el ejército israelí creó un cinturón de fuego en la calle Yarmouk.

¿Qué? ¡¡¿’Cinturón de fuego’???!!!

Son los hogares, son las pertenencias, son los refugios, son los lugares cálidos, son la comodidad después de un largo día de trabajo, son los recuerdos, es todo lo que la gente tiene, son sus camas y sofás, son sus televisores y cocinas, son sus tazas y platos favoritos. En cada rincón de estos cientos de casas tienen recuerdos, todo lo que tienen lo eligieron ellos mismos, durante años y años de trabajo duro para ahorrar dinero y comprarlo, para poder usarlo y disfrutarlo. Son las camas de sus hijos, es la manta que eligieron porque les gustaba su color, son sus fotos en las paredes y donde planean el futuro de sus hijos. Es su pasado y su futuro previsto.

Al diablo con el ‘Cinturón de fuego’.

35. Annoying Words

Mensajes de Gaza Now – noviembre/diciembre de 2023 – Palabras molestas

Publicado el 12/11/2023

Palabras molestas

Las palabras más molestas que oigo provienen de periodistas, políticos, representantes oficiales de agencias de la ONU y analistas políticos cuando describen las cosas en Gaza.

Palabras como “difícil”.

Por ejemplo:

Cuando el hospital Shifa fue rodeado por el ejército israelí y bombardeado tras privarlo de agua, electricidad, oxígeno y alimentos,

cuando los heridos en la UCI mueren uno tras otro,

cuando los recién nacidos en las incubadoras mueren uno tras otro,

cuando los enfermos se asfixian por falta de oxígeno,

cuando los cadáveres se pudren al sol y nadie puede enterrarlos o trasladarlos,

un representante inteligente de la OMS, o un periodista que transmite la situación, dice: “La situación en el Hospital Shifa es difícil”.

¿Qué? ¡Difícil!

Señor, cuando tienes una discusión con tu mujer vienes y dices que es difícil. Cuando no encuentras leche para tu café de la mañana dices que la situación es difícil. Cuando buscas un taxi para llegar a tiempo al trabajo y no lo encuentras, entonces es difícil. Cuando intentas convencer a tu hijo para que se quede con la niñera y él, testarudo, no te escucha, puedes decir que es difícil.

Lo que está pasando en el Hospital Shifa no es difícil. Es una masacre. Es un crimen contra la humanidad. Es terror en su peor forma.

Jodidamente difícil.

36. Survival Recipe

Mensajes desde Gaza ahora – noviembre/diciembre de 2023

Receta de supervivencia

Publicado el 12/11/2023

Receta de supervivencia

¿Cómo se puede sobrevivir a la guerra en un lugar tan pequeño, donde los bombardeos, el fuego de artillería, los ataques y los tiroteos están por todas partes? ¿Donde no hay forma de predecir el próximo ataque, especialmente cuando los civiles son el objetivo principal?

¿Cómo encontrar un lugar seguro?

¿Cómo asegurar comida y agua cuando no se permite la entrada de comida ni de agua?

¿Cómo recibir tratamiento médico cuando se enferma mientras los hospitales son blanco de ataques y no se permite la entrada de suministros médicos?

¿Cómo dar seguridad y comodidad a tus hijos cuando ni siquiera puedes tenerla para ti?

¿Cómo encontrar refugio cuando casas y edificios son atacados deliberadamente?

¿Cómo mantener el calor cuando no hay electricidad para la calefacción, o no hay ropa de invierno disponible en el mercado, o cuando no tienes dinero para comprarla aunque haya disponible?

¿Cómo cocinar tus alimentos cuando no se permite la entrada de bombonas de gas?

¿Cómo escapar? ¿Salir de la ciudad que se convierte en un campo de batalla y está cerrada y bloqueada y no hay más salida que tu tumba, si puedes encontrar una tumba y encontrar a alguien que te meta en ella?

La respuesta es: NO LO SÉ.

37. Untold story from Olympus

Mensajes desde Gaza Now – noviembre/diciembre de 2023

Historia no contada desde el Olimpo

Publicado el 12/11/2023

Historia no contada del Olimpo

Mientras Zeus estaba aburrido en su trono de la cima del Olimpo, pasó los dedos por su larga barba mirando a la Tierra. Había luces en muchos lugares, y también había oscuridad. Vio un punto de luz que brillaba más que cualquier otro. No era luz artificial, no era luz solar, ni luz de la luna o de las estrellas. Miró más de cerca. Era de allí, de un pequeño lugar del Mediterráneo llamado Gaza.

Se pregunta, ¿qué brilla allí? Debería haber oscuridad en ese lugar, ¿qué es lo que brilla?

Lucifer no estaba lejos y oyó las palabras de Zeus. Dijo en voz baja y profunda: estos son los niños y las mujeres de Gaza. Siempre brillan. ¡¿Cómo es posible que el dios de los dioses no lo sepa?!

Zeus, frustrado por no saberlo, dijo: “Quiero que algunos vengan aquí”. Quien los pueda traer  ahora será recompensado”.

Lucifer dijo: “Sólo el Ejército de los Muertos puede traer a estos niños y mujeres”.

Zeus se estremeció: ‘¡No! ¡Este ejército no! Son brutales. Son horribles, feroces, horripilantes, inexorables, despiadados, espantosos”.

Lucifer: “Este es el único ejército que puede hacer realidad tu deseo”.

Otros dioses: ‘Por favor, no, este ejército no. No el Ejército de los Muertos. Toma cualquier otro ejército. Envía a las Amazonas, son buenas y fuertes. Envía al ejército troyano o envíanos a cualquiera de nosotros y te los traeremos. Envía a Marte, Neptuno o Hera. Envía a Hércules o Axel, pero no a este ejército.

Zeus como de costumbre, actúa como siempre, de forma egoísta. Su voluntad es una orden, sus sueños deben hacerse realidad, su deseo debe cumplirse.

Zeus con su fuerte voz, sosteniendo en alto su pararrayos para sembrar el miedo entre los demás dioses, dijo:

‘Silencio. Sin comentarios. Que nadie hable. Que así sea. Envía el Ejército de los Muertos. Traedme niños y mujeres de esa Gaza. Mi deseo es una exigencia y mis exigencias son órdenes. Envía el Ejército de los Muertos ahora.

Todos los dioses miraron furiosos a Lucifer. Querían matarlo. Pero está protegido por el Dios de los dioses.

Lucifer dijo: “Señor, tú sabes que el Ejército de los Muertos también tiene exigencias”.

Zeus: ‘¿Qué pide?’

Lucifer: ‘Nadie debe preguntar o cuestionar los medios que usarán para atrapar a los niños y mujeres y nadie puede pedirles que se detengan hasta que se detengan. ¿Juras hacer esto?

Zeus: “Este es un juramento de Zeus, el Dios de todos los dioses”.

El Ejército de los Muertos esperaba con ansiedad y alegría que Lucifer les diera la buena noticia. No tardó en llegar con la feliz noticia.

Lucifer dijo con su voz profunda: “Adelante, amigos míos, pasen a cuchillo a los palestinos”. Sois libres, sin cuestionamientos, no paréis hasta saciar vuestra sed con su sangre.

El Ejército de los Muertos no esperó a que terminara su discurso. Lanzaron sus pesados martillos, sus espadas, sus dagas y cuchillos contra los cuerpos de niños y mujeres palestinos.

Los hombres palestinos estaban allí, indefensos, incapaces de hacer nada más que llorar de dolor y tristeza. Como Prometeo en sus cadenas.

Cientos y cientos de niños y mujeres ascendieron al Salón del Trono de Zeus. Grupo tras grupo.

Zeus los mira. Ya no brillan, han perdido su belleza, no son como él los veía desde lo alto del Olimpo. Llegan en pedazos, algunos decapitados, otros sin brazos ni piernas, cortados por la mitad. Zeus está decepcionado, esto no es lo que quería.

Los Dioses dijeron al unísono: “Sí, esto es lo que querías”.

Zeus: Pedí algunos, algunos niños y mujeres. Algunos significan tres o cuatro, diez, pero no decenas, ni cientos, ni miles.

Todos los dioses: “Tienes lo que pides”.

Zeus: ¿Por qué matan a sus hombres? ¿Por qué destruyen sus hogares? ¿Por qué talan sus árboles? ¿Por qué queman sus campos? ¿Por qué matan a su ganado? ¿Por qué los privan de comida y agua? ¿Por qué?

Todos los dioses: “Tienes lo que pides”.

Llamó a Lucifer pero éste había desaparecido. Lucifer se escondió entre el Ejército de los Muertos. Zeus se enfureció. Gritó “Basta”. Pero su fuerte voz fue tapada por los gritos de los palestinos y los rugidos del Ejército de los Muertos. Niños y mujeres seguían ascendiendo sin luz, sin brillo, subiendo muertos. El Salón del Trono comenzó a llenarse de sus cuerpos. El enorme salón en el que cabían todos los dioses, semidioses, sus esposas e hijos e incluso sus sirvientes se llenó. Completamente lleno hasta el techo de montones de cadáveres. Miles de niños palestinos, miles de mujeres palestinas y miles de hombres palestinos.

Zeus estaba en su trono aturdido, mudo, incapaz de romper su juramento. Y mientras, todos los dioses que le miraban tristes e impotentes, vieron algo que nunca antes habían visto, vieron a Zeus con lágrimas en los ojos. Lágrimas de arrepentimiento. Lágrimas de tristeza, lágrimas de debilidad. El Dios de todos los dioses está llorando por esta sangre derramada y, sin embargo, el Ejército de los Muertos continúa clavando la espada en la suave carne de los niños y mujeres palestinos.

38.  Butterfly Effect

Mensajes desde Gaza ahora – noviembre/diciembre de 2023 – Efecto mariposa

Publicado el 12/11/2023

Efecto mariposa

Ayer tuve suerte; conseguí un saco de 25 kg de harina panificable (a 5 veces el precio original). Es suficiente para que las 18 personas que estamos en casa comamos durante dos semanas. Incluso espero obtener una bombona de gas de 6 kg, que podría durar 10 días (también al triple de su precio original).

La leña para el fuego es escasa. La Franja de Gaza es muy pequeña y la superficie agrícola muy limitada; No hay bosques ni selvas. La gente ha comenzado a talar árboles vivos para conseguir leña, aunque los árboles frescos están húmedos y no arden ni encienden fuego. A pesar de ello, la gente desesperada, hace todo lo posible para sobrevivir. Pobre Gaza. No quedarán árboles. Se sacrifican olivos y se cortan todos los árboles de las calles. ¿Quién puede culpar a gente que no tiene alternativas? Las situaciones desesperadas siempre llevan a tomar medidas desesperadas.

Volviendo a casa desde el mercado, en un carro de madera tirado por un pobre y débil burro, vi una pequeña mariposa blanca volando al lado del burro durante más de 5 minutos. Me encantó ver algo bello en medio de esta oscuridad. Me hizo sonreír hasta que recordé haber leído que en algunas culturas, la mariposa blanca es una señal de que la muerte se acerca. Personalmente no creo en este tipo de supersticiones, pero, para ser sincero, la idea no se me iba de la cabeza.

Por la noche más de 500 seres humanos murieron en Gaza, de norte a sur. La mayoría eran niños y mujeres.

Mientras escribo este artículo, los intensos bombardeos no cesan. Cientos de personas están siendo asesinadas en este momento. Quizás mi familia y yo estemos entre ellas, ¿quién sabe? Todos los que fueron asesinados, más de 22.000 seres humanos durante los últimos 55 días, no sabían que iban a ser asesinados de esta manera brutal.

Pobre mariposa, no te culpo en absoluto. Eres preciosa. Sé que no eres tú ni tu efecto. Sé que es el Ejército de Ocupación israelí quien ha matado, sin piedad, a toda esta gente.

P.D. Me gustan las mariposas

39.  A Young Political and Military Strategist

A young, political and military analyst – Messages from Gaza Now – December 2023

Un joven analista político y militar.

Mi mujer, Abeer, está haciendo un buen trabajo dirigiendo y apoyando a un gran equipo de asesores, trabajadores sociales, enfermeras, fisioterapeutas, animadores, terapeutas ocupacionales y trabajadores de rehabilitación en los refugios de la zona central, a través de su organización Humanidad e Inclusión. Por mi lado yo también hago seguimiento y apoyo a un equipo de orientadores y trabajadores sociales de la zona central y sur a través de mi trabajo en el Centro de Desarrollo MAAN.

El Dr. Raafat Alyadi, director del Hospital Al Wafa en el campo de Nuseirat, es nuestro anfitrión. Es un gran hombre. Da la sensación de que nunca duerme, se mueve todo el tiempo, gestionando un enorme equipo de médicos y enfermeras, asegura todo lo que el hospital necesita tanto como puede, se pone todos los días en contacto con todas las ONG y donantes, asegurandose de conseguir alimentos, productos básicos y las necesidades de todo su personal.

Como no había oficina de nuestras organizaciones en Nuseirat, no dudó en ofrecernos un lugar con electricidad e internet para facilitar nuestro trabajo.

Después de un largo día en el Hospital Al Wafa, caminamos hasta el mercado para comprar todo lo que pudiéramos encontrar para la comida de mañana. Como no hay electricidad, ni nevera, no podemos almacenar verduras frescas, tenemos que comprar lo que necesitamos cada día. Después de nuestra larga jornada, hemos de caminar 2,5 km hasta casa. A veces encontramos un burro tirando de un carro de madera y dejamos que nos lleven. A veces no y caminamos cargando nuestras bolsas con los portátiles y lo que hayamos comprado para el día siguiente.

Por suerte hoy, tras haber caminado 20 minutos, hemos encontrado un carro que se dirigía a la zona de Sawarha donde vivimos. El burro que tiraba del carro lo conducían dos niños. De unos 13 y 9 años.

Dijeron que nos cobraban 3 shekels a cada uno. Aceptamos. Al cabo de unos minutos escuchamos una gran explosión. Nos sacudió. Abeer dijo: -Está muy cerca.

El joven jinete del burro, muy relajado, dijo: -No, está al menos un km al sur”. Está lejos.

Abeer dijo: -¿Cómo lo sabes?

El niño: -Lo sé. Tú deberías saberlo.

Abeer: -¿Por qué deberíamos saberlo?

El niño: -¿Es esta la primera vez que veis una guerra en Gaza? ¿No sois de aquí?

Abeer: -Sí, somos de aquí.

El niño: -¡Qué raro! Deberías ser capaz de identificar el ruido de las explosiones y calcular dónde podrían estar. También deberías distinguir los sonidos de los cohetes y los de los bombardeos.

Abeer: -¿Cómo te llamas?

El niño: -Ahmad.

Abeer: -¿Cuántos años tienes?

Ahmad: -9 años.

Abeer: -¿Vas a la escuela?

Ahmad: -Ahora no, ya que todas se han convertido en refugios, pero claro, estoy en 4º de primaria.

Abeer: -¿Y ahora? ¿A qué te dedicas?

Ahmad: -Como puedes ver, ayudo a mi familia a ganar dinero después de la muerte de mi padre.

Abeer: -¿Cuándo murió?

Ahmad: -Hace dos semanas, cuando atacaron el supermercado del mercado de Nuseirat. Estaba de paso cuando sucedió.

Abeer: -¿Tienes hermanos?

Ahmad: -Sí (señalando al otro niño). Este es Hasan, mi hermano mayor, y mis dos hermanas menores están en casa con mi madre”.

Abeer: -¿Qué crees que pasará, Ahmad?

Ahmad: -Bueno, el sueño de los israelíes es ver Gaza vacía como sea. Seguirán atacando, bombardeando, destruyendo y matando hasta que nos echen o nos maten a todos.

Abeer: -¿Y qué crees que deberíamos hacer?

Ahmad: -Hacer lo que hacemos ahora. Quedarnos y vivir.

40.  Bad Son

Bad Son – Mensajes desde Gaza ahora – Diciembre de 2023

Publicado el 28/12/2023

Mal hijo

Sí, mi madre está enfadada conmigo y tiene razón, debería estarlo, soy un mal hijo.

Cuando he vuelto del trabajo, ella estaba llorando. Sí, mi madre de 83 años postrada en cama estaba llorando. Al principio no quería decirme por qué, pero repetía: “Quiero volver a casa”. Llévame de regreso a casa”.

Le explicaba todo el rato que esto era imposible desde que abandonamos nuestra casa en la ciudad de Gaza el 12 de octubre y vinimos aquí a Nuseirat. Le dije muchas veces que el ejército israelí aisló la ciudad de Gaza y el norte cortando la carretera en el cruce de Netzarim, el cruce entre el norte de Gaza y la zona central de la Franja de Gaza.

Ella no me cree. Dice que Netzarim está en Jabaliya y que no tiene nada que ver con la ciudad de Gaza. Todo lo que digo la enoja más y no me cree. No se da cuenta de que llegar a la luna es más fácil que llegar a la ciudad de Gaza sin que te dispare un francotirador o que te mate un bombardeo.

Ya no intentaba convencerla. Me senté en mi colchón frente a su cama y escuché sus quejas.

“Ya no eres el mismo, desde que llegamos aquí ya no me has permitido ver a mis hijas, hijos y nietos. En casa venían todos los días, yo podía verlos como quería. Ahora no veo a nadie, no llamo a nadie. Me has privado de todo, no me traes café ni dulces, ni siquiera fruta. Antes me traías plátanos, melocotones, dátiles, manzanas, fresas, muchas frutas, ahora no me traes nada. Dices que son los israelíes los que impiden que llegue a Gaza. ¿Cómo es eso? ¿Cómo quieres que te crea?

Cuando venga Aroki le diré cómo has cambiado. Él siempre me traía namoura (dulces orientales). ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me compraste algo? Sabes que me gusta. Es tu amigo, Aroki, quien se acuerda y cuando viene de visita, siempre me trae 2 kg, no uno. Espera hasta que regrese. Le diré cómo has cambiado. Cómo te has vuelto malo. Esto no puede ser. Ya no eres el hijo que eras antes”.

¿Cómo puedo culpar a mi madre? No la culpo. Entiendo que esto no puede ser fácil de creer. ¿Cómo podría alguien en su sano juicio creer que no podemos llegar a nuestra casa que está a sólo 9 kilómetros de aquí? ¿Cómo sería eso posible?

¿Cómo puede ser que no encuentre café en el mercado? ¿Cómo?

¿Cómo puede ser que no haya caramelos, dulces, ni frutas en el mercado? ¿Cómo?

No culpo a mi madre, me culpo a mí mismo por no poder volar y cruzar todas las fronteras y llegar a un lugar donde pueda encontrar frutas, chocolates, dulces, café y todo lo que mi madre desea.

Me culpo por no poder llegar a Khan Younis, Deir El Balah o Rafah para así traer a mis hermanos y hermanas para que mi madre pueda verlos.

Me culpo por no tener una varita mágica para poder arreglar la red de comunicación con un toque mágico.

Lo siento, madre. Por favor perdóname por ser un mal hijo.

41. Back from Market

Mensajes desde Gaza ahora – Diciembre de 2023

Publicado el 28/12/2023

De regreso del mercado

Mi hermana en Deir Al Balah me llamó anoche para pedirme mantas. Sólo tiene una para ella y su suegra. Ella duerme en una de las aulas de una escuela cerca del mar, sus tres hijos duermen bajo una carpa de plástico en el patio delantero de la escuela y además tienen solo una manta para los tres. Yo tampoco tengo mucho. Por suerte compré dos mantas buenas y pesadas hace dos meses preparando los días fríos del invierno. Abeer me dijo que hay tres mantas adicionales que su familia no usa y que puede regalar. Son viejas y ligeras, pero podemos repartirlas.

Por la mañana salimos. Abeer al Hospital Al Awda y yo al Hospital Al Aqsa en Deir Al Balah. Le envié un mensaje a mi hermana para que viniera allí y poder ver también a mi otro hermano y su familia, que se refugiaron en el patio vacío del hospital como miles de personas más.

Llegué allí sobre las 9.20, caminando la mitad del camino, en carro tirado por un burro durante 1 km y finalmente en taxi para el resto del camino.

La tienda de mi hermano y su familia tiene 2 metros cuadrados. No hay colchones, solo algunas mantas baratas y trozos de cartón debajo de las mantas. El espacio de 2 metros incluye todas sus pertenencias junto a los dos lugares para dormir. Son 5 personas. Se van turnando para dormir. Duermen dos personas y luego cambian. Sin colchón, una manta en el suelo y otra manta sobre sus cuerpos. Es todo lo que tienen. La impotencia es una sensación mortal. Mi hermana aún no había llegado. No pude quedarme. Les dije que tomaran una de las tres mantas y le dieran dos a mi hermana y me fui. Me fui rápido, sintiéndome avergonzado de tener una buena manta, de tener un techo sobre mi cabeza, de tener un colchón debajo de mi cuerpo. No hay lugar para más gente en casa de mis suegros, me acogen a mí, a mi madre, a mi mujer, a la hermana de mi mujer con su esposo e hijos, a dos de sus primas y a sus hijos, y por supuesto, a su familia; sus padres y sus hermanas.

Sin internet en Nuseirat desde hace tres días, las comunicaciones móviles son difíciles, casi nulas. No había mucho que hacer en el Hospital Al Awda, era un día corto de trabajo.

Pasamos por el mercado, mi mujer Abeer y yo. Compramos algunas verduras y medicamentos para la gripe. Era un día lluvioso. No paraba de llover. Sólo pudimos encontrar un carro que, por supuesto, no tenía techo. La velocidad del burro no era mayor que la de un hombre. La distancia de 2,5 kilómetros desde el mercado hasta casa era de al menos media hora. Después de diez minutos de trayecto, empezó a llover, ligero al principio, luego fuerte, muy fuerte, las gotas de lluvia dolían. No podíamos hacer nada. Seguimos sentados en el carro, sin hablar, ni una palabra, hasta que llegamos, mojados, completamente mojados hasta los huesos. Entramos, nos quitamos la ropa, nos secamos el cuerpo y nos pusimos ropa nueva, abrigada y limpia. Vaciamos las bolsas de nuestros portátiles. Había agua. La pantalla de mi computadora portátil se mojó, me preocupa mucho que se dañe. Espero que no.

Me estiré en mi colchón, me cubrí con la manta suave y pesada y pensé en la familia de mi hermano, en la de mi hermana y en las miles de familias que están ahí afuera, en carpas de plástico que no impiden que entre el agua, que no protegen del viento, ni del frío. Hay miles de familias que ni siquiera tienen una tienda de este tipo en Deir Al Balah, en Khan Younis, en Rafah, en la ciudad de Gaza, en Jabaliya, en Beit Lahia, en Zaytoun, en Shujaiya, en Mawasi. No me siento culpable pero me siento muy mal, muy impotente, muy débil. Siento que no soy nada.

42. Schindler’s List

La lista de Schindler – Mensajes desde Gaza ahora – Diciembre de 2023

Publicado el 28/12/2023

La lista de Schindler

¿Existe algún Schindler para los palestinos de Gaza?

Pausa

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Pausa

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No. No existe un Schindler para los palestinos de Gaza.

43. Mother Courage (not Bertolt Brecht)

Madre Coraje (no Bertolt Brecht) – Mensajes desde Gaza Ahora – Diciembre de 2023

Publicado el 28/12/2023

Madre Coraje (no Bertolt Brecht)

Junto al muro de la escuela, el refugio, muchos vendedores colocan su escasa mercancía sobre una pequeña y vieja mesa de madera, o una caja de cartón, o incluso sobre un plástico en el suelo. Algunas latas de carne, latas de atún, latas de frijoles, cigarrillos, azúcar, arroz. Algunos tienen mercancía por valor de 200 dólares y otros no llegan siquiera a 30 dólares. Intentan conseguir dinero suficiente para alimentarse durante uno o dos días.

Entre ellos, una señora de mediana edad con un velo que cubre la mayor parte de su cabello, está ocupada cocinando pan en un horno hecho de barro. Una fila de gente espera para comprar un trozo de pan o dos o lo que sea. De vez en cuando llama a su hijo de 7 u 8 años para que alimente el fuego bajo el horno con algunos trozos de leña. Es una escena normal en Gaza, principalmente alrededor de las escuelas-refugio.

Me puede en la cola para comprar pan, cuando un periodista se acercó a la señora pidiéndole una entrevista. Sin mirarlo, dijo: “Ya ves que estoy ocupada”. El periodista fue paciente y educado. Le preguntó si podía filmarla como parte del mercado y la vida en los refugios. Ella se encogió de hombros como si no le importara si lo hacía o no. El reportero le hizo un gesto al cámara para que comenzara a filmar.

El periodista: – ¿Hace mucho que te dedicas a esto?

La mujer: -¿Hacer pan? Un mes.

Periodista: -¿Usted construyó el horno de barro?

La mujer: -No, se lo compré a alguien que lo construyó pero que no podía trabajar en él. Era demasiado mayor para este trabajo.

Periodista: -¿Eres de aquí? ¿Me refiero al campamento de Nuseirat?

La mujer (mientras trabaja, metiendo un trozo de masa en el horno, dándole la vuelta de vez en cuando con un palo de madera): -No. No soy de aquí.

(hablando con un cliente): No tengo cambio de cien shekels. Busque cambio y vuelva.

Periodista: -¿De dónde viene?

La mujer: -De muchos lugares desde el 12 de octubre.

Periodista: -¿De dónde?

La mujer: -De Beit Hanoun. Cuando empezaron a bombardear, mataron a mi hijo mayor y a mi suegro. El objetivo del atentado era la casa de un vecino. Los mataron a todos-.

Dejó de hablar y siguió con su trabajo. El periodista no se apresuró. Volvió a levantar la cabeza, miró al periodista un segundo, luego se volvió hacia el horno y continuó hablando.

La mujer: -Nos mudamos a la casa de mi familia en el campamento de Shati, ‘Beach Camp’. Estaba en el mercado con mi hijo pequeño, cuando oímos una gran explosión de un ataque aéreo. Volví a casa con algunas verduras. Bombardearon una casa cercana y murieron mis padres y mi marido. Estaban bajo los escombros. Reconocí a mi marido por sus pies. Le faltaba un dedo, lo perdió en un accidente laboral en Israel hace dos años. Trabajaba en la construcción. Cuando ocurrió el accidente su jefe no hizo nada por él, lo mandó a casa y nunca le permitió volver a trabajar. Por supuesto, sin indemnización. En Israel no registran a los trabajadores palestinos como mano de obra legal, así que nadie puede reclamar compensación alguna. Nos utilizan como mano de obra barata, eso es todo. Mi pobre marido no descansó hasta que murió.

(a su pequeño hijo): -Basta de madera, ya casi hemos terminado.

(a un cliente): -Esto te costará 4 shekels.

Miró al periodista. Él seguía con el micrófono dirigido a ella, el cámara la enfocaba.

La mujer: -Nos mudamos a la ciudad de Zahra, con mi hermana que está casada y vive allí. Nos siguieron los bombardeos. Asesinaron a mi hija y a mi suegra. Vinimos aquí; Yo, mi hijo pequeño, la hija de mi hermana y mi hermana herida. Estamos en esta escuela. (Señala la escuela detrás de ella).

Periodista: -¿Cómo se las arreglan? ¿La UNRWA distribuye comida en la escuela?

La mujer: -Sí. Vienen cada pocos días, dan a cada familia algunas latas de comida, algunas galletas, un poco de jabón, comida que apenas alcanza para un día. De todas formas seguimos vivos.

Periodista: -¿Qué pasa con el agua? ¿La higiene? ¿El inodoro?

La mujer: -Esa es otra historia. Me levanto a las 4 de la mañana para hacer la cola del baño. A esa hora solo hay entre 7 y 15 personas. Si llego tarde, encuentro una fila de 50 o 60. Voy con mi hermana herida, su hija y mi hijo pequeño. Hacemos nuestras necesidades y volvemos a dormir. Distribuyen botellas de agua mineral. No las uso. Las vendo para sacar algo de dinero. Así sobrevivimos.

Periodista: -¿Qué hacen otras mujeres?

La mujer: ¿Otras mujeres? Sí, había una mujer embarazada, la ayudamos a dar a luz dentro del aula. Tuvo suerte, el parto fue sin problemas y no necesitó hospital. En nuestra aula nos cuidamos unos a otros. No como en otras clases donde todo el día se escuchan gritos, insultos y peleas. Tenemos suerte. Cuidan de mi hermana y de su hija de 2 años cuando estoy fuera.

Periodista: -¿Cómo consigue la leña para el horno?

La mujer: -Al principio era fácil, recogía trozos de leña de la calle, de los olivares cercanos. Luego empecé a comprarla a los vendedores de leña. Al principio costaba 1,2 shekels/kilo y luego el precio subió, como todos los precios, ahora son 3 shekels/kilo. Ahora todo el mundo utiliza fuego, ya que no hay gas ni combustible para cocinar. Hay escasez de todo.

La mujer empezó a limpiar, apagó el fuego, recogió los trozos de leña que aún no se habían quemado y cubrió el horno con un trozo de tela.  Cargó con su hijo y se dirigió hacia la escuela. El cámara la siguió con su objetivo hasta que desapareció dentro de la escuela.

44.  Fuel, Bread and Fear

Combustible, pan y miedo – Mensajes desde Gaza ahora – Diciembre de 2023

Publicado el 28/12/2023

Combustible, pan y miedo

Ayer decidí conducir mi coche, a pesar de que no hay combustible para reponer el que uso.

Me aseguré de que me quedara suficiente para recorrer 68 km, según el indicador de combustible.

Pero ayer fue especial. Por fin conseguí butano, media bombona con 6 kg de gas, suficiente para 2 semanas. Eso evitará que Abeer, su padre y sus hermanas tengan que usar fuego para cocinar, especialmente porque es invierno y cuando llueve es imposible encender un fuego. Otra cosa, a mi suegro le toca recibir harina panificable de la UNWRA – 2 sacos de 25 kg suficiente para 2 semanas.

Pero creo que necesito explicar un poco más sobre el Bloque Número 6, del Campamento Nuseirat y la distribución de harina.

La UNRWA inició esta distribución de harina a finales de octubre para todas las familias de la Franja de Gaza. Pero como no hay suficiente y la ayuda alimentaria está entrando en Gaza en cantidades limitadas, la UNRWA decidió priorizar. Así, a finales de octubre anunciaron que distribuirían a las familias de 11 miembros o más. Después de 2 semanas, empezaron a distribuir a familias de 8-10 miembros. Después de 3 semanas distribuyeron a familias de 7 miembros.

Y aquí solo estamos hablando de uno de los artículos distribuidos a todas las personas de este sistema.

Hace unos días empezaron a distribuir a familias de 6 miembros. Y aquí le llega el turno a mi suegro; su familia es de 6. Mi propia familia es de 3 miembros; Yo, mi esposa Abeer y mi hija Salma. No sé cuándo recibiré harina panificable, que sólo será un saco de 25kg.

Es un buen plan para priorizar, pero los que tienen menos de 10 miembros, menos de 7, menos de 6, menos de 4, ¿cómo se las arreglarán para vivir, para comer, hasta que reciban este tesoro? Mientras todo tipo de trabajo está completamente congelado, cero trabajo, cero empleos, cero ingresos, ya que la vida se ha detenido y no ocurre nada más que la guerra y la larga búsqueda de comida diaria, me refiero a lo que sea, cualquier cosa para comer.

De todos modos, Abeer me esperaba en el Hospital Al Awda al terminar su trabajo, compré algo de comida para mañana y fui a buscar a Abeer para volver a casa.

Arranco el coche!!! No funciona.

Lo intento una y otra vez hasta que Abeer me pide que pare, de lo contrario estropearé algo. Lo único que sé de coches es cómo conducirlos. Pero sé que quienes trabajan como conductores lo saben todo sobre coches, así que me acerqué a uno de los conductores de ambulancia del Hospital Al Awda y le pedí ayuda.

En menos de un minuto me dijo: -“No hay combustible”.

-¿Qué? ¿No hay combustible?!! Pero había guardado un poco en el coche.

Me preguntó: -“¿Qué tipo de combustible usa su automóvil?”

Dije: -‘Benceno’

—¿Cuándo condujiste tu coche por última vez?

-‘Hace casi 2 meses’

-“¿Sabes que el benceno se evapora? Se evapora lentamente.

Dios mío. ¿Cómo no había considerado este simple hecho físico? ¿Cuál es la solución? Ya no queda combustible en el mercado.

Abeer dijo: -“¿Por qué no le preguntas al Dr. Rafaat, director del Hospital Al Awda? Debería tener algo.

Estaba muy incómodo y avergonzado, pero lo hice. El Dr. Rafaat, como siempre, fue de gran ayuda. Me dio un litro, que era todo lo que necesitaba para recorrer los 3 km de vuelta a casa y aparcar mi auto para siempre.

El segundo día, al llegar al hospital a las 8 de la mañana como de costumbre, sentí que algo andaba mal. La gente se movía deprisa, muchos hablan de zonas a las que se les había ordenado evacuar, hablaban de un mapa y de SMS.

Fui a la consulta del doctor Rafat. Había mucha gente. Uno de los empleados conectó su portátil a la gran pantalla del televisor. Había un mapa de bloques en la pantalla. En pocos minutos entendí la situación. El ejército israelí había lanzado cartas de advertencia sobre el campamento de Bureij y parte del de Nuseirat y envió mensajes al azar a muchas personas en estas zonas pidiéndo a todo el mundo que se fuera y que se dirigieran a Deir Al Balah. El personal del hospital intentaba determinar si el hospital se encontraba dentro de la zona amenazada o no.

¿A dónde irá la gente? Deir Al Balah está completamente lleno. Las casas, la escuela, las instituciones públicas, las mezquitas. Tiendas de campaña en las calles por todas partes. La zona a evacuar marcada en el mapa acoge al menos a 150.000 personas. ¿A dónde irán?

¿Y te das cuenta de lo que significa evacuar un área y llamarla zona de guerra? Los israelíes empezarán a hacer el llamado cinturón de fuego. ¿Recuerdas qué es un cinturón de fuego? Es golpear, bombardear y destruir zonas enteras, muchos edificios, limpiando completamente barrios enteros, machacándolos hasta el suelo, sobre las cabezas de la gente que no tienen adónde ir.

El Dr. Rafaat dijo tajantemente: “Incluso si caemos dentro de esta zona, el hospital no cerrará. Nos quedamos. Estamos aquí para ayudar a los enfermos y heridos y esto es lo que seguiremos haciendo”.

Nota 1: La rama principal del Hospital Al Awda en el norte de Gaza fue atacada, invadida, destruida y tres médicos murieron. Muchas otras personas fueron asesinadas allí. El hospital era su cementerio.

Nota 2: Sigo en el campamento de Nuseirat. La casa de mi suegro está fuera de la zona amenazada, pero pronto no lo estará y, de verdad, no sabré qué hacer entonces, con dos ancianas postradas en cama y 22 personas más: niños, mujeres, hombres y mi esposa, Abeer.

Nota 3: Tengo miedo de verdad.

45. Fear, loneliness.

Miedo, soledad – Mensajes desde Gaza Now – Diciembre de 2023

Publicado el 28/12/2023

Miedo, soledad

Desde el comienzo de esta brutal masacre y asesinato del pueblo de Gaza, siempre he tenido miedo. El tipo de miedo que crees controlar cuidando a tu familia, manteniéndote ocupado, cubriendo sus necesidades, haciendo un seguimiento del trabajo de colegas, asesores y trabajadores sociales de los refugios, escribiendo mis diarios y compartiéndolos con amigos alrededor del mundo. El tipo de miedo que uno mantiene e ignora, aunque todas las razones para el miedo y el pánico están ahí: los bombardeos aleatorios, los ataques, los disparos, la destrucción, el número de muertos alcanza los 27.000 y hay más de 54.000 heridos. Sin embargo, lo guardo muy dentro.

Desde ayer mis sentimientos son diferentes. Mi miedo es diferente. Desde que el ejército israelí ordenó a los habitantes del campamento de Bureij y a los de parte del de Nuseirat, donde estoy desplazado, que se fueran, no siento lo mismo. Podría haber muerto antes, en cualquiera de estos bombardeos, pero ahora siento que vienen hacia mí y mi familia.

Sólo tres de mis amigos de la ciudad de Gaza están desplazados en Bureij y Nuseirat. Los tres están en las zonas que recibieron ayer la orden de evacuar. Intenté llamarlos con el móvil, pero no pude. Fui hasta donde vivía uno de ellos, pero no estaba allí. Ya era demasiado tarde para ir a ver a los demás, uno en Bureij y el otro en Nuseirat, cerca de Bureij. La carretera de Salahaddin separa Bureij y Nuseirat, al este limita con Israel y al oeste con Nuseirat.

Hoy he ido al Hospital Al Awda. El primer mensaje era de mi amigo y colega Mohammed:

Querido Hossam,

Me estoy preparando para salir con mi familia hacia Rafah. Estoy buscando materiales para construir allí una tienda de campaña. No sé cuándo nos comunicaremos o nos volveremos a ver. Espero que sea pronto, hasta entonces mantente a salvo. Mohammed.

No sé por qué después de leer este mensaje, el sentimiento de miedo salió a la superficie y anuló mi capacidad de tolerarlo.

No podía quedarme. Pensé en ir a Bureij a ver cómo estaba mi amigo Eyad. Los bombardeos y los ataques intensos comenzaron anoche. Rechacé la idea y me sentí como un cobarde.

Entonces pensé en Maher. Está en Nuseirat. Voy a ir. Caminé 2 km y al llegar vi que no había coches delante de su casa. Es un edificio de 3 plantas. Hasta ayer albergaba a más de 80 personas. El hermano de Maher, el dueño de la casa, estaba allí, sacando cosas de la casa y cargándolas en un minibús. Colchones, mantas, harina, maletas, bolsas…

-¿Qué pasa?- Pregunté

-Nos vamos.

-¿Dónde está Maher?

-Se fue ayer con su familia, todos se fueron, mi esposa y yo somos los últimos.

-¿Hacia dónde?

-A Rafah. Tenemos un hermano que vive allí, Maher y su familia fueron allí. Nosotros iremos a casa de mi hija en Zawayda.

No había nada más que decir. El hombre estaba ocupado y se apresuraba a cargar sus cosas.

Le dije: -‘Adiós, cuídate’.

Volví caminando al hospital Al Awda, intentando llamar a Eyad. Llamé más de 50 veces y todas las llamadas fallaron.

De repente me detuve. Sentía que algo iba mal. Me sentía mareado, incapaz de caminar. El miedo me invadió de la cabeza a los pies. No me encontraba bien. Seguí caminando, llegué al hospital, fui a la oficina. Empecé a recoger mis cosas; el portátil, el cargador del móvil, la pequeña batería que uso para encender unas luces led. Terminé y me preparé para salir. Luego me senté de nuevo. No quería volver a casa con estos sentimientos, en estas condiciones. Debía controlarme.

Al llegar a casa, hablé con Abeer sobre lo que haremos.

Abeer tiene una hermana en Rafah, una viuda con cinco niñas que vive cerca del hospital de Alnajjar en una casa pequeña de dos habitaciones y un salón. ¿Vamos allí? ¿Enviamos a algunos de nosotros para que si pasa algo aquí podamos movernos con más facilidad y ligereza? Somos 22 personas. Tal vez su madre, su hermana y la familia de su hermana puedan ir allí y entonces podremos decidir qué hacer a continuación.

Todavía no lo hemos decidido. Aún estamos discutiendo las opciones cuando su hermano, su esposa y sus 3 hijos llegan con su equipaje. Estaban en Nuseirat, no lejos de la zona de evacuación. Por eso busca refugio en casa de su padre. Es normal.

¿Y ahora qué? Terminamos nuestra conversación sin decidir nada. No hay lugar seguro en la Franja de Gaza. La gente se mueve de un lugar a otro buscando una seguridad que no existe. Yo soy uno de ellos. Afuera hay tormenta, el viento aúlla, llueve mucho y el frío me llega a los huesos, mientras los bombardeos continúan y esta vez no lejos.

Tengo miedo. Me siento tan solo.

46. The Third displacement, to Rafah

El tercer desplazamiento, a Rafah – Mensajes desde Gaza Now – Diciembre 2023

Publicado el 28/12/2023

Tercer desplazamiento. A Rafah

Finalmente debo decidir: Además del hermano de Abeer con su familia han llegado a casa de mis suegros las primas de Abeer y su hija. Con la casa llena de mujeres y niños, algunos de nosotros debemos irnos a Rafah, el próximo destino después de la ciudad de Gaza y Nuseirat. Todos son una sola familia. Yo soy el forastero. Decidí irme con mi madre. Abeer decidió quedarse con sus padres y hermanas. Ahora tenemos que separarnos. No sé por cuánto tiempo. No sé si volveremos a vernos.

Encontrar un taxi a Rafah no fue fácil, tuve que caminar desde Sawarha hasta Salahaddin Road, donde se encuentran los taxis, 5 km caminando, casi corriendo. Eran las 14.40, anochece en menos de 3 horas. Debo estar en Rafah antes de que oscurezca. La noche es otro miedo, otra incertidumbre.

Encontré un taxi que me pedía mucho dinero. No tuve elección, acepté pagar 100 dólares, casi 20 veces el precio normal. Fuimos a Sawarha donde cargué nuestras cosas, 2 colchones, 2 mantas, 2 bolsas de ropa, una bombona medio llena de gas para cocinar unas dos semanas.

Ni siquiera sabía adónde ir en Rafah. Llamé a un amigo y le pedí que me buscara un lugar. Le estaba dando una tarea imposible. Más de un millón de personas se desplazaron a Rafah, una ciudad de menos de 100.000 habitantes que ahora alberga 10 veces la población original.

Desde Nuseirat fuimos por la carretera marítima, nerviosos, incómodos, viendo a la armada israelí en el horizonte. Habíamos oído muchas historias de bombardeos y matanzas en la carretera marítima. Al oeste de Khan Younis se encuentra la zona de Mawasi, una zona poco habitada de tierras agrícolas. Antes íbamos a pasar allí los fines de semana huyendo de las multitudes y del ruido de la ciudad de Gaza. Es increíble cómo está ahora, miles y miles de personas en la vía principal, que se ha vuelto una especie de mercadillo, con gente vendiendo algunos alimentos, ropa de segunda mano y otras cosas. A ambos lados de la carretera principal hay cientos de tiendas de campaña fabricadas con plástico barato.

Al llegar a Rafah era lo mismo. La misma imagen, la misma situación. Multitudes por todas partes, tiendas de campaña por todas partes, pequeños vendedores por todas partes. Gente moviéndose en todas direcciones, de un lado a otro, un enorme caos. Suciedad y basura por todas partes, destrucción por todas partes, casas bombardeadas por todas partes. El gris y el negro son los colores dominantes, como si a Gaza le hubieran quitado los colores de la vida. Todos los árboles de la calle están talados, la gente los corta para usarlos como leña. Ya no hay color verde, incluso el cielo en esta estación esconde su color azul y muestra su color gris y sombrío.

Algunos de mis amigos que llegaron antes a Rafah están en tiendas de campaña en las calles, tiendas que no protegen del frío ni de la lluvia, pero esta era su única opción, su única posibilidad. ¿Qué voy a hacer con mi madre de 83 años postrada en cama?

Llamo a mi amigo todo el tiempo y la conexión no se realiza. Más de 60 veces intentándolo hasta que finalmente funciona. Me pidió que fuera a la casa de su familia en Rafah. Ya sé que no tienen lugar, no hay lugar para más gente. Sé que albergan a más de 100 personas allí.

Llegué a su casa y me recibió con una gran sonrisa.

-¿Tienes suerte o eres afortunado?

-¿Por qué? ¿Qué?

-Le pedí a un amigo con buenos contactos, que buscara un apartamento en alquiler. Es un hombre de negocios rico pero no pudo encontrar ningún lugar para alquilar.

-Entonces, ¿cuál es la noticia?

-Me volvió a preguntar: “¿Quién quiere el piso?” y le dije que es para mi amigo y su madre inválida. Decidió alojaros en su casa.

-¡¿De verdad?! No quiero molestar.

-No te preocupes, vámonos.

Dando un paseo, guió al conductor hasta la dirección de su amigo.

Llegamos a un lujoso edificio de tres plantas, con un patio lateral decorado con un techo de madera.

El hombre estaba allí esperándonos con una gran sonrisa, muy amable y acogedor.

Pidió a sus hijos que descargaran mis cosas, no me dejaron llevar nada. La planta baja tenía un gran salón y un dormitorio con un aseo al lado. El hombre dijo: “Espero que te parezca bien”.

Me quedé sin palabras. No sabía cómo expresar mi agradecimiento, pero seguía diciendo: “Gracias, gracias”.

Acosté a mi madre. Trajeron comida y me ofrecieron una ducha. ¿Una ducha? Vaya. Una ducha caliente. La primera en tres meses. Hasta ahora me lavaba usando un bidón de plástico con agua fría.

Mi madre estaba muy cansada del viaje y se durmió enseguida.

Después de la ducha fui al patio. Había algunos hombres alrededor del fuego, preparando té. Nos sentamos a charlar hasta las 8 de la noche. Luego nos fuimos todos a la cama. No dejaron de preguntarme si necesitaba algo. Me decían: ‘Tu madre es nuestra madre, no debes preocuparte por ella’.

Dormí. Mi madre durmió.

47. Terror and Torture

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Diciembre 2023-enero 2024 – Terror y tortura

Publicado el 15/01/2024

Terror y tortura

Después de dos días en Rafah me relajo, me involucro más en el trabajo y no me preocupo por mi madre durante las 5 horas que la dejo en casa de Abu Khaled. Esta maravillosa familia a la que no conocía de nada y que nos recibió a mí y a mi madre, tratándonos como parte de su familia y cuidando de mi madre cuando estoy fuera e incluso cuando estoy en casa.

La comunicación lleva un día y medio cortada. No he podido contactar con mi mujer ni con su familia. Los ataques y bombardeos se concentran en la zona central; principalmente Bureij, Maghazi y Nuseirat donde dejé a Abeer. No puedo expresar cómo me siento. Intento comunicarme con ellos miles de veces cada día. No funciona.

Mi hermano y mi hermana con sus familias y otros parientes, unas 25 personas, permanecen en la ciudad de Gaza. No querían salir de casa. Cinco familias reunidas en dos apartamentos de la calle Saftawi, al norte de la ciudad, donde desde hace más de un mes la comunicación está cortada. No sé nada de ellos ni ellos saben nada de mí.

Hoy me ha llamado mi sobrino desde el hospital de Al Aqsa, donde él, su hermano, su madre y su padre –mi hermano mayor– se han refugiado bajo una carpa de plástico en el patio del hospital. Su voz no era normal:

-Trato de llamarte desde esta mañana. (Eran las 16.50)

-¿Qué pasa? ¿Cómo está tu madre? ¿Tu padre, tu hermano?

-El tío Sofian, la tía Taghrid…

-¿Qué pasa con ellos?

-(Llorando) No lo sé.

-¿Qué quieres decir? Díme por favor.

-Conocí a un vecino de mi tío y me dijo que el edificio alto detrás de su casa fue bombardeado y cayó sobre la casa. La casa se derrumbó y quedó completamente dañada.

-¿Qué hay de tu tío, tu tía y sus familias? ¿Estaban dentro? ¿Se fueron antes? Por favor respóndeme.

-No lo sé.

-¿Qué quieres decir? Pregúntale al hombre.

-No lo sabe.

La llamada terminó. He intentado llamar una y otra vez a sus móviles. Son las 22.25 y todavía estoy intentando comunicarme con alguien para saber algo.

48. Day and Night

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Diciembre 2023 – Enero 2024 – Día y Noche

Publicado el 15/01/2024

Día y noche

Me despierto a las 6.30 todos los días. Mi anfitrión es increíble. A las 6 está en el patio encendiendo el fuego, preparando el desayuno y el té caliente. No permite que me vaya sin desayunar. Pregunta muchas veces si mi madre o yo necesitamos algo.

Salgo a las 8 de la mañana hacia la oficina de mi organización, Ma’an Development Agency, en Rafah. El edificio está lleno, hay gente de todas partes, de muchas asociaciones que no tienen oficinas y que intentan dar seguimiento a las intervenciones que están haciendo para la gente.

Rafah, que tenía 170.000 habitantes, acoge ahora a más de un millón. Al menos la mitad viven en las calles, construyendo tiendas de campaña con plásticos que no protegen del frío ni de la lluvia. Pero esto es lo que hay. El mercado del centro de la ciudad está abarrotado. Parece como si millones de personas estuvieran reunidas en el centro de esta ciudad.

Además de dar apoyo psicosocial, hacemos muchas más cosas: Distribuimos alimentos, construimos cocinas y repartimos comida caliente, distribuimos kits de higiene a personas desplazadas, entregamos depósitos de agua a refugios y a colectivos desplazados, distribuimos ropa para niños. Estamos intentando conseguir mejores tiendas de campaña, contratamos personal para limpiar las escuelas y también los aseos a diario. Todo esto, sumado a lo que hace la UNRWA y a lo que ofrecen todas las organizaciones humanitarias, no satisface casi ninguna de las necesidades reales de la gente. Con la paralización de la vida normal, nadie tiene ningún tipo de ingreso en Gaza, la gente solo busca cobijo y comida. 2,2 millones de personas. Pero, sobre todo, la gente necesita seguridad y dignidad. Eso ya no existe.

Me involucré en todo esto como miembro del equipo de emergencia de Ma’an. No tengo ocasión de pensar en nada. Es como una celda de abejas. Pero no puedo quedarme en la oficina más de 5 horas; debo volver con mi madre, que se aterra si no estoy cerca de ella a las 2 de la tarde.

De regreso a casa, voy directamente con mi madre, que me recrimina por llegar tarde, ya sea que llegue temprano o tarde. Le proporciono lo que necesita y luego intento descansar.

¡¡¡Descanso!!! Lo odio. Mientras intento descansar, empiezo a pensar. ¿Qué ha pasado con las familias de mis hermanos? ¿Están vivos? ¿Sobrevivieron? Quizás algunos murieron y otros sobrevivieron. Con Abeer y su familia no he tenido contacto desde hace tres días. Mañana iré a Nuseirat a ver cómo están. Quería ir antes pero no pude.

¿Cuándo acabará esta pesadilla? ¿Tiene un final? ¿Qué clase de final? ¿Cómo será la vida cuando termine, con ciudades y pueblos completamente destruidos? ¿Quién será la autoridad gobernante? ¿Habrá una nueva ocupación militar israelí? ¿Será la autoridad corrupta de Ramala? ¿Hamás otra vez?

Procuro ocuparme de la familia que me acoge para no pensar, pero la noche se acerca. Los pensamientos oscuros invaden mi cabeza, me quedo dormido no sé cómo y me despierto por la mañana tan cansado como si no hubiera dormido ni descansado en absoluto.

49. Horror and Relief

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Diciembre 2023 – Enero 2024 – Horror y alivio

Publicado el 15/01/2024

Horror y alivio

Hace seis días que no tengo noticias de las familias de mis hermanos. Desde que mi sobrino me dijo que el edificio detrás de su casa fue bombardeado y se derrumbó sobre su casa. No hay noticias sobre si estaban dentro o habían salido antes. No he dejado de intentar comunicarme con ellos pero la comunicación entre el sur y el norte está cortada.

Más noticias horribles: esta mañana hablando con mi hija Salma en el Líbano (lo que es mucho más fácil que llamar a mi mujer en la zona central), me dijo que su madre Abeer, está muy asustada. Ha visto un vídeo de un herido llevado al hospital de Al Aqsa que murió antes de llegar al quirófano y cree que es su hermano. Compartió el video conmigo. No había manera de saber quién era esta persona; su rostro estaba casi cubierto; su cuerpo es parecido al del hermano de Abeer, ¡¡pero espera!! Mi cuñado está en la ciudad de Gaza, aunque esté herido no lo llevarán al hospital Al Aqsa en la zona central. La carretera entre la ciudad de Gaza y la zona central lleva cortada más de mes y medio.

Sigo llamando a Abeer, pero no puedo contactarla. Le ha dicho a Salma que irá al hospital Al Aqsa para hacerse un chequeo. Llamé a mi sobrino, hijo de mi otro hermano que se refugió en este hospital con su familia. Tras varios intentos finalmente lo conseguí. Le pedí que fuera a la morgue para comprobar si el hermano de Abeer se encuentra entre los mártires que hay allí. Vuelve a llamar al cabo de una hora. Dice que los 30 cadáveres que llegaron ayer están sin nombre y no conoce al hermano de mi mujer por lo que no puede ayudar. Pero sigue hablando. Dice que por fin tiene noticias de la Ciudad de Gaza; Mi hermano y mi hermana con sus familias están a salvo. Salieron de casa un día antes de la invasión de su zona y antes del bombardeo del edificio situado detrás de su casa.

¿Cómo lo sabes?

-Un vecino que tenía una tarjeta SIM de Cellcom (empresa israelí), pudo llamar y dijo que mi hermano se había ido a una escuela-refugio lejos de la zona y que mi hermana había ido a otra escuela-refugio en el norte.

Sigo llamando a Abeer sin éxito. Contacté con Salma. Por fin, Abeer la había llamado y le dijo que el cuerpo que ella creía que era su hermano no lo era, pero que no tenía noticias de su hermano desde hacía más de un mes.

Un poco de alivio tras un tiempo de pesadumbre y horror. Mantener la esperanza.

50. Abo Khaled Abdel’al

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Diciembre 2023/Enero 2024 – Abo Khaled Abdel’Al

Publicado el 15/01/2024

Abu Khaled Abdel’Al

Un hombre de 50 años, alto, grande, gordo; parece un gigante con cara de niño. Procede de una familia muy respetada en Rafah. Empezó su vida como obrero de la construcción en Israel, luego fue peluquero, pero era un hombre ambicioso. Soñaba con ser empresario. Siguió su sueño y se convirtió en lo que quería ser. Hoy es un hombre de negocios muy conocido y respetado en la Franja de Gaza.

Vive con su familia en una casa grande de tres plantas, la primera planta es un gran salón con un dormitorio y un baño.

Su patio delantero es tan largo como la casa. Hizo un lugar donde recibe invitados; desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche hay un fuego para preparar té y café. La puerta del patio delantero está siempre abierta; cualquier persona que pase por allí está invitada a descansar y tomar el té. Recibe a cientos de personas todos los días.

La familia vive en el segundo y tercer piso. El sótano de la casa es un gran almacén. Abu Khaled es un hombre con principios, honesto, respetuoso y generoso.

51. Agony

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Diciembre 2023/Enero 2024 – Agonía

Publicado el 15/01/2024

Angustia

He ido a Sawarha para ver a mi esposa Abeer y llevarle algunos alimentos y artículos de higiene difíciles de conseguir en Sawarha. He salido de casa a las 8.30 de la mañana.

En Rafah, las aglomeraciones son increíbles. Avanzar cien metros lleva al menos diez minutos. Una ciudad de 200.000 habitantes con infraestructuras muy débiles, ha recibido a un millón de personas. (Hablaré de Rafah en otro momento).

Buscaba un taxi para ir a Sawarha. El coste normal es de 1,5 dólares. El primer taxi pedía 150 dólares. Seguí buscando y discutiendo el precio, finalmente lo más barato era 65 dólares con la condición de llevar a otros pasajeros en el camino. No tengo elección. Nos ponemos en marcha. Tardamos 30 minutos en salir de la ciudad dirección Khan Younis, pero sin llegar hasta allí, porque es donde está ahora la invasión israelí. Antes de acercarnos a la ciudad de Khan Younis, el conductor va por caminos que no conozco hasta llegar a la carretera de la costa.

Por todas partes hay tiendas de campaña, gente circulando, vendedores ambulantes de alimentos recibidos de la ayuda humanitaria, lo que hace que la carretera esté muy concurrida y abarrotada. El coche avanza muchas veces a la velocidad de una persona caminando. Llegamos a Deir Al Balah, luego a Zawaida y después a Sawarha. Una distancia de apenas 3 kilómetros nos tomó más de 1 hora y 20 minutos. Una larga fila de coches, camiones, carros tirados por burros y todo tipo de vehículos llenos de gente, colchones,  bombonas de gas, bidones de agua, sacos de harina… Los vehículos están llenos a reventar, con bultos en el techo atados con cuerdas, todos se dirigen hacia el sur, evacuados de Nuseirat. 

La imagen es como el Día del Juicio Final. La gente parece muy cansada, muy desesperada, muy sucia. Los hombres están sin afeitar, los niños lloran, tienen mucho miedo. Puedes sentir el miedo. Puedes tocar el miedo. Van a Rafah sin saber qué van a hacer allí. Todos sabemos que Rafah está completamente lleno; no sólo las casas, los edificios o las instituciones públicas sino que las calles, los parques, los callejones están completamente llenos de tiendas de campaña y de gente. Escapan de los bombardeos y de la invasión. Huyen para salvar sus vidas, pero no tienen idea de a dónde ir ni de lo que les puede pasar.

Algunos voluntarios intentan ayudar a dirigir el tráfico pero es una misión casi imposible. Hay coches parados con el motor estropeado; no hay arcenes para sacarlos de la circulación. El camino también pasa junto a escuelas-refugio en la carretera marítima, lo que lo hace aún más difícil; cientos de vendedores ambulantes frente a las escuelas, miles de personas que entran y salen bloqueando la carretera. Me preocupa llegar tarde. Debo regresar a la una de la tarde, de lo contrario mi madre se preocupará.

De Rafah a Sawarha se tarda 20 minutos, incluso con un atasco de tráfico normal. Llego a las 11.30. Sawarha está tranquilo. Está a 2,5 kilómetros del centro de Nuseirat, pero la invasión continúa. El ejército israelí inició la invasión en una pequeña parte de Nuseirat hace dos semanas. Ahora casi han invadido todo el campamento, dejando tras de sí una enorme destrucción y cientos de personas asesinadas. Bombardeos, ataques, tiroteos intensos.

Acordé con el taxista que me llevaría a Sawarha y luego de regreso a Rafah, así que me reuní con Abeer durante menos de 10 minutos. Fui a verla a ella y a su familia, todos siguen vivos pero nadie está bien.

Buddy, mi perro, se alegró mucho de verme. Yo también me alegré de verlo. No paraba de saltar sobre mí y corretear. No quiero irme. Quiero quedarme con mi mujer y mi perro. Quiero volver a casa. Quiero instalarme, tumbarme en mi cama, sentarme en mi balcón con mi mujer, mi hija y mi perro como hacíamos todas las noches, tomando un café. Necesito un poco de descanso y tranquilidad. Nada más.

Comenté con Abeer del plan de su llegada a Rafah. Sus padres se niegan totalmente a irse hasta que vean que toda la gente de la zona se va. Abeer es incapaz de dejarlos solos, no sé qué hacer. ¡Qué situación tan compleja! Intentar convencerlos es inutil. Entiendo que están cansados de mudarse y de ser desplazados. Son demasiado mayores para sufrir más angustia. Es su única manera de demostrar que se están rindiendo. El tiempo se acaba. Tardaré otras dos horas en volver a Rafah con mi madre. Dejé las cosas en la puerta principal y salí con el acuerdo de Abeer de comunicarme más por el móvil.

El viaje de regreso a Rafah fue igual, la misma multitud, la misma gente triste, el mismo tráfico de desplazados en coches y vehículos llenos de sus necesidades básicas, lleno de cientos de vendedores ambulantes, lleno de angustia.

52. Back to Sawarha Again

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Diciembre de 2023/enero de 2024 – De nuevo a Sawarha

Publicado el 15/01/2024

Regreso a Sawarha

El jueves fui a Sawarha con algunos suministros para mi esposa y su familia: alimentos y artículos de higiene.

El viernes llamó Abeer, muy nerviosa y presa del pánico. Los bombardeos y los ataques aéreos no cesaban en Nuseirat, cerca de Sawarha. La gente empezó a evacuar. Hubo bombardeos aleatorios cerca de la casa, no pudieron dormir. La novedad es que la carretera marítima es segura de norte a sur pero nadie puede circular de sur a norte ni por la zona central.

No pueden irse de allí solos. Nuestro coche no tiene combustible. Pasé todo el día buscando 6 litros de gasolina, lo suficiente para ir desde Sawarha a Rafah, en el sur. A pesar de lo peligroso que es ir hacia el norte, ni por un minuto he pensado en no ir. No pueden apañarse solos, son diez personas: 3 niños, 4 mujeres, un anciano y un joven muy asustado que no podrá ayudar. No pude conseguir la gasolina hasta las 9 de la noche, estaba dispuesto a pagar cualquier precio (el normal es de  2 dólares por litro), costó 34 dólares el litro, multiplicado por 6 litros.

Un amigo de Abu Khaled, su socio comercial, un hombre al que nunca había visto antes estos días, se ofreció a venir con su mini-jeep para ayudar a traer a la familia y las pertenencias que pudiéramos llevar, como colchones, mantas, comida, gas butano y algunos elementos de cocina. Hemos de traer estas cosas, porque no las encontraremos en Rafah.

Nunca podré agradecérselo lo suficiente. Conocía el riesgo. Podría perder su coche en un bombardeo, pero no lo dudó. Incluso dijo que estaba lleno de gasóleo así que no debería preocuparme por eso.

Salimos el sábado muy temprano, a las 6 de la mañana. La carretera principal entre Rafah y Khan Younis está completamente vacía. Evitamos la ciudad de Khan Younis porque allí se encuentra la zona invadida, giramos hacia el oeste 2 km antes de Khan Younis hacia la carretera marítima.

Desde que estuve aquí anteayer, hay nuevas casas y edificios destruidos. Algunas carreteras estaban prácticamente bloqueadas por los escombros caídos. Pero los sorteamos todos.

A lo largo de la carretera marítima hay más movimiento: todo tipo de coches, camiones, jeeps, llenos de gente y de pertenencias se dirigen al sur. Aun hay gente en las calles. Seguimos conduciendo y esperando lo peor, pero no hay elección. Continuamos. En Deir Al Balah, la ciudad de la zona central, grandes multitudes de personas bloquean la carretera, se mueven en todas direcciones, buscando algo llamado seguridad y refugio. Muchos no pueden encontrarlo.

Normalmente son sólo 22 km de Rafah a Sawarha y se tarda 30 minutos en llegar, pero hoy es diferente. Llegamos a la casa a las 8.25 de la mañana. Estaban dormidos después de una larga noche de bombardeos, e intensos tiroteos que sacudieron la casa durante toda la noche. Se durmieron de puro cansancio y miedo. Lo bueno es que lo tenían todo preparado. Todo lo que necesitaban llevar estaba empacado y listo para ser cargado en los coches. Puse la gasolina en nuestro auto, lo cargamos todo, distribuí a la gente en los dos coches y comenzamos el viaje a Rafah. Rafah, donde ya no se cabe.

Rafah, la última ciudad del sur de Gaza fronteriza con Egipto, está habitada por 200.000 personas y tiene una infraestructura deficiente, similar a todas las ciudades y campamentos de la Franja de Gaza. Ahora acoge a un millón doscientas mil personas. No preguntes cómo. Seguramente no en las casas: están completamente llenas. Mires donde mires, en cada espacio vacío, en cada borde de la carretera: tiendas de campaña de todo tipo: tiendas de buena calidad recibidas de organizaciones humanitarias, tiendas hechas con plásticos, tiendas hechas con trozos de tela. Más de 1 millón de personas en tiendas, sin aseos. La gente, principalmente mujeres, llama a las puertas pidiendo ir al baño, los hombres hacen cola en las mezquitas esperando para ir al retrete. Sin instalaciones, frente a algunas tiendas, la gente enciende hogueras para calentarse o cocinar. Cientos de familias en las calles no tienen ni siquiera una tienda de campaña. No tienen dinero para comprar madera y  plástico con la que construir la suya; estos materiales baratos se han vuelto más caros que el oro para los pobres.

Aquí debo traer a mi mujer y su familia. Creo que debí ser un ángel en otra vida, no lo sé. Realmente no lo creo. Pero tenía prevista una reunión con el personal que presta apoyo psicosocial en las escuelas-refugio para niños. Tenía previsto reunirme con ellos el sábado para escucharlos y darles algo de apoyo, para ver si hay algo que pueda hacer para facilitar su trabajo. Llamé a uno de ellos para pedirle que pospusiera la reunión pues estoy ocupado trayendo a mi esposa.

Este maravilloso colega de Rafah empezó a llamar buscando un lugar donde puedan quedarse. Estaba conduciendo de regreso, cerca de Deir Al Balah, cuando me llamó para decirme que había encontrado una carpa, de 6 m por 2,5 m cuadrados, con aseo incluido. Está en el centro de Rafah, en medio del mercado principal. Qué suerte. Está a 15 minutos a pie de la casa de Abu Khaled. Junto al hospital Al Awda en Rafah. Llegamos sobre las 2 de la tarde. Frente a la carpa, una casa bombardeada, escombros en la calle. El propietario había traído a algunos trabajadores para limpiar. La puerta de la carpa estaba dañada y buscó a un herrero para arreglarla. La familia esperó en los coches durante una hora hasta que el local estuvo casi listo. Aún faltaban algunas obras en el interior, pero no importaba, el hermano de Abeer las haría. Estaban agotados. Les llevé algo de comida y me fui. No podía quedarme más tiempo, tenía que ir a ver a mi madre.

Dos horas después pasé a ver cómo estaban. Nadie estaba contento. Todos estaban muy cansados. Incluso nuestro perro Buddy estaba quieto, sentado en un rincón y no vino a verme cuando llegué. El lugar es un infierno. No está bien, no es cómodo, no hay luz, solo algunas velas, pero es un millón de veces mejor que una tienda de campaña en la calle. Nadie se queja.

Les dejé sobre las 5 de la tarde. Se hacía de noche, no podía quedarme. Ahora debo estar junto a mi madre. 

 

53.  Writing Again

Escribiendo de nuevo – Mensajes desde Gaza ahora – Enero de 2024

Publicado el 30/01/2024

Escribiendo de nuevo

Llevo un tiempo intentando escribir pero no lo consigo. ¿Estoy ocupado? Sí, pero en los últimos días también estaba muy ocupado y aún así podía escribir.

En Rafah no pude escribir más de 5 o 6 veces. Algo me lo impedía. Creo que la situación que me rodea aquí en Rafah está más allá de las palabras o la descripción. Cuando se aprieta y empuja a un millón de personas en menos de 5 km cuadrados, la imagen no se puede reflejar con palabras.

Miles de tiendas con miles de familias por todas partes, en cada espacio vacío, en las calles, en las aceras, sin agua, sin aseos, sin comida, sin mantas, sin camas ni colchones, sin intimidad y sin dignidad. Al caminar no veo más que miseria y angustia. Miles de niños en las calles, miles de vendedores ambulantes que en su mayoría son niños y jóvenes. Las mezquitas, casi cada hora, anuncian a gritos los nombres de los niños perdidos que buscan a sus familias. Multitudes y multitudes. Caminar 100 metros lleva más de 30 minutos. Usar el coche es imposible y de todos modos no hay combustible. Algunos automóviles están utilizando aceite de cocina en lugar de combustible, lo que hace que el precio del aceite triplique el precio original, como todo lo que hay en el mercado. Escasez en todo tipo de necesidades básicas.

Hace 10 días que llegó Abeer con su familia y les encontré este lugar terrible, una tienda cerrada, como la celda de una prisión. Al menos tienen un techo sobre sus cabezas. Los dejé allí y regresé a casa de Abu Khaled Abdelal para quedarme allí con mi madre. El segundo día pasé y les llevé algo de comida. Luego fui a la clínica de la UNRWA en Tel Al Sultan, al oeste de Rafah. Las agencias de la ONU están reservando un espacio allí para reuniones de coordinación humanitaria. Fui a una de estas reuniones. No tiene sentido mencionar nada al respecto: catástrofe total e impotencia. Ninguna de las agencias de la ONU son capaces de ayudar o de hacer lo que deberían estar haciendo. UNICEF, la OMS, el Programa Mundial de Alimentos y muchas otras agencias y organizaciones humanitarias internacionales hacen lo que pueden y lo que pueden solo satisface el 5% de las necesidades reales de la gente. Son débiles, no tienen poder sobre los israelíes para obligarles a permitir que la ayuda humanitaria entre en Gaza, así que coordinan y distribuyen lo que los israelíes permiten que entre.

Salí a pasear por el lugar que se ha convertido en el más atestado de la Tierra. El barrio de Tel Al Sultan en Rafah –casi medio millón de personas en un kilómetro cuadrado– y en esta multitud, de la nada, alguien grita mi nombre. Es el hijo mayor de mi hermano a quien dejé en Deir Al Balah en el Hospital Al Aqsa.

¿Qué pasa?

-Están bombardeando al lado del hospital y han enviado mensajes a la gente para que se vaya. Nos fuimos ayer, pasamos la noche en la calle cerca del hospital Alnajjar en Rafah.

-¿Dónde están ahora tu madre, tu padre y tus hermanos?

-Siguen allí.

-¿Qué estás haciendo aquí?

-Algunas personas me aconsejaron que viniera a Tel Al Sultan a buscar un lugar.

-De acuerdo. Te dejo ahora, te volveré a llamar.

No sabía qué hacer, debo encontrar algo. Empiezo a llamar a amigos, buscando una tienda de campaña. Por la tarde, un amigo que trabaja para una organización local me llamó para decirme que había una pequeña tienda de campaña disponible.

Fui con él y llamé a mi sobrino. Vino y cogió la tienda. Le di algo de comida y algo de dinero, le pedí que encontrara un lugar para instalar la tienda y que me llamara cuando lo hubiera encontrado.

Los siguientes tres días intenté llamar a mi hermano y a sus hijos, pero no pude localizarlos. Estaba muy preocupado. Finalmente apareció, durante tres días estuvo buscando un lugar en Rafah para instalar la tienda. Aún no lo había encontrado. También estaba ocupado con el tratamiento de diálisis de su madre, que lleva horas y horas de espera ya que todos los pacientes de diálisis están reunidos en un hospital de Rafah.

54. Solidarity and other things

Solidaridad y otras cosas – Mensajes de Gaza Now – Octubre de 2023-enero de 2024

Publicado el 30/01/2024

Solidaridad y otras cosas

Desde que llegué a Rafah he sido testigo de todo tipo de muestras de solidaridad y apoyo. Cientos de familias abrieron sus hogares a los desplazados de Gaza y del Norte de la Franja, de forma gratuita, compartiendo todo lo que tienen con ellos. Abu Khaled Abdelal, el hombre que me recibió con mi madre, no fue una excepción, cientos como él. Cientos de terratenientes cedieron sus tierras para que los desplazados construyeran sus tiendas. Oír historias así te hace sentir mejor, aliviado; crees que la humanidad sigue ahí a pesar de la guerra, a pesar de que estos propietarios también están sufriendo la guerra, el hambre, la angustia y la búsqueda diaria de alimentos y necesidades básicas.

Dije cientos. En Rafah hay también miles de hogares que no hacen lo mismo. Una vez más, como en toda crisis, en toda guerra, siempre están los que “se aprovechan de la guerra”. Muchas viviendas se proporcionan gratuitamente, pero muchas otras se alquilan por enormes sumas de dinero y son pocos los que tienen posibilidad de pagarlo. El precio normal de un alquiler en Rafah es de 100 a 150 dólares. Hay quien pide 1000 dólares, como el propietario que me alquiló este piso donde vivo ahora. Algunos piden mucho más.

Ésta es sólo una imagen de los “aprovechados de la guerra”. Desde mediados de noviembre, los israelíes permitieron que algunas empresas locales importen alimentos. Todo lo que trajeron lo vendieron a 10 veces el precio original. Además, no pensaron en lo que la gente necesitaba, sino en lo que les era más rentable. Hay escasez de harina para pan, pero ellos importan galletas y venden una caja de galletas de 0,5 por 2 dólares. En lugar de importar aceite de cocina, traen latas de zumos baratos y las venden por 5 o 6 veces el precio original. Esos negocios son una carga adicional para la gente hambrienta. Y como la autoridad ha colapsado (no hay supervisión, ni obligación de rendir cuentas), hacen lo que quieren.

55. Game of Death

Juego de la muerte – Mensajes desde Gaza ahora – Octubre de 2023 – enero de 2024

Publicado el 30/01/2024

Juego de muerte

Cuando la vida de toda una nación se convierte en solo la búsqueda de alimento y refugio, en la huida de la muerte que los persigue de un lugar a otro: de Ciudad de Gaza a Nuseirat, de Nuseirat a Deir Al Balah, de Deir Al Balah a Khan Younis, de Khan Younis a Rafah, de Rafah a ninguna parte. Ya no hay escapatoria. 1,2 millones de personas amontonadas en un lugar minúsculo, y les siguen los bombardeos, el fuego de artillería, los ataques aéreos que los matan, los despedazan. Están privados de refugio, de alimentos, de atención médica, de agua, de seguridad.

Entonces ¿cuál es el propósito de la vida?

Nuestra vida me recuerda a esas películas baratas sobre unos empresarios ricos que pagan para tener la oportunidad de perseguir y cazar hasta la muerte a algunos pobres. El organizador de estos juegos hace que sea fácil para los ricos tener éxito y nunca fácil para los pobres escapar. Al final, los ricos triunfan y matan a los pobres.

Nosotros somos los pobres. Corremos. Intentamos escapar. Buscamos un lugar donde escondernos, para sobrevivir, y durante esta odisea muchos caen muertos, muchos caen heridos, muchos caen enfermos, muchos caen con hambre, muchos caen discapacitados, los niños quedan traumatizados, la dignidad se convierte en un lujo, ducharse se convierte en un sueño , usar el baño como un humano es un mito, dormir sobre un colchón es difícil, encontrar una manta es un desafío. El sufrimiento y la muerte son los únicos sonidos en el aire.

56. Writing and Painting

Escritura y pintura – Mensajes desde Gaza ahora 

Publicado el 30/01/2024

Escribir y pintar

Basil Marquosi, mi amigo de toda la vida, el artista, el pintor, puso una declaración en Facebook que decía:

Pinto para sentirme vivo.

Parece que yo hago lo mismo; Escribo para sentirme vivo cuando la vida ha dejado de tener sentido, cuando la vida es sólo un viaje diario en búsqueda de comida y agua como cualquier animal en la naturaleza. Cuando la vida no tiene sentido, escribir me da un propósito, una especie de razón para seguir vivo.

Basil vive con su familia, su mujer, 3 o 4 hijos, una nuera y su bebé y 2 amigos de su hijo, que han perdido el contacto con sus padres desde hace más de 2 meses y no tienen lugar a donde ir, ni nadie que cuide de ellos. Todos viven en una tienda de campaña, una pobre tienda de campaña de láminas de plástico. No tiene ingresos, no tiene dinero y pasa todo el día intentando conseguir comida de las organizaciones benéficas o de la ayuda humanitaria.

Por las noches dibuja a la luz de su móvil. No tiene pinturas, no tiene lienzo, no tiene pincel, utiliza cualquier papel que encuentra y con un lápiz o un bolígrafo pinta. Este es el momento en que aún se siente vivo.

Estoy en el piso alquilado, escribiendo, intentando describir lo que presencio o lo que he vivido durante mi día.

Por la mañana he llevado a mi mujer a su trabajo, en la plaza Zorob, normalmente a 7 minutos en coche de donde estoy, en el barrio Junaina de Rafah. Hemos tardado 40 minutos debido a la enorme aglomeración de las calles, especialmente frente a las escuelas-refugio. Miles de personas en la calle hace que sea casi imposible conducir.

No muy lejos de donde trabaja Abeer en la Organización Humanidad e Inclusión hay un punto de distribución de ayuda. Ayer recibí un mensaje para que fuera ahí a buscar un paquete de comida. Fui y me dieron unas bolsas de verduras y latas de comida: 2 kg de tomates, 3 kg de patatas, 1 kg de berenjenas, 5 kg de pimientos verdes y 1 kg de limones, 2 latas de judías marrones, 2 latas de judías blancas, 2 latas de atún. Compararon mi nombre en la lista con mi nombre y número de identificación y luego me pidieron que firmara. Es la primera vez que recibo un paquete de comida desde que llegué a Rafah. Les pregunté:

-¿Es este un paquete de comida regular? ¿Semanal, quincenal o mensual?

Me contestaron:

-No hay horario. No podemos garantizar la recepción de esta ayuda e intentamos llegar al mayor número posible de desplazados.

¿Desplazados? Son más de un millón. En el almacén había unos 200 paquetes. ¿Cuándo podrán llegar a todos los desplazados? ¿Y qué hará la gente hasta que lleguen? ¿Cómo van a comer? Y si se acaba el paquete de comida, ¿cuándo podrán conseguir otro?

Me fui con mi paquete de comida de regreso a la ciudad de Rafah. Mi hermano mayor llama:

-¿Sí?

Nuestro hermano mediano y su familia, 4 niños y 1 niña, escaparon de Khan Younis y están en la calle.

Oh Dios, otra vez no. ¿Qué puedo hacer?

Necesitan una tienda.

-¿Hay sitio para instalar la tienda? Te tomó 3 días encontrar tu espacio.

-Reservé un lugar al lado nuestro.

-Pero no tengo acceso a tiendas de campaña.

-Por favor, inténtalo.

-Haré lo que pueda.

No se que hacer. Esto es demasiado. ¿Dónde puedo conseguir una tienda de campaña? La primera fue un reto, no fue fácil. Debo empezar a hacer llamadas, pero no sé si esta vez lo lograré. También los colchones. mantas, comida…

Mi sobrino llama:

-¿Sí, hola?

– Mi madre (la que tiene insuficiencia renal) tiene una infección en el pecho y no encontramos el medicamento.

-¿Qué necesitáis?

-Lorex, Augmentine o Azcir – cualquiera de estos tres.

-De acuerdo, haré lo que pueda.

Oh Dios, ¿hay algún fin para esta pesadilla?

57. Abu Hamza

Abu Hamza – Mensajes desde Gaza ahora – Octubre de 2023 – enero de 2024

Publicado el 30/01/2024

Abu Hamza

Como cada noche, algunas personas se reúnen en el patio lateral de la casa de Abu Khaled. El fuego está encendido, la tetera sobre la lumbre, hombres van y vienen hasta las 20 o 21 horas, en que se va el último invitado.

Abu Hamza era uno de los invitados de esta noche. Un señor de 55 años, alto, corpulento, con barba. Entré mientras hablaban. Abu Hamza estaba contando lo que le pasó anoche en Khan Younis.

Tiene una casa de tres plantas cerca de la zona de Mawasi en Khan Younis, no lejos del mar. La zona a la que el ejército israelí seguía diciendo a la gente que fuera y que se consideraba una zona segura.

“Fue una noche infernal. Los bombardeos, la artillería y los intensos tiroteos no cesaron ni un solo minuto, muy cerca de nuestra casa.

Somos unas 70 personas. Varias familias se reunieron con nosotros después de que muchos fueran evacuados de Gaza y la zona central. El mayor tiene más de 80 años y el menor 3 meses. Niños, niñas, hombres, mujeres, de todas las edades.

Asustados nos reunimos todos en dos habitaciones del segundo piso. De repente, sobre las 2 de la madrugada, oímos un ruido enorme. Un estruendo. Una excavadora atravesó el muro de la casa en el primer piso. Fuertes disparos dentro de nuestra casa durante más de una hora. No sabemos cómo pasó esa hora.

Al final oímos movimiento dentro de la casa. Mucha gente está invadiendo la casa, subiendo por las escaleras. Un grupo de soldados israelíes rompen las puertas de las habitaciones donde nos escondemos. Gritando en un idioma extraño, los soldados nos empiezan a empujar escaleras abajo. Los niños gritan, las mujeres lloran, los hombres rezan y los soldados siguen gritando y empujándonos por las escaleras, fuera de la casa. En la calle había varios tanques y vehículos blindados. Nos separaron; las mujeres y los niños de un lado, los hombres del otro. Un soldado que hablaba árabe se dirigió a nosotros gritando todo el tiempo:

-Quitaos la ropa. Toda la ropa.

Otros dos soldados a su lado gritaban a nuestro alrededor y al aire. Empezamos a quitarnos la ropa excepto la ropa interior. Siguió gritando:

Todo, quitaos todo.

Algunos soldados empezaron a golpearnos al azar con sus pies y sus armas.

¡Al suelo! ¡Al suelo!

Seguía gritando,

¡Boca abajo! ¡Todos boca abajo! ¡Las manos a la espalda! ¡Las manos a la espalda!

Teníamos nuestras caras contra el suelo y los gritos y el llanto de nuestras mujeres y niños, atravesando nuestros oídos como cuchillos que nos cortan el corazón.

Nos dejaron alrededor de una hora en esta posición. Luego empezaron a retirarse. No se veía nada; era una de las noches más oscuras, sin luna, sin estrellas y por supuesto sin luz. Mientras se iban, el que hablaba árabe no paraba de gritar:

¡Id a Rafah! ¡No os quedéis! ¡Moriréis si os quedáis! ¡Id a Rafah!

Y eso es lo que hicimos. Vinimos a Rafah.

Eran las 4 de la madrugada cuando entramos en nuestra casa, apenas amanecía. Entramos por la puerta principal, sin hacer caso del gran agujero que habían hecho en la pared. Recogimos todo lo que pudimos: colchones, mantas, objetos personales y nos trasladamos a Rafah.

Llegamos a las 6.30 de la mañana. Ahora estamos en varias casas diferentes, separados temporalmente. Casas llenas que sólo nos pueden recibir durante unas horas. Necesitamos alquilar algunos pisos. Al menos dos.”

Abu Khaled, como siempre, estaba haciendo lo que mejor sabe hacer: tratar de ayudar, llamando a conocidos para ver si tenían pisos vacíos en alquiler. Se hizo tarde. No encontraron un alojamiento hoy, tal vez mañana.

Abu Khaled dijo:

Abu Hamza, por favor trae a todas las mujeres y niños aquí a mi casa esta noche. Creo que los hombres pueden arreglárselas. Ojalá tuviera sitio para todos, pero ya sabes que la casa está llena. Podemos recibir aquí a las mujeres y a los niños hasta que puedas solucionarlo.

Y eso hizo. Las 30 mujeres con sus hijos vinieron y pasaron la noche en la casa de Abu Khaled. No preguntes cómo se las arreglaron sin colchones ni mantas, ni siquiera suficiente espacio para instalarlos. Se las arreglaron.

58. Miracles

Milagros – Mensajes desde Gaza Ahora – Octubre 2023 – Enero 2024

Publicado el 30/01/2024

Milagros

Los milagros son innumerables en la Biblia, en el Corán. El método es que el salvador siempre aparece para rescatar a los pobres. El mar se separa con un toque de bastón para salvar a los pobres. Los héroes y profetas aparecen de la nada para salvarlos.

En Gaza: no hay salvadores, ni héroes, ni profetas.

Los niños mueren y no hay milagros. ¡Hombres, mujeres y ancianos mueren y no hay milagros! Personas desplazadas una, dos, cuatro, doce veces y cada vez tienen que empezar de cero, buscando refugio, comida, agua y no hay milagros. Las enfermedades se extienden entre la gente, no tienen médicos, ni servicios de salud y no hay milagros. El campo está destruido y no hay milagros. Las fábricas son bombardeadas y no hay milagros. Las carreteras están dañadas y no hay milagros. Los animales son sacrificados y no hay milagros. Árboles arrancados de raíz y no hay milagros. Tumbas destruidas y cadáveres desenterrados y no hay milagros. Se detiene la vida y no hay milagros. Escuelas y universidades son destruidas y no hay milagros. ¿Cómo puede Dios ver esto y no hacer nada?

Odio los milagros.

59. Another day under war

Otro día bajo la guerra – Mensajes desde Gaza Now – Enero de 2024

Publicado el 30/01/2024

Otro día bajo la guerra

Mi sobrino me llamó ayer, su madre, que está recibiendo tratamiento de diálisis, tiene una infección de pecho. Está en el hospital. Necesita medicamentos que no están disponibles en el hospital. No los encuentra. Me pasé medio día yendo de farmacia en farmacia, de clínica de UNWRA a una clínica gubernamental y tampoco la encontré.

Hoy me ha vuelto a llamar mi sobrino. Su hermano menor contrajo una infección,  hepatitis A, como miles de personas debido a la falta de agua potable y de higiene. No hay medicamentos disponibles. Los médicos le han pedido que le dé miel y dulces no grasas. No sé si se trata de una cura alternativa o qué. No pueden permitírselo. Lo compraré mañana. Hay en el mercado un tipo de miel de baja calidad que llegó con alguna ayuda humanitaria y se vende al doble de precio o más.

Enfermedades de todo tipo se extienden entre la población: hepatitis, enfermedades de la piel, varicela, inflamación de la piel, pulgas, chinches y muchas otras enfermedades de las que no sé el nombre en inglés. El portavoz del Ministerio de Sanidad habla de más de 20 enfermedades propagadas entre los desplazados en refugios, escuelas, tiendas de campaña, viviendas hacinadas y con cantidades pequeñas de agua no potable. Gaza solía sufrir escasez y mala calidad del agua antes del 7 de octubre. Hoy, con la mayoría de la población hacinada en un lugar muy pequeño, sin electricidad para hacer funcionar las unidades de desalinización, la gente se ve obligada a utilizar cualquier agua disponible y sólo para necesidades vitales como beber, cocinar y limpiar.

Hoy he recibido noticias del asesinato del padre de un colega en Khan Younis. Hoy me he enterado del bombardeo de una persona muy respetada, un psiquiatra que estaba en el tejado de la Universidad de Al Aqsa en Khan Younis intentando llenar de agua los depósitos del tejado cuando un dron lo mató. Hoy he sabido que un colega del teatro en Gaza murió con su familia cuando la fuerza aérea israelí atacó su casa. Hoy, un hombre regresaba a Bani Suhaila, en el este de Khan Younis, para ver cómo estaba su padre, que permanecía allí, y lo encontró muerto a tiros y envuelto en una alfombra dentro de su casa. Intentó cavar una tumba en su casa pero los drones estaban en el cielo. Tenía miedo. Dejó el cuerpo de su padre dentro de la casa y regresó a Rafah. Hoy he vuelto con Abeer, mi mujer, a Sawarha, cerca de Nuseirat, para llevarle a su familia comida y material  higiénico, y lo que he visto en el camino desde Rafah me ha roto el corazón. Pasé por Tel Al Sultan en Rafah, luego por Mawasi cerca de Khan Younis, luego por Deir Al Balah y luego por Sawarha. Miles y miles de tiendas de campaña de todo tipo, muchas de ellas rotas y desgarradas por el viento. Son días de viento y lluvia. La gente parecía muy triste, desesperada, niños con ropa muy ligera, muchos sin zapatos, pena, tristeza e impotencia.

Muerte y sufrimiento, esto es Gaza y nada más.

60. Winter, wind and water

Invierno, viento y agua – Octubre 2023 – Enero 2024

Publicado el 30/01/2024

Invierno, viento y agua.

A las 2 de la madrugada, Abeer me despertó. Había ido al baño y sintió los pies mojados. Encendió la luz de su móvil, agua por todos lados. La mitad de mi colchón y mi manta estaban completamente mojados, la habitación estaba llena de agua, la sala de estar también. Despertamos a todos, intentando averiguar de dónde venía. Limpiamos el agua. Movimos el colchón mojado y la manta. Por suerte, sólo mis cosas estaban mojadas, de lo contrario sería un desastre; ¿Cómo podríamos conseguir colchones y mantas para once personas? Comparto con Abeer su colchón de 60 cm de ancho y su manta.

Anoche llovió mucho. El agua entró por el balcón de la habitación.

Salí para visitar algunas ONG, tal vez puedan darme un colchón y una manta.

También compré miel para mi sobrino Hisham, que contrajo hepatitis. Mi hermano había instalado su tienda de campaña en una pequeña plaza a 1 km de donde vivo. En ese lugar hay al menos 30 tiendas. Al llegar veo gente que se mueve en todas direcciones, hay una gran aglomeración y ruido. Muchos cargan mantas y colchones mojados poniéndolos sobre las tiendas para que se sequen. ¿Secarse? No para de llover, el campamento de tiendas se ahoga bajo la lluvia, incluidos mi hermano y su familia. Ahora tengo que buscar colchones y mantas. No sé cómo. No sé a quién dirigirme. Miles y miles de tiendas bajo la lluvia. ¿Qué pueden hacer? ¿Quién puede ayudarlos? Más de medio millón de personas empapadas bajo la lluvia. Las tiendas y carpas no ayudaron. Las pobres tiendas de campaña se fueron volando, rotas por el viento y la lluvia. Niños y mujeres por doquier llorando, gritando, gente moviéndose impactada, indefensa, cansada, exhausta, triste, enojada, sin poder hacer nada, corriendo tras los pedazos de sus tiendas, tratando de arreglar lo que no tiene remedio.  El viento sopla y sigue lloviendo.

Vi mi problema como algo muy pequeño. Puedo compartir con Abeer el colchón de 60 cm de ancho y una manta. Tengo un techo de hormigón sobre mi cabeza. Verás, ¡tengo suerte! ¿Debería estar agradecido?

61. Message from a dear friend

Mensaje de una querida amiga – Mensajes desde Gaza Now – Enero de 2024

Publicado el 30/01/2024

Mensaje de una querida amiga

Estoy escribiendo las jornadas de este diario durante una guerra. Las comparto con muchos amigos del Reino Unido, Bélgica, Francia, Estados Unidos, Austria, Australia, Suecia, Suiza y algunos países más. Los difunden ampliamente. Los traducen a sus idiomas y los comparten más. Algunos grandes amigos, viejos y nuevos, los leen y los comparten en sus páginas de Facebook.

Una de estas amigas es Marianne Blume, una amiga muy querida y muy cercana desde 1995, cuando vino como profesora de lengua francesa a Gaza. Nos conocimos. Nos hicimos amigos. Nos puso en contacto con unos directores de teatro de Bélgica, Phillipe Dumoulin y Claudine Artz, y gracias a esta conexión pudimos actuar en Bélgica, Francia y Luxemburgo durante varios años.

Marianne está leyendo mis diarios y me envió este mensaje de voz hace unos días.

Marianne: ‘Hossam, escribes mucho pero no cuentas lo que sientes, cómo te sientes. Personalmente sé que ves cosas horribles y quieres contarnos cómo vives pero ¿cómo está Hossam por dentro? Esto es lo que quiero saber. Un gran, gran beso.

Querida Marianne, estoy haciendo todo lo posible para ignorar mis sentimientos. No tengo el lujo ni la oportunidad de pensar en mí ni en mis sentimientos. Puedo decirte a ti y sólo a ti, que tengo miedo. Parezco fuerte pero soy muy débil, tengo miedo por mi familia, por Salma, por si me pasa algo.

Por mi madre, ¿qué sería de ella si muero?

Intento no pensar, porque pensar me mataría. Me dedico a mi trabajo y a ayudar a la gente, así no tengo tiempo para pensar.

Estoy cansado y quiero descansar.

Quiero llorar y no encuentro mis lágrimas.

Sólo ahora, mientras te escribo esto, he podido llorar, estoy llorando ahora y te doy las gracias porque lo necesito.

Marianne: Mi querido Hossam, te comprendo, pero sentía que estabas ahí en tus textos pero ausente de ti mismo. Cuídate. Todos mis pensamientos están contigo.

He pensado que mis otros amigos también deberían saber cómo me siento, así que lo he escrito y lo comparto con vosotros.

62. Empty head, full heart

Cabeza vacía, corazón lleno – Mensajes desde Gaza Now – enero de 2024

Publicado el 30/01/2024

Cabeza vacía, corazón lleno

Mi cabeza está vacía. No hay nada en ella, como una piedra, cerrada, bloqueada, no recibe, no envía. Mi corazón está lleno, no puede soportar más el dolor, ya no puede conmoverse más. No voy a seguir hablando de la gente que conozco, como mi colega Shereen, con la que me encuentro hoy por primera vez desde el 5 de octubre. No podía reconocerla, muy delgada, muy pequeña, cara muy oscura, la mejor imagen de un ser humano roto. No voy a seguir contando las veces que tuvo que ser evacuada, desde Beach Camp hasta la calle Nasser en Gaza, desde Nasser hasta el campamento de Bureij en la zona central, luego a Zawayda, a Khan Younis, a Rafah y con cada desplazamiento perdiendo parte de su familia, perdiendo parte de su alma.

¿Qué estoy haciendo? He dicho que no quiero hablar más de estas cosas. Mi cabeza está vacía y mi corazón está lleno, no hay más espacio para historias tristes.

Quiero soñar. Sí. Voy a soñar. Sueño ahora. Estoy soñando que estoy comiendo una buena comida, una gran comida, sin latas, sólo comida fresca, pollo fresco y un filete, un filete de carne muy tierno y jugoso. Al lado una gran fuente llena de todo tipo de frutas, plátanos, manzanas, naranjas, fresas. Y el postre es una copa grande de helado, coronada con una cereza roja y brillante. Sí, esto es lo que quiero.

No quiero pensar en los muertos que me rodean. No quiero saber cuántos han muerto hoy. No quiero saber que se acaba la sangre en el Hospital Nasser de Khan Younis y que los heridos se están desangrando. No, no quiero hablar de la gente de la ciudad de Gaza, más de 600.000 personas mueren de hambre porque los israelíes no permiten que la ayuda alimentaria llegue a Gaza y al norte. No quiero hablar de la gente que está fuera, sin refugio, sin comida, sin ropa, con frío, bajo la lluvia. No quiero hablar de los niños que sufren hambre, dolor, miedo, pánico y a los que nadie puede garantizarles seguridad ni asegurarles comida.

Quiero soñar. Sueño ahora. Estoy con mi mujer y mi hija conduciendo por la carretera del mar, tomando tazas calientes de buen café, escuchando música, evocando bonitos recuerdos y riendo juntos, sí, juntos, yo con Abeer y mi hija Salma, divirtiéndonos, sin miedo, sin preocupaciones, sólo pasándolo bien.

No voy a hablar de los cientos de mensajes que recibo cada día de gente que conozco y de gente que no conozco, pidiendo ayuda, pidiendo una tienda de campaña, o láminas de plástico, o ropa para sus hijos, o comida, o cualquier tipo de artículo que les salve la vida. No voy a hablar de mis sentimientos cuando recibo estos mensajes y no puedo satisfacer ni el 1% de estas necesidades.

Quiero soñar, sólo soñar, soñar que me levanto a las 6.30 en mi cama, en mi casa, saco a pasear al perro y luego vuelvo, me ducho, me tomo el café de la mañana, me visto y me voy a trabajar. Nada más. Esto es todo lo que sueño.

 

63. In Rafah

En Rafah – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Febrero 2024

Publicado el 17/02/2024

En Rafah

Son las 2 de la madrugada, estoy sentado en mi colchón sin poder dormir, pensando en lo que está por llegar y en todas las amenazas de invadir Rafah. En los últimos días han aumentado los ataques y los bombardeos del ejército israelí sobre Rafah.

Había silencio y tranquilidad desde primera hora de la tarde, cuando el silencio fue roto por ataques aéreos contra la ciudad de Rafah, intensos tiroteos y bombardeos. ¿Cuántos muertos y heridos habrá? ¿Cuántas casas han sido destruidas por estos ataques? No sé. Lo sabré mañana por las noticias, a menos que yo sea uno de los muertos.

No sé qué está pasando. ¿Ha comenzado la invasión de Rafah? ¿A pesar de las advertencias del mundo entero, a pesar de la posibilidad de cometer nuevas y graves masacres? No sé. Todo lo que sé es que estoy aterrorizado, paralizado y que no tengo opciones.

Los bombardeos, los tiroteos y los ataques aéreos continúan mientras escribo estas palabras.

Cuando abrí el portátil hace media hora tenía pensado escribir otra cosa. Quería contar algo que oí que le preguntaba un niño a su padre.

El niño dijo:

-Papá, ¿y si dejamos de comer para hacernos cada vez más pequeños y que podamos entrar en la barriga de mi madre y luego la sacas de Gaza y ella nos da a luz en un lugar seguro donde no haya bombardeos? ¿Es posible?

Estábamos cinco hombres allí. Oímos al niño y quedamos impresionados. Nadie dijo nada.

Continúan los bombardeos, los ataques aéreos y los intensos disparos. Voy a parar ahora para enviar este episodio, por si acaso…

64. The Last Shelter / The Last Resort

El Último Refugio / El Último Recurso – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Febrero 2024

Publicado el 17/02/2024

El último refugio / El último recurso

Los civiles no sufrirán daños. No pretendemos dañar a los civiles. Esta es una guerra contra los terroristas. Todos los civiles deben abandonar la ciudad de Gaza y el norte de Gaza e ir a la Zona Central y al sur, a Khan Younis y Rafah. Estos son los refugios seguros”.

Desde Ciudad de Gaza y el norte, más de un millón de personas se marcharon a lo que llamaban “refugio seguro”.

La Zona Central, el sur, Khan Younis y Rafah ¿eran realmente seguros? Los bombardeos y los ataques aéreos persiguen a los civiles, dejando miles de muertos y una enorme destrucción.

Un mes después, se exigió a todos los civiles de la Zona Central que se fueran al sur, a Khan Younis y Rafah, zonas seguras y refugios seguros.

La gente huía de la Zona Central, sin nada, obligada a irse para sobrevivir. Vieron lo que les había pasado a quienes no abandonaron la Ciudad de Gaza y el norte.

Pero en Khan Younis y Rafah no estaban más seguros. Les persiguieron con matanzas y bombardeos, que nuevamente dejaron miles de muertos y una enorme destrucción.

Un mes después, todos los civiles tuvieron que abandonar Khan Younis e ir a Rafah. Rafah es seguro.

Más de dos tercios de la población de la Franja de Gaza está hacinada en Rafah. El último recurso, el último lugar seguro para los civiles de Gaza. ¿Es realmente seguro? Los bombardeos y los ataques aéreos continúan persiguiendo a la población, dejando de nuevo miles de muertos y una enorme destrucción.

Anoche fue un ejemplo de lo que se avecina en Rafah. 162 personas asesinadas en dos horas, la mayoría mujeres y niños como siempre.

La gente está atrapada y paralizada. No hay opciones.

Desde que empezaron a hablar de invadir Rafah, la ciudad cambió; el mercado está menos concurrido, hay menos vendedores ambulantes y nadie se mueve cuando oscurece.

En casa, la mayoría de nuestras conversaciones giran en torno a qué hacer, adónde ir. ¿Nos quedamos? ¿Nos mudamos de nuevo? ¿Pero, adónde? Y terminamos la conversación sin ninguna respuesta. Estamos atrapados.

Todas las personas que conozco me hacen las mismas preguntas: ¿Te quedas? ¿Piensas irte de Rafah? ¿A dónde irías?

No lo sé.

Llamamos a nuestra hija Salma, que ahora está en Egipto. Durante quince minutos no hizo más que llorar, teme por nosotros, y nosotros también tenemos miedo. Nos hace las mismas preguntas y no podemos darle respuestas.

No lo sabemos.

¿Por qué tiene que pasar un ser humano por este horror? ¿Por qué?

Rafah es la última ciudad, el último recurso. Luego está la frontera con Egipto; la frontera con altos muros, enormes alambradas de púas, muchas torres de observación, ningún acceso.

Ahora quieren hacer una operación militar en Rafah. ¿A dónde irá la gente?

Las aterradoras historias de Gaza, el norte, la Zona Central y Khan Younis dejan a la gente en un estado de pánico insoportable.

La gente no sabe qué hacer, ni a dónde ir.

65. Hospital

Hospital – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Febrero 2024

Publicado el 17/02/2024

Hospital

En Rafah no hay hospitales de verdad, sólo cuatro centros a los que llaman hospitales, pero que son mucho menos que un hospital, más bien son centros de atención primaria de salud. Uno de ellos es solo maternidad.

Anoche mi madre volvió a ponerse muy enferma, con vómitos incontrolados que le provocan hemorragias internas. Es un vómito continuado mezclado con sangre, sale oscuro, color café, con dolor. Empezó a las 6:25 de la tarde, no había nada que hacer, era de noche, tenía miedo, salir es muy arriesgado. No duermo nada, esperando que amanezca. A las 6:25 de la mañana siguiente, fui a ver a la enfermera, la vecina, que ayudó a darle a mi madre la medicación por vía venosa. Ha pasado dos veces desde que llegué a Rafah, esta es la tercera. Normalmente, en cuanto recibe la medicación, los vómitos cesan.

La enfermera no estaba en casa, tiene turno de noche en el hospital y no volverá antes de las 10. Estoy en una ciudad extraña y desconocida. Pero conozco a Abu Khaled Abdelal, fui a verle y le pedí un médico o una enfermera para ayudar a mi madre. Inmediatamente llamó a un amigo, un viejo y experimentado enfermero, Abu Wasfi. En menos de 15 minutos estaba aquí, hizo lo que había que hacer, le dio la medicina en vena. Los vómitos continuaron; Pensé que pasaría algún tiempo hasta que funcionara, pero esta vez no funcionó. Eran las 11 de la mañana y seguía vomitando y sangrando. Tenía que llevarla al hospital. El hospital no era mi intención porque todos sabemos que debido al gran número de heridos y el colapso del sistema de salud, los médicos están obligados a priorizar a quién atienden. Una mujer de 83 años no será una prioridad.

Fui al hospital, entré en urgencias. Es muy difícil describir lo que vi. La sala de urgencias era una sala de unos 14 x 6 metros con 20 camas de hospital. Había cientos de personas, todas las camas estaban ocupadas, había muchos pacientes en el suelo, médicos y enfermeras se movían por todas partes atendiendo a los heridos y a los enfermos en las camas, en el suelo o en los pasillos. El suelo estaba muy sucio, agujas, algodones y vendas llenas de sangre, tierra, agua derramada, ensuciando aún más el lugar. Había dos trabajadores limpiando, haciendo lo posible para recoger todo lo que podían, pero el lugar era un desastre.

El ruido era una mezcla de gritos de dolor, voces de personas llamando a los médicos para que atiendan a sus seres queridos, conversaciones, charlas, sonidos electrónicos de máquinas médicas. Después de más de 30 minutos, conseguí hablar con un médico sobre mi madre. Ella estaba en su silla de ruedas y él caminó conmigo mientras le explicaba su situación y lo que le dimos. Él la miró y luego se acercó a una enfermera y le pidió que le sacara un poco de sangre para realizarle un hemograma y pruebas químicas. Luego se fue, la enfermera estaba ocupada con otros pacientes y heridos, regresó a los 20 minutos, le tomó la presión a mi madre, le insertó la cánula en la vena, tomó la muestra de sangre y nos pidió que la lleváramos al laboratorio. El médico regresó 20 minutos después, examinó el pecho de mi madre y pidió a la enfermera que le diera algún medicamento por vía intravenosa.

Después de 2 horas, los resultados de los análisis de sangre llegaron, había inflamación en su sangre, necesitábamos un médico especializado para decidir el medicamento adecuado. Nos piden que esperemos hasta que venga; Dijeron que estaría allí en 10 minutos. Pasó una hora y media y nadie apareció. Seguí preguntando por el médico que debía revisar a mi mamá, pero nadie sabía nada, tal vez esté en otra sección, tal vez se fue. Lo busqué en todas las secciones del hospital pero no pude encontrarlo. Durante todo este tiempo mi madre estaba cada vez más débil y cansada. Quería irse, ya no podía permanecer en la silla de ruedas, era muy doloroso después de más de 3 horas.

Finalmente decidimos irnos. Mi madre no había vomitado durante una hora y media, así que esperábamos lo mejor y decidimos buscar un médico privado mañana.

Mientras estuve allí en el hospital, tres heridos murieron; dos habían sido gravemente malheridos y el tercero había sufrido una hemorragia interna, mientras que el exterior de su cuerpo no resultó dañado.

Son las 21:32 horas, estoy escribiendo este artículo y mi madre está de nuevo en su cama vomitando y apenas puede respirar.

66.  Not a Diary, just statistics

No es un diario, solo estadísticas – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Febrero 2024

Publicado el 17/02/2024

No es un diario, solo estadísticas.

128 días de guerra en Gaza.

35.176 personas muertas y desaparecidas bajo los escombros a las que aún no se ha llegado debido a las operaciones militares.

28.176 muertos llegaron a los hospitales, entre ellos:

12.300 niños

8.400 mujeres

340 personal médico

46 miembros de defensa civil

124 periodistas

7.000 personas desaparecidas, el 71% de ellas niños y mujeres.

67.784 heridos, el 70% de ellos niños y mujeres.

11.000 heridos necesitan tratamiento fuera de Gaza: heridos con lesiones peligrosas que necesitan asistencia para que se les salve la vida.

10.000 pacientes con cáncer se enfrentan a la muerte por falta de tratamiento.

700.000 infectados por enfermedades contagiosas.

8.000 infectados con hepatitis debido al desplazamiento, la desnutrición y el agua contaminada.

60.000 mujeres embarazadas están en riesgo por falta de un tratamiento de salud adecuado.

350.000 pacientes en riesgo de deterioro de su salud o muerte por falta de medicación y tratamiento de salud adecuado.

2 millones de personas desposeídas (desplazamiento interno forzado).

142 instalaciones gubernamentales destruidas.

100 universidades y escuelas totalmente destruidas.

295 universidades y escuelas parcialmente dañadas.

184 mezquitas totalmente destruidas.

266 mezquitas parcialmente dañadas.

3 iglesias destruidas.

70.000 viviendas totalmente destruidas (que albergaban a unas 150.000 personas)

290.000 viviendas gravemente dañadas (que albergan a unas 1.450.000 personas)

66.000 toneladas de explosivos cayeron en Gaza.

30 hospitales están fuera de servicio debido a los ataques militares israelíes.

30 unidades de atención primaria de salud están fuera de servicio debido a los ataques militares israelíes.

123 ambulancias atacadas y destruidas.

200 sitios/edificios de interés arquitectónico/histórico – destruidos.

 

67. On the Road

En la carretera – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Febrero 2024

Publicado el 23/02/2024

En la carretera

Yendo de la zona de Junaina -al este de Rafah- donde vivo ahora, cruzando la carretera principal de Rafah a Tel Al Sultán -al oeste de Rafah- hay unos 11 km en dirección al mar desde la frontera de Israel .

La carretera pasa por el mercado principal. Hay tiendas abiertas en los dos lados, en las aceras de algunos tramos y en la isleta central de la vía hay miles de vendedores ambulantes. Ya no hay coches ni taxis. Los camiones, grandes vehículos destinados habitualmente al transporte de mercancías o animales, se convierten en el medio de transporte habitual. Cada vehículo va con al menos 50 o 60 personas, algunas sentadas en el borde del camión y otras de pie en el medio. Como los demás uso este tipo de transporte, ocupando mi sitio miro a mi alrededor, a los vendedores de la calle, las caras de los pasajeros del camión y escuchando hablar a la gente.

La mayor parte de las conversaciones giran en torno a cuándo terminará esta guerra. ¿Habrá pronto una tregua? Ya hemos tenido suficiente. Ya hemos perdido suficiente. Un hombre deprimido dice:

R: ¿Por qué no nos matan a todos de una vez? ¿Por qué 200 al día? ¿Por qué 300 al día? ¿Por qué no nos matan de una vez y acaban con nuestra miseria?

B: Créame, les gustaría hacerlo. Sueñan con el día en que no quede ningún palestino en Gaza ni en ningún otro lugar de Palestina.

C: Todo es culpa de Hamás. Desde que controlan Gaza nunca hemos visto un día de paz.

D: Sí. Lo que hicieron no es resistencia. La resistencia que es la causa de esta matanza, daño y destrucción no es resistencia.

E: De acuerdo, pero los israelíes son mucho más terroristas que Hamás.

B: Sin duda. Los crímenes israelíes contra nosotros no han cesado desde 1948 e incluso antes.

F: ¿Alguien sabe dónde puedo conseguir o inscribirme para recibir un paquete de comida?

G: Muchas ONG los distribuyen.

H: Deberías conocer a alguien. Todas son corruptas. Roban toda la ayuda y nos la venden. ¿No ves a esos vendedores ambulantes? Solo venden artículos de ayuda.

I: Tienes razón.

J: ¿La UNWRA distribuye harina panificable?

K: Sí, ahora distribuyen para familias de siete personas.

J: Mi familia tiene cinco miembros.

K: Entonces tienes que esperar. Puede que empiecen con las familias de cinco miembros en las próximas dos semanas.

J: ¿Cómo vamos a vivir? ¿Qué comeremos en estas dos semanas?

Silencio.

Un hombre sentado en medio del camión me resulta familiar. Le digo:

-‘¡Hola! ¿No eres el tío de mis primos?

Tío: -‘Sí, Hossam. Me has olvidado’.

-‘No, no te he olvidado, pero has cambiado.’

Tío: -“La guerra nos cambió a todos”.

-‘Tienes razón’

Tío: -‘¿Dónde vives ahora?’

-“Alquilé un departamento en Junaina. ¿Y tú?’

Tío: -‘Estoy en una tienda en Tel Al Sultan. ¿Sabías que Waleed, el hijo mayor de tu primo, fue asesinado?

-‘Dios mío. No lo sabía.

Tío: -‘¿Cómo es eso? Lo mataron hace más de un mes.

-‘¿Dónde? ¿Cómo?’

Tío: -‘En Gaza. Estaba buscando harina para el pan cuando fue atacado por un dron. Lo mataron a tiros.

-‘Lo siento mucho. Hace meses que perdí el contacto con mis hermanos, hermanas y primos de Gaza. Qué descanse en paz.’

Tío: -‘Cuida de ti y de tu familia’

Luego le pidió al camionero que se detuviera.

Tío: -‘He llegado a mi destino. Me alegro de verte y espero que nos veamos de nuevo”.

Se fue y me dejó triste y enfadado. No tengo palabras. Ayer me enteré de que el hermano de mi cuñado y su hijo también fueron matados en Jabaliya. ¿Cuántas personas más morirán?

¿Cuándo será bastante para los israelíes? Si son vampiros, deberían haber tenido ya lo suficiente de nuestra sangre. Quizás nunca lo sea hasta que nos vean a todos muertos.

68.  Scarface

Caracortada – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Febrero 2024

Publicado el 23/02/2024

Caracortada

18 de febrero de 2024

“¡Mírate por un shekel!” Un niño sostiene en el mercado un trozo de espejo de 15 cm llamando a la gente para que se mire la cara o el cuerpo por un shekel.

No hay espejos para comprar en el mercado. Un millón de personas están en tiendas de campaña sin medio de vida, sin nada. Un espejo es lo último que uno piensa en buscar o tener cuando no tienes comida, agua, electricidad, leche ni pañales para niños; cuando no tienes lavadora ni nevera, te falta un colchón o una manta; cuando quieres una puerta para tener privacidad, o un baño, o un horno para cocinar o un plato para poner comida. Un espejo es algo de lo que te olvidas, tu aspecto y apariencia frente a los demás no es algo que importe.

El niño intenta ganarse la vida ofreciendo un servicio muy poco común. No me he visto la cara desde que llegué a Rafah, no tengo espejo. Llamé al chico: -“¿De verdad ganas dinero con este servicio?”

-“Sí, mucha gente lo quiere. Gano al menos 30 shekels al día (7,50 dólares)”

-“Bien por ti.”

-“¿Ves a ese hombre?” (Señaló a una persona que caminaba alejándose a unos 20 metros de nosotros).

-“¿Qué pasa con él?”

“Se miró la cara en el espejo y me lo devolvió, pero no me pagó nada, solo me devolvió el espejo y se fue. No le detuve. Mientras se miraba en el espejo, le pregunté: ‘¿Qué es eso?’ Tenía un corte en la cara desde la frente hasta el pecho, un corte largo y feo, que aún no se había curado bien. Una cicatriz larga y fea. Creo que era de una herida de metralla. Se miró la cicatriz y me devolvió el espejo. Vi lágrimas en sus ojos, así que lo dejé ir, no le pedí el shekel”.

No hice comentarios. Cogí el espejo, me miré a la cara que se ha quedado muy flaca. Me afeito sin espejo, por lo que algunos pelos de mi barba son más largos que el resto y mi cara se ve estropeada. No lloré. Le di al niño dos shekels y seguí caminando.

69. Appeals

Llamadas – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Febrero 2024

Publicado el 23/02/2024

Llamadas

19 de febrero de 2024

“Señor Hossam, me enteré de su nombre por un amigo; dijo que puede ayudarnos. Somos una familia de 11 personas, con niños y un padre enfermo. Estamos en Tal Al Sultan en Rafah sin refugio, ¡ayúdenos a conseguir una tienda de campaña!

“Señor Hossam, un amigo me dio su nombre; me dijo que usted puede ayudar. He sido desplazado por quinta vez, de Jabalia a Gaza, de Bureij a Khan Younis, a Rafah. No puedo alimentar a mis hijos, no puedo alimentar a mi familia, ¡por favor ayúdenos con un paquete de comida o lo que sea, por favor!”

“Un amigo me dio tu nombre; me dijo que puedes ayudar. Soy viuda y vivo con mi padre discapacitado. Estamos en Rafah, no tenemos nada, ¡ayúdanos! Necesito urgentemente una silla de ruedas para mi padre, ¡no puedo moverlo sola!”

“Un amigo me dio tu nombre; me dijo que puedes ayudar. Somos varias familias viviendo en una tienda de 6×3 metros: 37 personas, ancianos, niños, mujeres, hombres. No tenemos nada, necesitamos ropa para los niños, leche para los bebés, ¡ayuda, por favor!”

“Un amigo me dio su nombre; me dijo que puede ayudarnos. No encuentro medicamentos para la tensión arterial. Nos dijeron que usted lo puede conseguir…”

Recibo al menos 20 llamadas similares al día. La gente está desesperada. Trabajo para una ONG, distribuimos paquetes de comida, algunas tiendas, láminas de plástico para hacer tiendas de campaña, pero nuestra capacidad es muy limitada y la demanda, la necesidad, es enorme. En conjunto, todas las agencias de la ONU y las organizaciones internacionales y nacionales no pueden satisfacer más del 5% de las necesidades de la gente. Realmente quiero ayudar, pero ¿quién soy yo? ¿Qué puedo hacer por todas esas personas necesitadas, mientras yo también me convierto en una de ellas?

Tengo buenas conexiones con muchas organizaciones y comparto estas peticiones con ellos con la esperanza de que puedan ayudar. Pero sé que cientos de miles de personas se quedan sin ayuda. Lo sé porque lo veo todos los días en las calles, en las tiendas, en los ojos de la gente, en la apariencia miserable de hombres y mujeres, en las caras tristes de los niños que no están lo bastante abrigados para este frío y en los niños que caminan descalzos, en las enormes colas frente a las panaderías esperando conseguir pan barato, en los miles de vendedores ambulantes que intentan ganarse la vida con sus pocos, pobres y sencillos productos, en las disputas por cualquier cosa.

La gente está frustrada, enfadada, nerviosa, fuera de control, y ¿quién les puede culpar después de todo lo que han presenciado y vivido durante los últimos cuatro meses de matanzas, destrucción, tortura, pérdida de hogares y negocios, pérdida de seres queridos y de genocidio?

¿Quién les puede realmente culpar? ¿Vosotros podéis?

70. Sleepless

Sin dormir – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Octubre 2023 – Febrero 2024

Publicado el 23/02/2024

Insomne

20 de febrero de 2024

En todas las culturas hay viejas frases, refranes, cuentos e historias. Mi abuelo nos decía que hay tres cosas que impiden dormir: tener hambre, tener frío y tener miedo.

Estoy sentado en mi colchón sin poder dormir, no tengo hambre, ni frío, pero sí tengo miedo, miedo de la guerra, miedo de lo que puede venir después y de lo que pueda ser la vida en Gaza tras la total destrucción de las instituciones civiles, escuelas, universidades, asociaciones, hospitales, carreteras e infraestructuras. Miedo a la anarquía que ya presenciamos hoy en día ante la ausencia de cualquier tipo de autoridad.

Pero también pensando en esos cientos de miles de familias, que tienen el mismo miedo que yo, pero que además también sienten frío en las tiendas, frío sin ropa adecuada, frío sin mantas. Esos que intentan dormir sin haber comido nada; en la ciudad de Gaza y en el norte se está pasando verdadera hambre. La gente ha acabado comiendo alimentos para animales y ahora literalmente comen la hierba. ¿Cómo pueden dormir? ¿Realmente pueden dormir? Creo en el dicho de mi abuelo.

Como todos los días, paseaba por el mercado donde hay miles de vendedores ambulantes, cuando una niña de unos 9 años me paró y me pidió que le comprara una pulsera, una pulsera hecha de cuentas baratas, una pulsera pequeña de niña pequeña. Me dijo: “Son sólo 4 shekels, pero te la daré por 3”. Otra chica, más joven que la primera, también intentó venderme una pulsera, diciendo: “Vale 3 shekels, pero aceptaré 2”. Y de la nada, apareció un niño, aún más joven, con otra pulsera pidiendo 3 shekels.

No tengo hijos pequeños; mi única hija tiene 22 años y ni siquiera está en Gaza. Pero ¿quién puede echar a semejantes ángeles? Sus ojos suplicantes podrían mover una piedra. Normalmente me niego a comprar a niños porque sé que algunos padres utilizan a sus hijos o son explotados por un niño mayor. Pero hoy en día sé que todo el mundo está necesitado.

Les sonreí y les pregunté si eran hermanas y hermanos o parientes. Dijeron que no. Quise creerles. Cogí las pulseras y les pagué el precio que pedían. Estoy seguro de que encontraré tres niñas que estarán encantadas de recibir estas pulseras.

Voy a intentar dormir.

71. Little Dreams

Pequeños sueños – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Febrero 2024

Publicado el 23/02/2024

Pequeños sueños

22 de febrero de 2024

Ya no sueño con volver a casa; está claro que es imposible. Mi casa está a sólo 35 km de Rafah, pero pasar por el Infierno de Dante parece más fácil que llegar a casa. Así que he renunciado a este sueño.

Reunirme con mi hija en Egipto también es otro sueño imposible. ¿Cómo puedo conseguir 20.000 dólares para pagar el soborno que piden los egipcios para salir de Gaza con mi esposa y mi madre? Así que he renunciado y acepto llamarla por teléfono o WhatsApp cada pocos días.

No sueño con un tratamiento médico adecuado para mi madre mientras que el sistema sanitario en Gaza ha sido sistemáticamente destruido y los hospitales apenas pueden tratar a los miles de heridos. Así que acepto tratarla en casa sin exámenes ni análisis de sangre adecuados, escáneres cardíacos, pruebas de presión arterial o radiografías de tórax. De momento, está mejor.

No sueño con despertarme en mi cama, sacar a pasear al perro y volver a prepararme para ir al trabajo, a mi oficina. Acepto vivir en un apartamento sin nada más que un colchón, una manta, algo de ropa y unos pocos utensilios de cocina.

No sueño con planear unas vacaciones fuera de Gaza con mi mujer y mi hija en verano. En cambio, acepto lo que venga, incapaz de tomar ninguna decisión en mi vida, ya que la vida misma no está garantizada en absoluto.

Mi sueño ahora es ver un alto el fuego, el fin de las matanzas, el cese de los bombardeos y que el temor de los niños a los ataques aéreos y a los obuses queden atrás.

Sueño con poder asegurar nuestra comida diaria, sea cual sea.

Sueño con conseguir una tienda de campaña por si nos desplazan otra vez, porque ya no hay otro lugar al que ir y, vayamos donde vayamos, necesitaremos una tienda.

¡Sueño! De hecho, no sueño. Perdí la capacidad de soñar. Perdí una gran parte de mí. No estoy muerto pero, seguro, esto no es una vida. Simplemente vivo lo que viene y lo que me obligan a pasar, día a día, sin saber nada.

La incertidumbre es enemiga de los sueños.

72. Shrapnel – Splinters 

Metralla – Esquirlas  MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Marzo 2024

Publicado el 03/01/2024

24 de febrero de 2024

Metralla – Esquirlas

Hossam escribió este artículo como si fuera Basil Marquosi quien hablara. Acompaña a estos dibujos que fueron enviados al mismo tiempo.

Presentación – Basil (borde)

Metralla por todos lados, esquirlas todo el tiempo; no sólo metralla, que corta a la gente en pedazos, no sólo esquirlas que cortan edificios por la mitad. La propia gente se está desintegrando. La vida misma se desintegra. Nada está completo, nada es perfecto, todo está desintegrado. Los seres humanos, los edificios, las calles, los árboles, las carpas, los Derechos Humanos. La vida misma se ha convertido en metralla, astillas y pedazos.

¿Quién va a reunir de nuevo en una sola pieza a un niño que ha perdido a sus padres; a un hombre que ha perdido a su amada esposa; a una madre que ha perdido a su bebé; a un trabajador que ha perdido su sustento; a un paciente que ya no tiene su hospital; al dueño de una fábrica que ha sido destruida; o al propietario de una casa -que construyó con años de sudor- y que ahora ve en ruinas?

Toda mi vida como palestino, como artista, hice todo lo que pude para dibujar imágenes completas. Hoy, con este genocidio, intento recuperar metralla y esquirlas, para convertirlas en una sola imagen completa. ¿Lo lograré?

73. Unaccompanied child 

Niño no acompañado – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Marzo 2024

Publicado el 03/01/2024

27 de febrero de 2024

Niño no acompañado

Hoy a las 9:25 recibí una llamada telefónica de una colega del Consejo Noruego para los Refugiados pidiendo una intervención inmediata por un niño no acompañado. Me dijo,

“Hay un niño abandonado en la escuela de Yibna”.

Según le contaron, el CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja) lo había llevado a la escuela.

“¡Es una urgencia absoluta!”

Intenté obtener más información, pero mi colega no tenía más que un nombre e información muy limitada. El niño llevaba 11 días solo en la calle, tras haber salido del hospital Shifa en Gaza hace más de un mes. Allí mataron a sus padres. Está muy delgado y padece una desnutrición severa.

Tengo un colega, orientador de la escuela de Yibna, al que intenté llamar. Pero desde que comenzó la guerra en Gaza, las comunicaciones son muy difíciles. No podía esperar. La escuela de Yibna está a 20 minutos caminando. Mientras iba hacia allí, seguí llamando a mi colega. Llegué a la escuela convertida en refugio en 15 minutos, fui directamente a la oficina de administración y me presenté como oficial de protección infantil del Centro de Desarrollo MA’AN. Por suerte, me conocían y sabían de mi trabajo.

No necesité preguntar por el niño, estaba allí en la habitación, sentado en una silla comiendo arroz y judías cocidas. Comía como si no hubiera comido nunca, como si fuera a ser ésta la última vez. Aparté mis ojos de él, no quería que se sintiera observado.

Me dirigí al director del refugio: “¿Ha llamado al responsable de protección infantil del Ministerio de Desarrollo Social?”

El director: “¿Deberíamos?”

“Es lo único que deberíais hacer. El Ministerio es responsable de los niños no acompañados; Ellos lo llevarán a la Aldea SOS”.

Llamé al departamento de protección infantil y el señor Attaf, el director del refugio, les habló del niño. En unos minutos iban a enviar a una agente de protección infantil.

El niño terminó de comer y se puso a mirar al techo. Me acerqué a él.

-“Hola, me llamo Hossam”.

Bajó la cabeza lentamente, me miró y dijo: “Soy Ahmad”.

“¿De dónde eres, Ahmad?”

“De Gaza”.

“Estás solo, ¿dónde está tu familia?”

“Están muertos.”

Me detuve, no podía preguntar nada más. El niño hablaba sin rodeos, sin sentimientos, sin reacciones.

“¿Cómo has llegado hasta aquí?”

“Los mataron a tiros”.

Silencio…

“Salimos del hospital Shifa por la carretera del mar, nos dispararon: a mi madre, a mi padre, a mi hermano mayor, la gente corría por todas partes, ¡yo corrí, corrí, corrí!”

Silencio…

“¿Tienes familia en Rafah? ¿Tíos, tías?”

Me miró y luego miró al techo, sin hablar durante un rato. Seguí esperando, sin hablar.

“Dormí en las calles, en Nuseirat, en Zawaida, en Dir Al Balah. Tenía miedo, ya no tengo miedo, tengo frío”.

“Ahora te traigo una chaqueta y unos zapatos”. (No llevaba zapatos, sus pies se veían muy oscuros, casi negros. Espero que sea solo suciedad y no otra cosa…)

“Escucha, ahora vendrá una buena señora del ministerio. Ella cuidará de ti. ¿Te parece bien?”

Silencio…

“De acuerdo.”

“¿Sientes algún dolor?”

“Sí, mi cabeza, mis piernas, mi estómago”.

“No te preocupes, te llevaremos al hospital para un chequeo. ¿Vale?”

“¡No al hospital Shifa!”

“No, no, al hospital Shifa, no”.

“Vale.”

Realmente no sé por lo que ha pasado este niño. No sé cuántos días estuvo caminando. No sé cuántas horas caminó. No sé qué pesadillas tuvo. No quería seguir hablando con él sobre eso.

Volvió a levantar la cabeza hacia el techo. Me quedé sin palabras. Necesita un psiquiatra especializado y yo no quería correr el riesgo de hacer preguntas equivocadas.

“¿Quieres un poco de té, té caliente?”

Movió la cabeza en un gesto de “sí”.

El director del refugio fue muy listo, mientras yo hablaba con el niño salió y volvió con una chaqueta y zapatos. Me los dio y yo se los di a Ahmad, quien los cogió y empezó a ponérselos. Ninguna reacción, movimientos mecánicos sin ninguna reacción.

Llegó la agente del Ministerio de Protección Infantil, se presentó y mostró su placa. Me aparté para dejarle espacio para hacer su trabajo. Luego me fui.

Hoy he llamado al ministerio para ver cómo estaba Ahmad, ya lo habían atendido. Lo llevaron al hospital. Efectivamente estaba desnutrido y le dieron algunos suplementos. Luego lo llevaron a la Aldea SOS, una organización que acoge a huérfanos y niños no acompañados. De momento está en buenas manos.

Empezarán a buscar a algún familiar directo e intentarán integrarlo en su propia familia; de lo contrario, permanecerá en SOS mientras sea necesario.

Hasta la fecha, SOS ha acogido a 66 niños no acompañados. ¿Cuántos niños como Ahmad hay que no han sido localizados y se han quedado solos? ¿Quién lo sabe?

74.  In the news / Not in the news

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Octubre 2023 – Marzo 2024

Publicado el 11/03/2024

Sale en las noticias / No sale en las noticias

Sale en las noticias:

Dos bebés muertos por deshidratación y desnutrición severa en el norte de Gaza.

Se recogieron 18 cadáveres de las calles de Bani Suheila tras la retirada del ejército israelí, entre ellos 4 mujeres y 7 niños.

25 kg de harina panificable cuesta 7.000 shekels (2.000 dólares) en la ciudad de Gaza.

La oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU dice que las operaciones militares israelíes han destruido por completo la cadena de producción agrícola y alimentaria en Gaza.

Más de 50.000 personas están al borde de la desnutrición.

40 personas salen hoy de Gaza hacia Egipto. Cada una ha pagado 5.000 dólares para cruzar la frontera.

Funcionarios estadounidenses: “Israel debe esforzarse más para aumentar la ayuda humanitaria que llega a Gaza”. (Esta es la llamada número 100.)

El representante del Reino Unido en el Consejo de Seguridad dijo: “Las agencias humanitarias no consiguen llevar ayuda a los civiles de Gaza. Instamos a Israel a que permita la entrada de más ayuda en Gaza”.

Bombardeos en varios lugares de Khan Younis, Rafah, Deir El Balah y el norte de Gaza.

Funcionarios locales: 30 hospitales de un total de 35 están fuera de servicio en Gaza debido a las operaciones militares israelíes.

Un hombre muere en una disputa por la ayuda lanzada desde el aire en la ciudad de Gaza.

 

Netanyahu: “No sé de dónde sacó Biden la noticia sobre el acuerdo de alto el fuego del lunes”.

No ha llegado ayuda humanitaria a Gaza y ni al norte desde el 23 de enero de 2024 .

Ministro de Asuntos Exteriores de Qatar: “La comunidad internacional no ha logrado proteger a los civiles en Gaza”.

El recuento diario de víctimas palestinas: 76 muertos y 110 heridos durante las últimas 24 horas.

Número total de víctimas palestinas desde el 7 de octubre de 2023: 29.954 muertos y 70.325 heridos.

112 personas muertas y 700 heridas a manos del ejército israelí mientras esperaban ayuda en la carretera marítima al noroeste de la Ciudad de Gaza.

 

No sale en las noticias:

Más de 1,3 millones de niños y estudiantes llevan más de cinco meses sin recibir ningún tipo de educación.

La ausencia total de autoridad y de orden público anima a los ladrones a robar cualquier cosa de las casas y de la gente, así como ayuda humanitaria, coches y todo lo que puedan conseguir.

Las bandas y los ladrones de ayuda humanitaria controlan el mercado y manipulan los precios.

Las autoridades locales y la policía no controlan nada. A falta de un sistema de derecho, algunos policías han empezado a tomarse la justicia por su mano. La policía ha matado al menos a 56 ladrones desde principios de enero.

La policía aparece de vez en cuando en el mercado trayendo grupos de ladrones (la mayoría hombres jóvenes) y los golpean fuertemente con palos, dejándolos con brazos y piernas rotas.

Hay miles de niños por las calles con ropa miserable y descalzos, pidiendo comida.

Hay cientos de historias de violaciones y acoso sexual en refugios y tiendas de campaña.

Historias de asesinatos con tintes de venganza casi a diario.

Los ladrones irrumpieron en una casa, mataron al dueño delante de sus hijos y robaron lo que quisieron.

La ayuda lanzada desde el aire ha provocado disputas por la comida con personas disparándose entre sí.

Hay denuncias de corrupción en la distribución de ayuda alimentaria en muchas organizaciones locales.

Los conductores de agencias de la ONU y de los ayuntamientos roban combustible y lo revenden a 20 veces el precio original.

Para salir de Gaza, cada persona debe pagar entre 5.000 y 7.000 dólares.

Todos los camiones que transportan ayuda desde el paso fronterizo de Rafah hasta el interior de la Franja de Gaza tienen las ventanillas rotas porque la gente apedrea los camiones para obligarlos a detenerse. Luego saltan sobre el camión y roban todo lo que pueden (esto se ha convertido en un fenómeno del crimen organizado).

Los comerciantes locales vigilan sus camiones con hombres armados, que abren fuego si alguien intenta robar algo. Muchas personas han resultado heridas y varias han muerto en los últimos dos meses.

En una calle principal de Rafah, a plena luz del día, un hombre y su esposa fueron detenidos en su coche por hombres armados, que les obligaron a salir del vehículo. Les robaron sus pertenencias y el coche. Los saqueadores ni siquiera iban enmascarados.

Mi colega Wala’a Saada murió ayer en el atentado con bomba contra una mezquita. Vivía con sus padres en una tienda de campaña cerca de la mezquita. Wala’a es el quinto de mis colegas que han sido asesinados desde el inicio de este genocidio.

Temo por mi vida y por la de mi esposa.

75. Air strikes kill, air food drops kill more

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Octubre de 2023 – marzo de 2024

Publicado el 11/03/2024

4 de marzo de 2024

Los ataques aéreos matan, los lanzamientos aéreos de alimentos matan más

Desde el 7 de octubre de 2023, los constantes ataques aéreos contra Gaza no han cesado. Cuando un ataque aéreo alcanza una casa, una escuela, un hospital o una mezquita, cientos de personas mueren o resultan heridas.

Cuando Jordania, Egipto, Francia, Estados Unidos y los Emiratos Árabes Unidos lanzan alimentos desde aviones, también matan a personas en lugar de alimentarlas.

¿Cómo?

Cientos de miles de personas de la Ciudad de Gaza y del norte no tienen acceso a ningún alimento ni a las necesidades básicas. Cuando la ayuda alimentaria proporcionada por la UNRWA llega a un lugar en las afueras de la Ciudad de Gaza, unos pocos miles de los cientos de miles de personas están esperando. Tan pronto como llegan los camiones de ayuda, la gente se sube a los camiones agarrando la ayuda, cada uno coge lo que puede, la gente comienza a pelearse, a herirse, a matarse por un saco de harina para pan o cualquier tipo de comida. No existe ningún sistema de distribución de ayuda en Gaza, ninguna autoridad, ninguna UNRWA, ninguna entidad puede o está autorizada a gestionar la distribución de alimentos. Israel ha impedido que se establezca ningún sistema.

Lo mismo ocurre con los lanzamientos aéreos de alimentos. Crean caos, anarquía y disputas, con muchos heridos y muertos. Familias numerosas, individuos armados, gente con cuchillos, que se atacan entre sí por la comida. ¿Qué se puede esperar de la gente hambrienta?

Las familias pequeñas, las personas débiles se quedan atrás, no pueden competir, sufren el hambre en silencio.

Los lanzamientos aéreos de comida matan de otra manera. Liberan a los israelíes de su obligación de permitir el acceso a los alimentos y a las necesidades básicas de la población hambrienta.

Los lanzamientos aéreos de comida matan porque las cantidades lanzadas no alimentan ni siquiera a unos cientos de personas.

Los lanzamientos aéreos de comida matan porque las necesidades de las personas son mucho más que comida; medicinas, agua, educación, seguridad, libertad, etc. Estos son derechos humanos básicos.

Los lanzamientos aéreos de alimentos son sólo una forma de presumir para algunos regímenes hipócritas. Saben muy bien que ésta no es la solución y que deben obligar a Israel a permitir el libre acceso de los civiles a todos los derechos humanos, no sólo en Gaza y el norte, sino en toda Palestina.

76. Little Stories

Pequeñas Historias – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Octubre 2023 – Marzo 2024

Publicado el 11/03/2024

6 de marzo de 2024

Pequeñas historias

Desde el comienzo de la guerra, escribo sólo lo que veo, lo que siento, lo que observo, y evito escribir sobre lo que oigo. Pero hay miles de pequeñas historias que no se pueden ignorar.

Un colega de Khan Younis me contó lo siguiente:

“Me fui de casa al comienzo de la invasión de Khan Younis y vine a Rafah con mi familia. Pasamos dos días en la calle hasta que conseguimos encontrar una tienda de campaña. Ayer volvimos a Khan Younis. No hay casa; mi casa y todos los edificios de mi calle fueron destruidos. De hecho, los pulverizaron y nadie puede reconocer la calle ni la ubicación de las casas”.

Un amigo de Abasan, al este de la aldea de Khan Younis:

“Tan pronto como supimos que el ejército israelí había abandonado la aldea, regresamos. Mi casa había desaparecido. La gente estaba en las calles recogiendo cadáveres, sí, cadáveres de personas que llevaban días e incluso semanas muertas. Allí los dejaron. Muchos habían sido devorados en parte por perros y gatos callejeros. Una mujer reconoció a su marido por su camisa, no tenía cara ni piel”.

Un hombre de Gaza nos dijo:

“Había algunas personas en la carretera marítima, entre la Ciudad de Gaza y el campamento de Nuseirat, esperando a la gente que salía de la Ciudad de Gaza y del norte para dirigirse al sur. Esperaban con agua, pan y algo de comida para dar. Llegó una mujer muy flaca, muy cansada. La recibieron y le dieron comida. Cogió un trozo de pan y se lo estaba comiendo entre lágrimas, repitiendo la palabra: “¡Pan, pan, tres semanas sin pan!”. ¡Nadie sabe lo que es alimentarse de hierba y comida para animales, excepto los que deben hacerlo! ¡Pan, pan!’ — Y seguía llorando”.

En el hospital de Alnajjar, el ejército israelí arrestó a un hombre de 65 años durante 3 semanas. Nadie pudo averiguar a qué tipo de tortura había sido sometido. El hombre no hablaba, tenía cicatrices en las muñecas, en los pies, en la nariz, y los ojos muy abiertos mirando a todas partes como si buscara a alguien con miedo.

Según UNICEF, 17.000 niños han quedado huérfanos en Gaza desde el 7 de octubre de 2023.

Un hombre dijo:

“Mi padre se negó a abandonar su casa en Khan Younis. Cuando volvimos tres semanas después, lo encontramos con un disparo en la cabeza, muerto hacía más de una semana. Su cuerpo olía”.

Un niño dijo:

  “Cuando salimos de Khuza (un pueblo de Khan Younis), no pude encontrar a mi gata, estaba escondida en algún lugar y tuvimos que irnos. Volvimos ayer, tres semanas después y encontré a mi gata muerta en la cocina”.

Llamando a mi hermano en Gaza:

-“¿Cómo estás?”

-“Muy mal.”

-“Perdón por la estúpida pregunta. ¿Qué estás haciendo?”

-“Morir con mis hijos, en silencio”.

-“¿Fuiste a donde lanzaron la comida? ¿Quizás pudiste conseguir algo?”

-“Prefiero que mis hijos vivan un día más, incluso hambrientos, que ver cómo les disparan o apuñalan por una comida que podríamos conseguir o no”.

77.  What to answer when you have no answer

Qué decir cuando no se tiene respuesta – MENSAJES DE GAZA AHORA – Marzo 2024

Publicado el 11/03/2024

8 de marzo de 2024

Qué decir cuando no se tiene respuesta

Todos los padres, en todas las culturas, luchan con las preguntas que plantean sus hijos a diferentes edades, preguntas como: ¿De dónde venimos? ¿Qué es Dios? ¿Iremos al infierno si mentimos?

Algunos son lo suficientemente inteligentes o educados como para dar respuestas, pero muchos se bloquean y no saben qué decir o dan respuestas estúpidas. Los padres lo sabemos y aún así caemos en esta trampa.

En Rafah, aunque es la ciudad menos destruida de la Franja de Gaza, no puedes caminar 100 metros sin pasar por una casa destruida o un edificio bombardeado.

Caminaba con mi cuñado y su hija de 8 años hacia el mercado, tratando de conseguir azúcar a cualquier precio, para hacer algo dulce para los niños el fin de semana, cuando pasamos junto a un enorme edificio destruido. Saba, la niña de 8 años, preguntó: -“¿Cómo han sacado a la gente de debajo de los escombros?” Su padre estaba confuso, mintió y dijo que no había nadie cuando los israelíes bombardearon este edificio.

-“¿Y ese otro?” preguntó, señalando otro edificio destruido. Su padre respondió que también estaba vacío.

La niña de 8 años dijo: -“Hmmm… pero entonces, ¿¡cuándo mataron a todos esos niños!?”

Su padre y yo nos quedamos pasmados, no teníamos respuesta.

Saba dijo: -“¡Tengo 8 años, pero no soy tonta!”

Por cierto, no encontramos azúcar en el mercado y volvimos sin nada.

78. A Memory

Un recuerdo – MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Octubre 2023 – Marzo 2024

Publicado el 11/03/2024

9 de marzo de 2024

Un recuerdo

En 1989, tenía 19 años y dejé los estudios para trabajar en Israel. 

Para los palestinos, trabajar en Israel significa sólo hacer trabajo manual, como agricultores, carpinteros, mecánicos, limpiadores, albañiles, lavaplatos en restaurantes (lo que no es ninguna vergüenza) y, por supuesto, no nos podemos registrar en los sindicatos de trabajadores israelíes. Nuestro único derecho es el salario pactado, no hay seguro médico, ni ningún tipo de indemnización por fin de servicio o por accidente laboral. Por supuesto, los empleos en ingeniería, enseñanza, profesiones médicas, etc., no están permitidos a los palestinos de Gaza y Cisjordania.

Yo había estado trabajando en una herrería. El propietario era un israelí muy amable y simpático, que llegó de Polonia cuando era joven en 1951 con su familia. Participó en las guerras de 1956 y 1973, así como en la invasión del Líbano en 1982.

Una vez me dijo de manera muy amistosa: “Hossam, me caes bien, eres una buena persona, no das problemas. Pero ya sabes, tu gente no es como tú. Causan problemas a nuestro ejército en Gaza y Cisjordania. Sabes que si tu pueblo fuera lo bastante listo y se uniera a nosotros, podríamos controlar el mundo. Vuestra gente, con sus buenas habilidades manuales, y nosotros con nuestros cerebros, realmente podríamos controlar el mundo. Simplemente tenéis que aceptar el hecho de que somos más inteligentes y debéis dejarnos tomar las decisiones estratégicas”.

La semana siguiente estaba pintando graffitis contra la ocupación israelí en los muros de la Ciudad de Gaza, y por eso fui encarcelado durante 9 meses por el gobierno israelí.

79. Ramadan

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Octubre 2023 – Marzo 2024

Publicado el 18/03/2024

11 de marzo de 2024

Ramadán

Antes celebrábamos Ramadán

El mes de Ramadán para los musulmanes es un mes muy especial e importante. Los musulmanes de todo el mundo lo celebran de muchas maneras y todos los musulmanes ayunan desde el amanecer hasta el atardecer  ¿Quién no lo sabe?

También en Gaza celebrábamos el mes de Ramadán. Nos preparábamos para ello con varios días de antelación.

Comprábamos adornos especiales y los colgábamos en las calles y dentro de nuestras casas.

Solíamos comprar lámparas especiales hechas en Ramadán especialmente para niños.

Hacíamos en casa o comprábamos Qatayef (pastel muy dulce relleno de nueces y miel) en Ramadán.

Preparábamos comidas especiales para invitar a hermanas, hermanos y amigos a comer y celebrar juntos el mes de Ramadán.

Solíamos salir a comer al atardecer en la playa si el Ramadán caía en verano o íbamos a restaurantes si era invierno.

Gastábamos más en Ramadán porque la comida al atardecer se componía de muchos platos diferentes, más que en cualquier otra época del año.

Después de la comida al atardecer, los niños salían a la calle con sus lámparas de Ramadán festejando, jugando y discutiendo quién tenía la lámpara más bonita.

Dos horas antes del atardecer, llevábamos a nuestros hijos al mercado para comprar lo necesario para la noche, pero sobre todo para gastar y perder el tiempo hasta el atardecer.

Durante el Ramadán, las familias se visitan e intercambian regalos entre familiares y amigos más que en cualquier otra época del año.

Durante el Ramadán la gente tiene más ganas de dar, por lo que los pobres reciben más caridad.

A los niños les encanta el Ramadán y lo esperan, sobre todo porque después está la fiesta del Eid, una de las dos principales fiestas musulmanas.

Antes teníamos un Ramadán y tras la comida del atardecer, todas las familias se quedaban atrapadas frente a sus televisores viendo telenovelas hechas especialmente para Ramadán.

Hoy es el primer día del Ramadán.

La gente no tiene ninguna decoración de Ramadán.

Los niños no tienen lámparas de Ramadán.

Las familias no tienen suficiente comida.

No hay mercados para comprar cosas ni para pasar el tiempo antes del atardecer.

No hay visitas para familiares o amigos.

No se entregan regalos.

Los pobres no encuentran a nadie que les haga caridad, todo el mundo tiene necesidad de caridad.

Hoy es el primer día del Ramadán y no hay restaurantes para comer dentro, ni playa para comer afuera al atardecer.

Llegó el Ramadán y no hay electricidad, por lo que no hay televisores ni telenovelas para ver.

Solíamos tener Ramadán, pero este año no hay Ramadán.

Nos robaron el Ramadán. Robaron el ocio y la diversión a nuestros hijos. Nos robaron la vida.

80. Two million meals

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Octubre 2023 – Marzo 2024

Publicado el 18/03/2024

13 de marzo de 2024

Dos millones de comidas

Dos millones de comidas llegarán para la gente de Gaza en 60 días, tras la instalación del puerto marítimo flotante.

¡Vale! Pueblo de Gaza, sois superiores, ¡todos lo saben! Podéis esperar 60 días sin comer, ¡es fácil!

Y sí, dos millones de comidas son suficientes para 2,3 millones de personas.

Y sí, una comida al día también debe bastar. Podéis sobrevivir con ella.

Y sí, deberíais estar agradecidos por los dos millones de comidas diarias.

Sabemos que no hemos mencionado el agua, creemos que se puede vivir sin ella. ¡Los palestinos son superiores!

¡Tampoco hay saneamiento! Creemos que podéis apañaros.

¿Sin atención sanitaria? Ya lleváis seis meses sin este lujo, ¿quién lo necesita? Sólo los blandos de Occidente. Podéis vivir sin ello.

¿No hemos hablado de la educación? ¿No? No importa. ¿Cómo ha ayudado la educación a tu gente? La mayoría de los palestinos tienen una buena formación y, sin embargo, no pueden encontrar trabajo, de modo que no hay necesidad de perder tiempo en educación.

Sí, refugio. Estamos seguros de que lograréis vivir entre los escombros y en tiendas de campaña. Ya habéis demostrado que podéis, durante los cinco últimos meses.

Palestinos de Gaza, ¡basta de quejas! Esperamos vuestro agradecimiento y gratitud por los dos millones de comidas que recibiréis en 60 días.

¿Dejar de mataros a vosotros, a vuestros hijos y a vuestras mujeres? Bueno, no podemos garantizar nada.

81. White page

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Octubre 2023 – Marzo 2024

Publicado el 18/03/2024

15 de marzo de 2024

Página blanca

Abrir mi portátil, abrir un documento de Word, intentar escribir algo sobre nuestra vida congelada, una vida que se limita a buscar un paquete de comida o a esperar alguna noticia sobre un alto el fuego.

Mis pensamientos están dispersos, no puedo concentrarme en una idea o en un tema. Mi perro apoya la cabeza en mi regazo, lo que dificulta la escritura. Pobre perro, desde hace dos días no se encuentra bien. Tiene dolor de estómago, es intoxicación estomacal, dijo el médico. Los alimentos que comemos no son saludables. ¿Qué alternativas tenemos? Ninguna. Tomé mi medicación y traté de dormir. Mi madre, en la otra habitación, no para de gemir de dolor también. Cada vez está peor y su salud se deteriora rápidamente. No se puede hacer nada. ¡La impotencia nos está matando!

Todos hablan de la invasión de Rafah. Están aterrorizados. ¿A dónde ir? ¿Cómo sobrevivir bajo los continuos bombardeos? Cada día hay un bombardeo selectivo o un bombardeo aleatorio, la gente muere y resulta herida sin parar.

Las dos niñas que viven con nosotros (hijas de la hermana de Abeer) están mucho más calladas que de costumbre, se ven muy tristes, la mayor parte del tiempo sentadas sin hacer nada. ¿Qué niños de 14 y 8 años pueden quedarse quietos durante horas sin hacer nada? No juegan, no salen, no van al colegio, no tienen amigos, no hay visitas de familiares, no pasean por el mercado, no van a la playa. Sólo quedarse en casa sin hacer nada. La nada es un asesino lento; primero mata el espíritu y el alma. ¿Qué puedo hacer? Les he traído juguetes, papel y colores. ¿Y después?

Recibí la llamada de una colega de uno de los centros de acogida, sobre otra niña no acompañada de 14 años. Dice que escapó de Gaza y estuvo 3 días en la calle. Tiene miedo y no sabe nada de su familia. Quería volver a Deir El Balah, donde tiene parientes, pero no podía decir cómo se llamaban. Llamé al Ministerio de Desarrollo Social y a SOS. No quiero ir, es desgarrador y no puedo aportar nada. ¡La impotencia nos está matando!

Una madre lleva en brazos a un bebé de meses y da la mano a un niño de tres años. Detrás de ella hay otro niño de 6 años, mendigando, pidiendo comida. Está muy sucia y sus hijos también. Parecen muy pobres, muy flacos, ¿para qué les servirán unos cuantos shekels? Le doy 5, lo que significa casi cero. ¡La impotencia nos está matando!

Esta página ya no es blanca, hay muchas palabras en negro. Odio el negro, la próxima vez usaré otro color, tal vez me ayude a sentirme mejor.

Buenas noches

82.  Talking about me

Hablando de mí – Octubre 2023 – Marzo 2024

Publicado el 18/03/2024

15 de marzo de 2024

Hablando de mi

Mi nombre es Hossam, cumpliré 56 años el próximo mes de julio. Estoy casado con Abeer, mi querida esposa y tenemos una hija encantadora, Salma, de 23 años.

Nací como palestino en Gaza; Yo no elegí eso. Crecí en una familia numerosa y pobre, y tampoco lo elegí. Mi padre tiene una cierta educación; mi madre no. No los elegí, simplemente acepté todo eso.

Crecí dándome cuenta de que estamos bajo ocupación con soldados extraños que hablan un idioma extraño en nuestras calles. Paran a la gente en la calle, los registran, los humillan, los detienen. Mi padre nos advertía que no nos acercáramos a los soldados. ¿Por qué? No sé. De niño, no entendía por qué ni qué estaba pasando. Pensaba que así era la vida y que así era en todo el mundo. En aquella época, de niño, para mí el mundo entero era la Ciudad de Gaza. De hecho, todo lo que conocía eran unas cuantas calles. En aquella época no tenía opinión.

A los 16 años quería ir a Israel, como mucha gente, por lo que cogí un taxi a Tel Aviv. Así de fácil era a principios de los años 1980. Tel Aviv, ¡qué ciudad! Es tan grande, tan hermosa, tan limpia. ¡Edificios altos, tiendas brillantes, playas relucientes, coches nuevos, semáforos, aceras pintadas! ¿Por qué Gaza no era como Tel Aviv? No lo sabía. En Tel Aviv hay gente normal, que habla un idioma extraño, pero gente normal. ¿Por qué no podemos vivir allí? ¿Por qué no viven entre nosotros en Gaza y Cisjordania? ¿Por qué debemos obtener permisos para entrar en Tel Aviv? ¿Por qué no podemos vivir juntos?

Parecen humanos como nosotros, nosotros parecemos humanos como ellos.

Crecí más y me di cuenta de que una ocupación militar significa esclavitud y ningún derecho para el pueblo ocupado.

Luego trabajé en Israel durante cinco años, de 1985 a 1990. Me di cuenta de que allí somos bienvenidos, siempre que seamos obedientes bajo la ocupación. Somos buenos, siempre que aceptemos ser trabajadores baratos y sin derechos. Entonces nos tratan bien como a un buen esclavo o a una simpática mascota.

No podíamos aceptarlo. En 1987 tuvo lugar la primera Intifada, un levantamiento público contra la ocupación. Adoptó varias formas: lanzar piedras a los soldados, pintar grafitis contra la ocupación en las paredes, prender fuego a neumáticos de coche en medio de las calles para impedir el paso de los vehículos del ejército y pedir boicot para los productos israelíes.

Este movimiento fue respondido con gran violencia: disparos, asesinatos y detenciones de miles de jóvenes.

Yo era uno de esos jóvenes y fui detenido en 1992 durante nueve meses, acusado de protestar contra la ocupación y de tirar piedras a los soldados.

(En 2012, fui a los Estados Unidos. Al llegar al aeropuerto de Washington DC, me paró el controlador de visados y me preguntó si alguna vez me habían detenido, yo lo había puesto en la solicitud de visa, así que él lo sabía. Le dije que sí y me preguntó por qué. Le dije porque tiré piedras a soldados israelíes en 1992. Me preguntó si era prudente tirar piedras contra una ametralladora y le dije que en ese momento me había parecido muy prudente. Se rió y me dejó entrar.)

En 1993, me involucré en el teatro y el trabajo humanitario. Cambió mi vida, decidí seguir resistiendo a la ocupación como individuo con mis propias palabras, con mi actuación en el escenario, con mis esfuerzos para ayudar a la gente necesitada y tratando de dar a conocer nuestra causa en Europa y en cualquier otro lugar al que pudiera llegar. Desde entonces, toda mi vida he denunciado la violencia. No la veo como solución a ningún conflicto o desacuerdo. Sin embargo, durante toda nuestra vida hemos estado expuestos a la grave violencia de la Ocupación, a todo tipo de violencia, se nos ha matado, herido, arrestado, se nos hace pasar hambre, se nos priva de necesidades humanas básicas o de derechos humanos, se nos trata como nada, menos que personas, menos que seres humanos.

Terror. ¿Qué es el terror si no es la Ocupación? ¿Qué es el terror si no es bloquear a la gente en los puestos de control, privándoles de su identidad?

La primera vez que viajé al extranjero fue a España en 1995. Todavía no teníamos el pasaporte palestino. En cambio, teníamos una especie de salvoconducto emitido por las autoridades israelíes: nombre, número de identificación, fotografía, fecha de nacimiento y nacionalidad: “No identificado”.

Esto es exactamente lo que escribieron delante de la identificación de nacionalidad: No identificado.

Fue un shock, dolió, fue humillante, fue y sigue siendo injusto.

Comprendí más cosas cuando fui testigo de la llegada de la Autoridad Palestina; La corrupta. ¿Éramos libres? ¿Estaban los soldados fuera de Gaza? ¡No! Los soldados están en el cruce de Nitzareem, al sur de la ciudad de Gaza, con sus tanques, armas y puestos de control. Están allí, en Abu Holy, en medio de la Franja de Gaza, con sus tanques, armas, puestos de control y torres de observación armadas. Están en el cruce de Rafah y todavía tienen plena autoridad para permitir o impedir que cualquiera entre o salga.

Una vez más, todo está en sus manos. Nuestras exportaciones, importaciones, viajes, movimientos, impuestos, agua, electricidad, comunicaciones, todo está controlado por la ocupación israelí.

Darme cuenta de que esto fue resultado de los Acuerdos de Oslo me hace sentir aún más humillado.

En 2000, la segunda Intifada, otra vez comenzó un levantamiento público contra la ocupación. Esta vez, algunos palestinos tenían armas y las usaron. Hamás inició sus ataques terroristas y atentados suicidas. Y, como si los israelíes estuvieran esperando que esto sucediera, sus represalias no tuvieron límites; bombardeos, asesinatos, cierre de barrios enteros, bloqueos, arrestos de miles de personas.

¿Por qué piensan que cualquier nación aceptará ser esclavizada para siempre? ¿Por qué no se dan cuenta de que la única solución es liberar a la gente para que pueda decidir y determinar por sí misma su vida y su futuro?

Y ahora he llegado a ver como Hamás se apodera de Gaza, con las mismas prácticas de corrupción, incluso peores que con la Autoridad Palestina. Además, tratan a la gente con una clara discriminación: si no eres de Hamás, eres un extraño. Censura de expresión. ¿Cuántas veces los jóvenes han protestado para la unidad entre Gaza y Cisjordania, entre Hamás y la Autoridad Palestina, sólo para encontrarse con la mano de hierro de Hamás?

Me he dado cuenta de que la principal causa de la creación de Hamás es la propia Ocupación. La política israelí durante los últimos 17 años ha sido mantener separadas a Gaza y Cisjordania para socavar cualquier posibilidad de unidad y desarrollo de un Estado palestino. Durante años permitieron que Qatar financiara a Hamás. Querían a Hamás allí para afirmar que no pueden negociar la paz mientras una organización terrorista tenga el control.

Ahora soy testigo de la destrucción total de mi ciudad, soy testigo del asesinato de más de 30.000 de los míos, de las heridas causadas a más de 70.000 de los míos, de la destrucción del 60% de las casas de mi ciudad. Viviendo el miedo, el terror, el hambre, la hambruna y la muerte lenta de 2,3 millones de personas.

Los últimos días no me siento nada bien. El menor esfuerzo me hace sentir cansado, agotado. Hoy encontré en el mercado a uno con una balanza, y un papel donde ponía: “Pésate por 1 shekel”. Lo hice, peso 69 kg. La última vez que me pesé, antes de la guerra, fueron 85 kg. Es una pérdida de peso fuerte, poco saludable, lo sé, es por el tipo de alimentación que tenemos; sin carne, sin pollo, sin pescado, sin fruta, sin nueces y con agua insalubre. Sí, estoy enfermo.

83. I lived

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Octubre 2023 – Marzo 2024

Publicado el 18/03/2024

18 de marzo de 2024

He vivido

Me considero un palestino afortunado, un residente afortunado de Gaza. Tengo 56 años y puedo considerarme afortunado porque he tenido muchas oportunidades que la mayoría de los gazatíes menores de 35 años nunca tuvieron.

Por ejemplo:

He viajado a más de 12 países, mientras que la mayoría de los gazatíes nunca han visto ningún lugar más allá de Gaza.

Desde los 17 años siempre he tenido trabajo y nunca he estado en paro. El 72% de los gazatíes menores de 35 años no tienen trabajo y están desempleados.

Conseguí mi propia casa cuando tenía 40 años. La mayoría de los gazatíes menores de 35 años no tienen casa propia y todavía viven con sus familias extensas.

Tengo mi propio coche. El 75% de los gazatíes menores de 35 años no tiene coche.

Estoy casado y tengo la hija más hermosa del mundo. La mayoría de los gazatíes menores de 35 años no pueden afrontar los gastos del matrimonio y no pueden formar una familia.

Tengo amigos maravillosos y leales en Gaza y en muchos otros países, incluidos los de esta lista a los que envío estos diarios, que piensan en mí y que me apoyan con lo que pueden. La mayoría de los gazatíes menores de 35 años tienen amigos con seguridad, pero se limitan a Gaza.

No es de extrañar que los habitantes de Gaza menores de 35 años no tengan tanta suerte como yo: ¡estamos bajo ocupación!

Estamos bajo el fuego, los bombardeos, los proyectiles, expuestos a la hambruna, la inanición y el genocidio. No tenemos medios para tratar a los cientos de heridos diarios, y cada día enterramos a cientos de nuestros niños, mujeres y hombres. No tenemos salida. Estamos atrapados en Gaza.

Entonces, ¿por qué no debemos cantar? Los gazatíes menores de 35 años deben cantar: “El cielo es azul, la hierba es verde… y me digo a mí mismo, ¡qué mundo tan maravilloso!”

Qué mundo tan maravilloso…

84. Birds in paradise

MENSAJES DESDE GAZA AHORA – Octubre 2023 – Marzo 2024

Publicado el 18/03/2024

Aves en el paraíso

Cuando éramos pequeños y moría un niño de la familia o del barrio, los adultos nos decían que ese niño estaba en el cielo, que se transformaría en una hermosa ave en el paraíso.

Nos gustaba la idea, pero teníamos dudas. Si era algo tan bueno, ¿por qué las madres y los padres lloraban y se lamentaban? ¿Por qué las madres seguían usando vestidos negros durante meses, por qué ya no sonreían? ¿Por qué nadie se reía y si alguno lo hacía nos mandaban callar?

UNICEF y el Ministerio de Salud han dicho que el ejército israelí ha matado a 13.000 niños en Gaza durante los últimos cinco meses.

Son demasiadas aves; creo que el paraíso ya está lleno de aves.

¿No es suficiente?

 

85. Why does this happen to me and my family?

Mensajes desde Gaza Now – Octubre de 2023 – Marzo de 2024

Publicado el 02/04/2024

¿Por qué nos pasa esto a mí y a mi familia?

22 de marzo de 2024

Una historia de Gaza

Hossam cuenta la historia de otro hombre

Tengo 41 años, nací en Gaza, donde he vivido toda mi vida. Siempre me he ocupado de mis propios asuntos, concentrándome en construir una carrera. Nunca he participado en ninguna actividad política, ni siquiera charlas o tertulias políticas. He pasado la vida denunciando la violencia. Trabajé duro hasta que construí mi propia casa. Me casé y tuve 3 hijas, la mayor tiene 14 años y la menor 4 ½. Mi mujer también tiene estudios y trabaja en un banco.

Cuando empezó el genocidio, me quedé en casa, en la zona de Remal, en Gaza. No tengo parientes en la ciudad de Gaza, ni tampoco mi esposa.

Anoche hubo intensos disparos y bombardeos alrededor de mi casa. Llevé a mi mujer y a mis hijas a la cocina, lejos de las ventanas. Nos tumbamos. Las balas llegaban a las ventanas y paredes; mis hijas y mi mujer gritaban. Intenté calmarlas. Yo también tenía miedo, ¡también quería gritar! Los disparos empezaron al amanecer y continuaron hasta las nueve de la mañana del día siguiente, cuando se hicieron menos intensos. ¡De repente llaman a la puerta! ¿Quién es? ¿Cómo podría haber alguien llamando a nuestra puerta? No abrir no era una opción, abrir también era un riesgo. Los golpes continuaban mientras yo seguía indeciso.

Fui a la puerta y sin abrir pregunté: “¿Quién es?”. Una voz llorosa dijo: “¡Abra, por favor!” Era un hombre llorando, una voz rota de un humano roto, la voz transmitía dolor y agonía. Volví a preguntar: “¿Quién es?”. Me dijo: “¡Por favor, abra; el ejército israelí me envió, tengo un mensaje!”.

¡Entré en pánico! Si no abro, podrían venir, ¡y Dios sabe lo que harían! Al menos la voz era la de alguien de Gaza. Abrí la puerta. Había un hombre de unos 50 años, casi desnudo, solo en ropa interior, con las manos esposadas a la espalda, temblando de miedo y de frío.

Me dijo: “Usted y todos los varones mayores de 16 años deben bajar e ir hacia el tanque blindado en el lado izquierdo de la calle, y todas las mujeres y niños menores de 16 años deben bajar e ir al lado derecho de la calle. ¡Debe bajar a la calle desnudo solo con la ropa interior, de lo contrario le tratarán como una amenaza y le dispararán en el acto!

Por unos segundos me quedé parado; paralizado por la impresión, por el miedo, por un millón de pensamientos e ideas que pasaban por mi mente, ¡ninguna de los cuales podía retener en mi cabeza! El hombre lloraba: “¡Por favor, dese prisa, me han dado solo 5 minutos para terminar esta misión! ¡Tenemos que bajar juntos!

Como un robot, entré, le conté a mi mujer lo que estaba pasando y lo que teníamos que hacer. Fui muy neutro. Mis hijas lloraban de miedo, como ya lo habían estado haciendo toda la noche, sin que pudiera calmarlas. Tranquilamente les di el mensaje y fui hacia la puerta. Me volví a mirarlas preguntándome si esta sería la última vez que las vería. No sé qué me estaba pasando, de repente no sentía nada, y me decía ¡ve a abrazarlas, ve a besarlas! Me oía a mí mismo, dentro de mi cabeza, mientras mi cuerpo se movía mecánicamente hacia la puerta. Al perder de vista a mi esposa y mis hijas, me quité la ropa y bajé con el hombre desnudo y esposado.

Bajamos hacia el lado izquierdo, donde había varios tanques y vehículos blindados. La calle estaba llena de soldados armados. Había muchos escombros, no me había dado cuenta de cuántas casas habían sido destruidas, ¡era como entrar en el infierno! Un soldado que hablaba árabe con fluidez nos pidió que nos detuviéramos. Me detuve. Me dijo que me acostara con la cara en el suelo. Lo hice. Me dijo que pusiera las manos detrás de la espalda. Lo hice. Todo esto mientras innumerables armas me apuntaban a mí y a mis otros vecinos desnudos, que habían llegado antes que yo. De repente un soldado se me acercó, me tiró brutalmente de los brazos, me los ató a la espalda y me vendó los ojos con un trozo de tela. Me dijo que me pusiera de pie. No era fácil desde mi posición; el soldado me ayudó pateándome la pierna. El dolor me obligó a saltar. Me llevaron a unos metros, me pusieron de rodillas frente a una pared y empezaron a preguntarme sobre mí, mi familia, sobre las actividades de los hombres armados de la zona, sobre los túneles. Con cada respuesta de “No lo sé”, me golpeaban. ¿Qué podía hacer? No lo sabía.

Después de 20 minutos, me pusieron frente a un pequeño dron que volaba cerca de mi cara, la escaneó y luego se fue volando. Me volvieron a poner de rodillas frente a la pared. Pequeñas piedras me arañaban las rodillas. Una se me clavaba en la piel debajo de la rodilla. Cuando intenté moverme un poco para evitarlo, no sirvió de nada, ¡sentí más dolor! No era el único dolor, me habían esposado las manos con tiras de plástico, tan apretadas, que impedían que la sangre llegara a mis manos. Sentía mucho frío y dolor de espalda. De repente el dolor empezó a trasladarse a cada parte de mi cuerpo. Empezó a llover ligeramente, sentí las gotas de agua en la cabeza y en la espalda primero, luego todo mi cuerpo se mojó. No podía moverme, hacía mucho frío, empecé a sentir escalofríos. Realmente no lo sé, de hecho no recuerdo si lloré durante esas horas de cara a la pared, estoy intentando recordar en qué pensaba durante ese tiempo, pero sinceramente, no lo recuerdo.

¿Pensé en la muerte? ¿Pensé que me iban a detener o a ejecutar? ¿Pensé en mi esposa y mis hijas? ¿Pensé en mi casa, mis amigos, mi trabajo, mi vida pasada o en mi futuro? No lo sé. Tal vez pensé en todo esto y más, no lo recuerdo….

 A las 4 de la tarde me dijeron que me pusiera de pie, ¡y sólo Dios sabe el esfuerzo y el dolor que me costó! Primero eché el cuerpo hacia un lado, luego luché por estar boca arriba, luego me di cuenta de que esto no ayudaba, así que me giré nuevamente para mirar al suelo, adelantando una pierna y empujando contra el suelo con todas las fuerzas que me quedaban, hasta que finalmente me puse de pie, con muchos rasguños nuevos en toda la espalda, el pecho, las nalgas, las piernas y las manos. Un soldado me quitó la venda de los ojos por detrás. Durante unos segundos, no fue fácil afrontar la luz del día. Había otro soldado frente a mí, apuntándome a la cara con su pistola. Dijo bruscamente: “¡Ve hacia la calle Al Rashid, a la carretera marítima! ¡Camina hacia la zona central y no te detengas y no mires atrás ni una sola vez! Camina hasta llegar al campamento Nuseirat. ¡Ya!

Era obvio que no había posibilidad de discutir ni de preguntar por nada: ni por mi familia, ni por mi casa, ni por mi ropa, ni siquiera por las esposas de plástico que llevaba en las manos.

Hay 13 km desde mi casa hasta el campamento de Nuseirat. Empecé a caminar. Caminé y caminé, sin nada a mi alrededor salvo destrucción, edificios bombardeados, casas destrozadas, carreteras arrancadas, fugas de agua y aguas residuales por todas partes, perros y gatos, de vez en cuando, cadáveres humanos en las calles, algunos con perros encima.

Caminé y caminé, desnudo, con frío, la lluvia fue fuerte durante 15 minutos, luego ligera, luego paró. Quería limpiarme el agua de los ojos y de la cara, pero no podía con las manos esposadas a la espalda. Caminé y caminé, pasando de vez en junto a vehículos blindados y tanques. Cayó la noche, estaba oscuro, apenas veía dónde poner los pies, pero caminé, no tenía otra opción. Empecé a pensar: “Estoy vivo, no me van a fusilar, ya lo habrían hecho si me quisieran muerto, ¿no? ¿Dónde está mi familia? ¿Mi esposa y mis hijas? ¿Están todavía en Gaza? ¿Se les permitió regresar a casa? ¿Se vieron obligadas a caminar como yo hasta Nuseirat? En caso afirmativo, ¿adónde irían? ¡Nosotros, ellas, no conocemos a nadie fuera de la ciudad de Gaza!

Eran las nueve de la noche cuando vi en el horizonte la silueta de un hombre que venía hacia mí. Ya había pasado el valle de Gaza, estaba cerca de Nuseirat, tal vez a sólo 1 km. El hombre se acercó a mí y caí en sus brazos. Otros dos hombres llegaron hasta nosotros, me quitaron las esposas, uno de ellos tenía un abrigo y me lo puso. Quería llorar, busqué lágrimas para llorar, intenté oírme llorar, pero ningún sonido salió de mi boca. Creo que estaba llorando por dentro, mis lágrimas caían dentro de mis ojos en lugar de afuera. ¡Ardía, sentí que ardía como el infierno! Tenían un auto pequeño, me pusieron en el asiento delantero. Condujimos durante 5 minutos y llegamos a una escuela, un albergue, donde me proporcionaron algo de ropa. Me trajeron algo de comida, pero no pude comer. Insistieron, pero realmente no pude. Les pregunté por mi familia, mi esposa y mis hijas. No reconocieron los nombres. Quizás mi familia esté en casa, ¿cómo puedo saberlo? Pedí un móvil para llamar a mi mujer. Lo intenté una y otra vez, ¡y una y otra vez, no funcionó! ¡No sabía qué hacer! Me llevaron a un lugar, una carpa en medio del patio delantero de la escuela. Había 4 hombres dentro de la tienda, me dieron la bienvenida y me señalaron un colchón que podía usar para dormir. Me acosté y dormí.

Aquí estoy por quinto día en la escuela, en la carpa, tratando de encontrar a mi familia, intentando llamar. He ido a todas las escuelas de Nuseirat, de Deir Al Balah, de Zawaida, de Sawarha, buscando a mis hijas y a mi esposa, ¡y no las encuentro! Fui al Centro de Operaciones de la UNRWA, fui a varias ONG, llamé al CICR y sigo sin encontrar a mi familia. No sé si están vivas o muertas. Mañana iré a Rafah a buscarlas entre los 1,3 millones de personas que hay allí. ¡Rezad por mí para que las encuentre! ¡Rezad por su seguridad! Por favor…

86.  Small Battles in a Big War

Mensajes desde Gaza ahora – Octubre de 2023 – marzo de 2024

Publicado el 02/04/2024

Pequeñas batallas en una gran guerra

23 de marzo de 2024

“He visitado más de 25 farmacias y 5 hospitales buscando medicamentos para mi padre. No he podido encontrarlos. Cada vez está peor y estoy muy preocupada por su vida, ¡por favor ayuda!”

“Desde que mi mujer murió en el bombardeo del mercado de Nuseirat, no sé cómo cuidar a mis mellizos, que tienen un año y medio. Estoy en una tienda de campaña, solo con ellos. Tengo que salir a buscar comida y a trabajar. Vendo alimentos reciclados en el mercado y gano entre 20 y 25 shekels al día. Mis vecinos de la tienda de al lado, visitan a mis hijos, tratando de cuidarlos, pero ellos también tienen sus propios problemas y complicaciones en la vida. ¡No sé qué hacer, por favor ayuda!

“Dejo a mis hijos en la tienda desde las 7 de la mañana hasta el atardecer para ir a mendigar por las calles. Mi marido, mi padre, mis hermanos, mis suegros y sus hermanos y hermanas, 22 personas en total, fueron asesinados. Yo estaba en el mercado cuando bombardearon nuestra casa. No sé cómo pasan el tiempo mis hijos en mi ausencia, me esperan para comer. Sólo puedo darles una comida al día, no he recibido ningún paquete de comida. ¿Sabes cómo registrarte para recibir apoyo alimentario? ¡Por favor, ayúdame!”

 “Madre, ¿por qué de repente se moja mi cama? Tengo 16 años de edad; ¡Nunca hice esto! ¡No quiero despertarme con orina en la ropa! ¡Por favor ayuda!”

“Mis pechos están secos, no puedo alimentar a mi bebé de 3 meses, no puedo pagar la leche en polvo. ¡Por favor, ayúdame!”

“Me llamo Ali, tengo 9 años. Mataron a toda mi familia. Estoy sin madre, ni padre, ni  hermanos, ni abuelos. ¡Tengo miedo, por favor ayúdame! “

“Soy Jamila, tengo 12 años, no puedo dormir por las noches. ¡Tengo pesadillas, tengo miedo de los bombardeos! ¡No sé qué hacer, por favor ayúdenme!

Un hombre se desmayó en la calle. La gente lo ayudó a despertar, abrió los ojos mirando a su alrededor como un perdido. Dijo con voz muy débil: “Tengo hambre, no he comido en tres días, ni mis hijos tampoco. ¡Por favor, ayúdame!”

Un hombre sentado junto a una mezquita con su esposa y sus tres hijos, dos niñas y un niño. El mayor tiene 13 años, el menor 3. Dijo: “No tengo dónde quedarme, ni casa, ni tienda, llevo cuatro días en la calle con mi familia. ¡Por favor ayuda!”

“Mi hijo se lastimó y perdió las piernas hace 3 meses. Tiene sólo 16 años. ¡No puedo encontrarle una silla de ruedas y no puedo llevarlo al baño yo sola! ¡Por favor, ayúdame!”

Estaba en el mercado con mi mujer comprando unos dulces caseros, solo 250 gr. porque eran bastante caros. Mi mujer me pidió que comprara otros 250 gr. Lo hice y ella se los llevó. Había un niño que parecía muy pobre, le dio los dulces y le pidió que los compartiera con sus hermanos y hermanas. El chico sonrió y se alejó rápidamente.

Amo a mi esposa.

87. Bad Omen

Mensajes desde Gaza ahora – Octubre de 2023 – Marzo de 2024

Publicado el 02/04/2024

Mal presagio

25 de marzo de 2024

 

Las últimas dos noches, los drones han estado sobre Rafah, ocupando el cielo y el espacio, con su feo ruido, desde el amanecer hasta el atardecer, sin parar. No puedo dormir, y si me quedo dormido un rato, este terrible ruido me despierta una y otra vez. Es el ruido de la muerte y la angustia. De vez en cuando, además del ruido de los drones, escuchamos un ataque aéreo seguido a los 10 a 15 minutos del ruido de las sirenas de las ambulancias. ¿Cuántas personas han sido asesinadas? ¿Cuántos edificios han sido destruidos? ¿Cuántas personas hay bajo los escombros, vivas o muertas? ¿Hay niños entre ellos? ¡No puedo dejar de pensar en esto hasta que el ruido del dron me saca de mis pensamientos para decirme ¡estoy aquí! No pienses en nada más; ¡no duermas!

Mi madre, en la otra habitación, llora de dolor, las llagas se extienden por todo su cuerpo, espalda, hombros, nalgas, y no hay medicamentos en Gaza para ayudarla. La hija más pequeña de la hermana de mi mujer también llora, quiere dormir y no puede por el ruido de los drones. Es muy fuerte, muy cercano, sientes el zumbido dentro de la casa, dentro de la habitación, dentro de tu cerebro, gritándote: “¡No descansarás, no dormirás! Estoy aquí y solo se te permite escuchar”. El ruido del dron me recuerda al cuervo. El canto del cuervo es un mal presagio en nuestra cultura. De pequeño oía a mi madre pedir a Dios que nos protegiera del diablo cuando escuchaba el canto del cuervo.

En Gaza vivía en el edificio Alutaz. Varias familias, unas 80 personas -hombres, mujeres, niños y ancianos- nunca abandonaron el lugar. Los conozco a todos, algunos son amigos y no sólo vecinos. Siempre que funcionan las comunicaciones preguntamos cómo están. Han pasado miedo, pánico, hambre, sed, pero querían quedarse en sus casas y decidieron no irse. En la zona se produjeron varios enfrentamientos armados y quedaron atrapados en el fuego cruzado. Varios edificios a su alrededor fueron bombardeados y destruidos y, aun así, no abandonaron sus hogares. Todas las ventanas del edificio fueron destruidas y varios apartamentos fueron bombardeados e incendiados. Apagaron el fuego y se quedaron.

La conexión móvil es muy débil, pero se hace más fuerte entre la medianoche y las 6 de la mañana. Descargué los mensajes del grupo de WhatsApp de los vecinos. Los he repasado:

19:35

– ¿Alguien tiene alguna noticia de los vecinos?

– Sí, todos están a salvo, pero la situación es realmente peligrosa, el ejército israelí está en la calle.

20:41

– Qué Dios los proteja.

– Rezo por su seguridad.

22:52

– Acabo de recibir un SMS de un vecino; los soldados israelíes están entrando en el edificio.

22:55

– He intentado llamar a mi padre, pero su móvil está apagado.

– He intentado llamar a Abu Kareem, pero también tiene el móvil apagado. 

00:20

– ¿Alguien tiene alguna noticia de los vecinos?

03:07

– Todos han sido obligados a abandonar el edificio y están caminando por la calle Al Rashid (la carretera del mar) hacia el sur. [Esto es de la última llamada con la hija de Abu Ibrahim]

– ¿Alguno de los vecinos ha sido detenido?

– Qué Dios nos traiga buenas noticias de su seguridad.

03:45

– Últimas noticias sobre nuestros vecinos: A las 8 de la tarde, los soldados israelíes entraron en el edificio obligando a todos a salir a la calle. Les ordenaron que se pusieran en filas: los hombres en el lado izquierdo de la calle y las mujeres y niños en el lado derecho. Les dicen a los hombres que se quiten la ropa. Estaban custodiados por varios soldados apuntándoles con armas. Había dos tanques blindados, uno en lo alto de la calle y el otro calle abajo, un francotirador de cada tanque apuntaba con su arma a los vecinos.

– De vez en cuando se oían pequeñas explosiones en el interior del edificio. Creen que los soldados hacían estallar las puertas cerradas de los vecinos que habían abandonado sus casas al comienzo de la guerra. Los vecinos fueron retenidos ahí desde las 8 de la noche hasta las 2 de la madrugada, luego se les pidió que se dirigieran hacia el sur por la carretera marítima. Caminaron sin pertenencias; sin ropa, sin comida, sin dinero, sin identificación, sin nada. Solo caminaron.

 04:25

– Mi padre está tan enfermo que retrasa a los demás, y se han separado. Mi padre, mi madre y mi hermano menor están en la rotonda de Al Nabulsi, donde el ejército israelí mató a más de 100 personas que esperaban suministros de comida hace dos semanas. Los demás vecinos están más allá.

04:37

– ¿Sabes dónde pueden encontrar coches o algún medio de transporte?

– No antes del Valle de Gaza.

– Eso está a 8 km de nuestra casa.

– Sí.

– Espero que lo logren, los niños y los ancianos no pueden hacerlo.

– Lo harán, por la voluntad de Dios, lo harán.

– Cerca del Valle de Gaza, hay un lugar donde la World Central Kitchen recibe a gente que se ha visto obligada a abandonar la Ciudad de Gaza y les da ropa y comida caliente, además hay una unidad de atención primaria de salud.

– Espero que lleguen allí pronto.

 06:15

– ¿Alguna novedad, queridos vecinos? ¿Hay noticias?

– La familia Bakri acaba de llegar a mi casa en Zawaida.

– Acabo de hablar con el Dr. Nasri, está bien, con su familia, todavía caminan hacia Dir Al Balah. Creo que irá allí con su hermano.

07:23

– Mi padre no lo ha logrado. Murió un km antes del Valle de Gaza. Mi madre y mi hermano lo cargaron hasta llegar a la World Central Kitchen.

– Que descanse en paz.

– Oh querida, lo siento mucho, que Dios se apiade de él.

 

Adiós Abu Ashraf. Dios sabe lo buen vecino y lo buen hombre que eras. Descansa en paz, querido.

88. World Theatre Day

Mensajes desde Gaza ahora – Octubre de 2023 – Marzo de 2024

Publicado el 02/04/2024

Día Mundial del Teatro

27 de marzo de 2024

Hoy, 27 de marzo, es el Día Mundial del Teatro. Desde 1962 lo celebran los centros del Instituto Internacional del Teatro, los miembros cooperantes de TI, los profesionales del teatro, las organizaciones teatrales, las universidades teatrales y los amantes del teatro de todo el mundo. Este día es una celebración para aquellos que pueden ver el valor y la importancia de la forma artística “teatro”. Actúa como una llamada de atención para los gobiernos, políticos e instituciones que aún no han reconocido el valor del teatro para la sociedad y los individuos y su potencial para el crecimiento económico. Los creadores teatrales de todo el mundo celebran este día de diferentes maneras: algunos van a fiestas, otros siguen actuando, otros hacen grandes lecturas de obras de teatro y un homenaje especialmente preparado, escrito este año por Jon Fosse.

Aquí en Gaza, celebro este día soñando. Sueño que lo que nos está pasando no es más que una tragedia de Sófocles o Eurípides, una obra que pretende llevar a la gente al nivel de purificación de Aristóteles, y que pronto terminará. Y cuando termine, cada uno se irá a su casa. No habrá muertos, ni niños asesinados, ni ciudadanos desplazados a la fuerza, ni casas destruidas, ni árboles excavados, ni fronteras cerradas, ni niños sin leche, ni enfermos sin tratamiento médico, ni gente hambrienta sin comida, ni sedientos sin agua, ni estudiantes a los que se les impida llegar a sus universidades, ni alumnos sin escuelas, ni deportistas sin campos de juego, ni intelectuales sin centros culturales, ni creadores de teatro sin salas.

Sueño que todos estos bombardeos y los horribles zumbidos de los drones son parte de los efectos sonoros de la obra. Sueño que toda esta destrucción que me rodea, mire por donde mire, es parte de los efectos visuales de esta obra.

Sueño que toda esta gente, pobre y flaca, que todos los niños y mujeres con su sucia ropa, son parte del coro de la obra. Sólo sueño despertar en mi cama, en mi casa, con mi mujer y mi hija Salma.

Sueño.

89.  What remains for us?  What remains us?

Mensajes desde Gaza Now – Octubre de 2023 – Marzo de 2024

Publicado el 2/04/2024

¿Qué nos queda? ¿Qué queda de nosotros?

29 de marzo de 2024

Huesos cubiertos de piel y de ropa barata y sucia, caras sin afeitar desde hace semanas, un caminar a cámara lenta, cabezas gachas, manos y rostros sucios, pies descalzos de niños. La desesperación es obvia, es tan clara y espesa que llena el aire, cualquiera puede sentirla, olerla, tocarla. La desesperación se mueve, controla la atmósfera. Como si se convirtiera en un ser vivo gritando en voz alta, prevalece. No hay lugar para nada más que la desesperación.

¿Qué nos queda? Un ejército de ocupación brutal, salvaje y asesino sobre una tierra condenada. Hombres destrozados, mujeres derrotadas, niños destruidos. No hay pasado, no hay futuro, solo el presente, el ahora, la supervivencia quizás, pero no la vida.

¿Es éste el pueblo de Gaza? ¿Sigo siendo el hombre que era? ¿He vivido? ¿55 años? ¿He pasado buenos y malos momentos como cualquier ser humano? ¿Me enamoré? ¿Fui a la playa y pasé allí mi tiempo libre? ¿He tomado copas de buen vino con algunos amigos queridos? ¿He sido padre y he sentido esas oleadas de emoción? ¿He gozado de la tranquilidad de tener mi propia casa tras años de duro trabajo? ¿He viajado, conocido gente nueva y disfrutado de lugares nuevos?

Sé que sí. Estuve en Bélgica el pasado mes de mayo, así como en Suecia y Jordania. Sé que me lo pasé muy bien con nuevos y viejos amigos. Sé que me alegré mucho de encontrarme con mi amigo Jonathan después de 11 años sin vernos. Sé que me divertí mucho escalando una montaña.

¿Pero por qué no siento nada? ¿Por qué el recuerdo viene plano, sin emociones? Incluso es así con los recuerdos tristes. ¿Qué me ha pasado? ¿Qué parte de mí ha sido robada? Me siento pesado, muy pesado, me muevo pesado, respiro pesado. Llevo un corazón muy pesado. Me duele dentro del pecho.

¿Qué queda de mí? Lo que queda de un ser humano. ¿Qué queda de nosotros? Algunos huesos cubiertos de piel y quizás algo de sangre en las venas. Sin alma. Sin vida. Solo existimos hasta nuevo aviso.

90. Sisyphus

Mensajes desde Gaza ahora – octubre de 2023 – abril de 2024

Publicado el 07/04/2024

Sísifo

2 de abril de 2024

Imagina que tuvieras que vivir la misma vida, con los mismos detalles, emociones, movimientos, olores y con la misma atmósfera. Como si fuera un cortometraje de un minuto, repetido una y otra vez como una especie de metáfora de la vida de Sísifo.

Todos sabemos quién era Sísifo y que estaba condenado a empujar una piedra desde la base hasta la cima de una montaña, sólo para verla rodar hacia abajo en el momento en que llegaba a la cima.

Añádase a esta historia que cada vez que empuja la piedra, Sísifo pierde una parte de su cuerpo; pierde un dedo, un trozo de piel, una mano, un ojo, una oreja…

Ésta es ahora la vida de los palestinos en Gaza: despertarse por la mañana, ir a donde sea para buscar ayuda alimentaria o una tienda para construir un refugio, o vender alimentos reciclados de la ayuda alimentaria y tratar de conseguir una comida para la familia.

Esto se repite una y otra vez, una y otra vez. Pero también, cada día, pierden una parte de su cuerpo, pierden familiares queridos, amigos, hogares y esperanza. Pierden cada día la parte más bella de su cuerpo; pierden a sus hijos.

Y el bárbaro ejército israelí, que cree haberse convertido en Zeus, solo disfruta del resultado del horror que ha provocado con sus propias manos.

91. Escaping

Mensajes desde Gaza ahora – Octubre de 2023 – Abril de 2024

Publicado el 07/04/2024

Huyendo

3 de abril de 2024

Huyendo: Un hombre enfermo dijo: “Solo como comida de lata. Sé que me enferma y que me estoy muriendo lentamente, pero es la única comida que puedo permitirme”.

Huyendo: Un marido dijo: “Me divorcié de mi esposa y la envié con nuestro único bebé a su familia, no puedo alimentarlos”. Ha habido miles de casos de divorcio desde octubre pasado.

Huyendo: Una esposa dijo: “Mi marido desapareció hace tres meses y pensamos que lo habían matado. Pero hoy nos han dicho que está en El Cairo. Me dejó sola con tres niños”.

Huyendo: Un hombre de mediana edad dijo: “Robo, sí, robo muebles de casas bombardeadas, robo ayuda alimentaria. Tengo que alimentar a mis hijos. No siento ninguna vergüenza”.

 

Huyendo: Una joven dijo: “Me entregaré a ti por 50 shekels, necesito comprar leche y comida para mis padres y mis hermanas pequeñas”.

Huyendo: Un padre dijo: “Envié a mis hijos a mendigar en las calles, no tengo trabajo ni dinero para alimentarlos”.

Huyendo: Una madre dijo: “Dejé a mi bebé cerca de la mezquita y me fui. Espero que alguien bueno la cuide.

Huyendo: Una novia dijo: “Esta es la última pieza de oro que tengo, mi novio me la compró antes de que lo mataran en Gaza. ¡Por favor dame un precio justo, no tengo nada más! Lo compró por 1200 dólares, el comprador de oro dijo que me daría 300 dólares”.

Huyendo: El niño rompió sus libros para que su madre pudiera usar el papel para hacer fuego y calentar la comida.

Huyendo: 200.000 gazatíes se han registrado para abandonar Gaza.

Huyendo: Sé que esta no es agua potable, ¡me matará! ¿Qué más da?

Huyendo: Escribo lo que siento, lo que veo, lo que observo.

¿Quién soy yo para escribirte? ¿Qué es lo que estoy escribiendo? ¿Quién soy yo para pedir que leas lo que escribo? ¡Solo soy otro árabe, otro palestino, otro lo que sea de Gaza!

No soy rubio, no tengo ojos azules, no hablo tu idioma. No como tu comida, no practico tus rituales, no tengo la misma religión, no me parezco a ti, no soy más que otro palestino.

¿Y quién no sabe que los palestinos son una carga extra en la Tierra, que debe desaparecer para que los israelíes puedan vivir en paz?

El 5% de la población de Gaza está condenada y la mayoría de los edificios de Gaza han sido destrozados. En unos años todo estará hecho. La misión se cumplirá.

Para Israel, ésta es la única solución: la Solución Final.